La regeneración de Sánchez

Empezamos mal, porque cuentan en los círculos sanchistas que las medidas de regeneración que prepara el Gobierno se concretarán una vez que se hayan celebrado las elecciones europeas de junio, y por tanto después también de las elecciones catalanas, que están ya ahí mismo. 

Empezamos mal, porque si tan urgentes son las medidas regeneradoras, según Sánchez y sus acólitos, habría que empezar a tramitarlas de inmediato, y si se dejan para después del 9 de junio nacerán con un tufo electoralista que echa para atrás. Nacen contaminadas, o más bien están contaminadas antes de su gestación. Por no mencionar que difícilmente pueden promover medidas de regeneración quienes se han saltado todas las reglas que definen una sociedad con principios y respetuosa con las leyes.

Ejemplos hemos visto hasta la saciedad en estos años de sanchismo, donde la mentira define el mandato de Pedro Sánchez y, ante el asombro de quienes confiaban en la biografía de algunos de sus colaboradores, la mayoría de ellos han quedado abducidos por el presidente y abrazan sus causas, incluidas sus mentiras y decisiones, que dejan los principios convertidos en papel mojado. 

Sigamos con la regeneración que tanto proclama Pedro Sánchez. Es de dominio público que el presidente y sus cercanos la centran en tomar medidas que recorten la capacidad de los jueces y fiscales para hacer cumplir la ley, como es su obligación, y medidas para limitar la libertad y la independencia de los periodistas para opinar como quieran. Esto no va de bulos y de fango, palabras que últimamente pronuncia mucho el presidente, sino de que sufrimos un Gobierno que no acepta que se cuestionen sus propuestas y que arremete con quienes no se doblegan a sus exigencias.

Un presidente que en vez de ser ejemplo de transparencia y dar explicaciones sobre las cartas que escribió su mujer a miembros del Gobierno para recomendar que se diera trato de favor a empresarios que patrocinaban sus másters, ataca de forma inmisericorde a los medios y periodistas que investigaron las actividades de Begoña Gómez. Y, con rostro indignado, anunció los famosos días de reflexión que puso en vilo a la dirección de su partido, que creyó sinceramente que Pedro Sánchez, dolido, desarbolado, dimitiría. 

«Para desgracia de Sánchez, Miguel Barroso solo ha habido uno, sus asesores actuales no tienen ni idea de estrategia política»

Flaco servicio hizo Sánchez a su esposa, porque con sus cinco días de silencio y reflexión provocó que la prensa internacional pusiera el foco en España, y en los titulares de periódicos de relieve internacional aparecían, juntas, las palabras mujer de Sánchez y corrupción.   

Para desgracia de Pedro Sánchez, Miguel Barroso solo ha habido uno, sus asesores actuales no tienen ni idea de estrategia política. Y se nota, vaya si se nota. Conocer las claves de la estrategia política es fundamental, como debe saber ya Pedro Sánchez y empezó a sospechar Feijóo cuando no supo reaccionar, ni nadie de su entorno, al adelantar Sánchez las elecciones del pasado mes de junio. Que ganó Feijóo, pero con menor resultado del esperado por falta de estrategia electoral. Y no pudo llegar a Moncloa.

Estábamos con Sánchez y la regeneración. No es difícil apuntarle ideas con las que se apuntaría buenos tantos. Lo primero, asumir que un jefe de gobierno no puede hacer lo que le da la gana sin dar explicaciones. Y asumir también que si su mujer trabaja, que está en su derecho, debe medir cada paso y asumir responsabilidades si entra en terreno pantanoso. No sirve que la mejor defensa es un buen ataque. Begoña Gómez ha salido muy tocada de estos episodios, y no se trata de bulos, sino de cartas de recomendación de su puño y letra. Y mucho más que está ya circulando por las redacciones, pero que está en periodo de análisis antes de hacerlo público.

Los problemas no los provocan jueces y periodistas, sino la corte de Sánchez y el propio Sánchez que se niegan a reconocer que nunca en los últimos cuarenta y tantos años ha habido en España un gobierno con menos respeto por la democracia.

«Regeneración podría incluir también que el PSOE pida a Óscar Puente que no vuelva a decir lo del puto amo»

Las noticias que protagoniza el Fiscal General del Estado desde el mismo día de su toma de posesión, las reacciones inauditas cuando se ha visto desautorizado por fiscales y por el Supremo, y su decisión de recusar a los magistrados que deben pronunciarse sobre su situación, dan para una de esas series en las que se mezclan jueces, políticos y abogados. Tenemos incluso dos mujeres, por lo menos dos, que darían razón al cherchez la femme francés, que tendrían importante papel en la serie. 

Que no se me olvide: regeneración podría incluir también que el PSOE pida a Óscar Puente que no vuelva a decir lo del puto amo, y que el PP madrileño le diga al director general de Economía que no llame cabrones a sus adversarios. Aunque no sea más que para impedir la vergüenza de vernos tan patéticamente representados. Hay personajes que, incapaces de desarrollar un buen argumento, recurren al insulto. 

Qué país, diría Forges.