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Junts y ERC buscan acercar posturas para abstenerse en la investidura de Illa

Los independentistas estudian «un acuerdo de mínimos» para dejar al PSC gobernar tras las elecciones europeas

Junts y ERC buscan acercar posturas para abstenerse en la investidura de Illa

Los líderes de ERC, Oriol Junqueras, y Junts, Carles Puigdemont, respectivamente. | Agencias

Pocos discuten en Junts y ERC que el candidato del PSC, Salvador Illa, debe ser el próximo presidente de la Generalitat, el dilema es decirlo en público y ver quién cede sus votos para que esto ocurra. El independentismo se encuentra en sus horas más bajas y ninguno de los dos partidos quiere verse penalizado ante su electorado si pactan con los socialistas, pero al mismo tiempo temen una repetición electoral que solo ahondaría en sus malos resultados. La opción de Carles Puigdemont de ser investido en minoría, explican fuentes de Junts, es una idea que pierde fuerza porque los resultados han sido peores de lo esperado, y ahora toca redefinir su estrategia.

Tras el shock de las elecciones, en ambos partidos empieza a tomar cuerpo la opción de volver a un «acuerdo de mínimos» entre independentistas, relatan fuentes tanto de ERC como de Junts. Esto pasa por evitar que otras formaciones, como el PP, Vox o Comunes, den sus votos a Illa, como sucedió en el Ayuntamiento de Barcelona. Es un escenario que empiezan a sugerir algunas voces, como el exlíder popular Alejo Vidal Quadras.

Esta suerte de frente común independentista para dejar a Illa gobernar en solitario también sería útil para el PSOE en Madrid. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, podría presumir de haber desplazado a los nacionalistas en Cataluña, y tendría también atada la legislatura en Madrid si, a cambio, ofrece contrapartidas importantes para Cataluña. Además, los socialistas catalanes ya han cerrado la puerta a votar a favor de una investidura a Puigdemont. Y este martes, el presidente de ERC también ha confirmado que su partido se quedará en la «oposición». Alejando la posibilidad de un tripartito con PSC y Comunes.

Acordar contrapartidas por la investidura

ERC y Junts todavía arrastran la división de la legislatura anterior y la desconfianza es mutua. Ambos partidos se han lanzado reproches, se han acusado por sus pactos con el PSOE, y todo ello complica una entente real en el corto o medio plazo. Por mucho que Puigdemont haya tendido la mano a recuperar la unidad, la reedición de una lista unitaria no se antoja probable. Sin embargo, ahora les une su temor a una repetición electoral y sus siete escaños decisivos (14 en total) en el Congreso para obligar a Sánchez a mantener abierta la carpeta catalana.

A cambio de abstenerse en la investidura de Illa, podrían acordar algunos puntos que el Gobierno central debería cumplir. Y que el PSC podría estar también dispuesto a defender, ya sea en materia de fiscalidad, nuevas competencias o alguna reforma de la Justicia. De momento es pronto para hablar de propuestas concretas. El escenario actual es lograr esta unidad de acción puntual, aunque hasta después de las elecciones europeas, el próximo 9 de junio, la fuentes consultadas asumen que no se moverá nada. La ley establece un plazo de 20 días hábiles desde la celebración de los comicios para que se constituya el Parlament. Esto nos sitúa al 10 de junio, el día siguiente de las elecciones a la Eurocámara.

Capear el temporal

La posibilidad de que ambos partidos estén en la oposición les sirve, también, para ganar tiempo en esta travesía en el desierto. El objetivo es volver con fuerza. En ERC han sufrido una división interna muy fuerte. Antes de los comicios, sectores del partido se resistían a ser «muleta» del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona, la Diputación y el Parlament. Creen que su política de pactos les ha pasado una gran factura. Y ahora están en proceso de renovación y de buscar nuevos liderazgos.

En paralelo, Puigdemont no ha logrado superar la barrera de los 35 diputados. Pese a que es el mayor activo de Junts, y de haber hecho una campaña con reminiscencias con la antigua CiU, su candidatura no ha logrado estar en sus mejores tiempos: Artur Mas obtuvo 62 diputados en 2010, y 50 escaños en 2012. Ambos partidos necesitan, además, que la ley de amnistía entre en vigor. A corto y medio plazo no parece que puedan tener incentivos para dejar caer al Gobierno.

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