THE OBJECTIVE
Pilar Cernuda

La gran decisión

«Sánchez no es víctima de una operación de acoso y derribo, sino víctima de sí mismo. De su soberbia, su arrogancia, su falta de pudor por mentir y engañar»

Opinión
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La gran decisión

Ilustración de Alejandra Svriz

Carta a los ciudadanos anunciando la cancelación de la agenda y una parada para reflexionar sobre su futuro. El lunes anunciará su decisión. Su gran decisión. Si continúa como presidente de Gobierno o se bate en retirada.

Pedro Sánchez, haciendo honor a su trayectoria, en la que jamás asume las consecuencias de sus decisiones sino que ve culpables en todas partes, se considera víctima de una operación del PP y de la extrema derecha, más el sindicato Manos Limpias que ha presentado una querella contra su mujer, que obliga a una investigación judicial. 

Por la mañana apareció en el Congreso con un rictus amargo, pero nada hacía presagiar lo que preparaba, o a qué daba vueltas su cabeza. La primera impresión que provoca su carta es que el hecho de que se puedan investigar las actividades profesionales de su mujer ha hecho mella en el espíritu del presidente, emocionalmente muy tocado. O, lo que sería más grave, que en las últimas horas ha tenido noticias que darían la razón a los medios que han ofrecido datos comprometedores para Begoña Díaz, por posibles gestiones para que el Gobierno diera trato de favor a algunas empresas que patrocinan sus másters en la Complutense y en el Instituto de Empresa. 

Toca esperar. Tenemos por delante cinco días de especulaciones  y análisis sobre cuál ha sido la razón última que ha provocado la decisión de Sánchez de abrir un periodo de reflexión. Cuál la gota que ha desbordado el vaso. Pero, cuando se produce un hecho tan serio como anunciar públicamente que el presidente se está planteando su renuncia, es lógico pensar que la decisión está prácticamente tomada

Si tuviera dudas, lo inteligente habría sido abrir un paréntesis de reflexión con una excusa que le permitiera cancelar la agenda sin provocar la alarma ni disparar la rumorología. La carta que ahora hace pública, en lógica, habría que tomarla como el adelanto de una decisión ya tomada.

«A Sánchez no le han dolido prendas en promover que se investigara a sus adversarios»

No vale el argumento del acoso, de la operación, de la dureza de la situación que está viviendo. No vale. Sánchez, en sus años de gobierno y los anteriores como oposición, ha demostrado que en dureza, acoso al adversario y lanzar insidias contra quienes le ponen chinitas en su camino, no le gana nadie. Nadie. Aguanta todo, excepto que se toque a su familia. Lo que le honra, aunque no le han dolido prendas en promover que se investigara a sus adversarios. 

Desde su gobierno y desde su partido se ha puesto en cuestión la limpieza empresarial de la mujer de Feijóo, al presentarla como posible destinataria de una importante ayuda de la Xunta. Y estos días, Isabel Díaz Ayuso es el objetivo que se ha marcado Sánchez para intentar destruir al PP a través de uno de sus personajes más populares, más sólidos. La pareja de Ayuso está en el centro del huracán desde hace semanas. Se han filtrado sus datos fiscales y se le ha acusado de conseguir importantes beneficios económicos gracias a su relación con la presidenta madrileña. Por no mencionar que también el hermano de Ayuso ha sido víctima de una campaña que quedó en nada, aunque en su caso la inició la antigua dirección del PP… pero Ferraz y Moncloa la utilizan cada vez que quieren pegar fuerte al PP de Feijóo y a la presidenta madrileña.

Tampoco atraviesa Sánchez buenos momentos políticos. Ha perdido prácticamente todo el poder territorial, en las recientes elecciones vascas ha salvado los muebles -expresión en la que hemos coincido muchos periodistas- pero ha quedado lejos de tener protagonismo en el futuro de Euskadi. Y las elecciones de Cataluña del 12 de mayo se presentan muy complicadas para el PSC- PSOE. Muy complicadas. Con un Illa que estos días comparece en comisiones de investigación del Congreso y Senado y se encuentra con que sus explicaciones sobre su relación con Koldo García son objeto de escarnio … porque no se le da credibilidad.  

La mayoría de los ciudadanos a los que Sánchez ha dirigido su carta han perdido la confianza en la palabra del presidente de Gobierno. Y, grave para los socialistas, sus compañeros sanchistas sufren esa misma situación. 

«Le esperan, a la vuelta de la esquina, unas elecciones muy complicadas, con un adversario muy peligroso,  Puigdemont»

Le esperan, a la vuelta de la esquina, unas elecciones muy complicadas, con un adversario muy peligroso,  Puigdemont. Un político independentista que le ha encontrado las vueltas a Pedro Sánchez, y ha conseguido que baile al son que toca. En varias ocasiones, ha presumido Puigdemont de que él cumple lo que predica, lo que anuncia, y menciona los indulto y la amnistía como principales logros. Y recuerda que Sánchez no ha cumplido nada y menciona lo mismo, indultos y amnistía, que no son asuntos menores. A ellos se puede sumar otro logro independentista: la rebaja del delito de malversación y la eliminación de la sedición. Esas son las razones, entre centenares más, que han colocado a Sánchez en una situación que le ha desbordado. No es víctima de una operación de acoso y derribo, sino víctima de sí mismo. De su soberbia, su arrogancia, su falta de pudor por mentir y engañar, de asociarse con quien no se asociaría jamás un demócrata auténtico, de no inmutarse ante los movimientos para romper la territorialidad de España, de defender una política exterior errática que nos pasa factura, de no defender la Constitución ni a la Monarquía, y de convertir en personas con poder a políticos de medio pelo que no tienen más biografía que contar con  un puñado de votos que negociar con Sánchez: prebendas a cambio de apoyos parlamentarias.

Así está hoy España. La pobre España. Pobre por cuestiones dinerarias y laborales y pobre porque ha perdido el crédito que tenía gracias a políticos que defendían los intereses de los ciudadanos, no como ha hecho Sánchez, que defiende a los suyos. 

No hay acoso de PP y Vox, ni de Manos Limpias, ni de jueces y fiscales, que no han cedido a las presiones de Moncloa, ni de medios de comunicación que han ido con la verdad por delante sin comprar los argumentarios que les intentaban colar desde el Gobierno y desde el partido del Gobierno. El problema para Sánchez es que las elecciones catalanas se presentaban como una inconmensurable trampa, porque no tendría más remedio que pactar con los independentistas si pretendía seguir en Moncloa. Con Puigdemont como interlocutor, no con Junqueras o Aragonés, absolutamente dóciles. 

Y segundo problema, pero más importante: la situación cada vez más endiablada de su mujer, con una querella que ha aceptado un juzgado madrileño que se pondrá a investigar sobre las actividades profesionales de Begoña Gómez.  Y la policía judicial es difícil que se deje presionar por el poder, lo ha demostrado sobradamente la UCO que hoy tiene en jaque al Gobierno, al destapar todo lo que ocurría en torno a Koldo.

Esperemos al lunes, y no descartemos que no ocurra nada, sino que estemos ante un nuevo acto estratégico de Pedro Sánchez, que anuncie sus dudas, promueva una aplauso unánime de sus seguidores suplicándole que no se deje amedrantar por quienes lo quieren destruir, que hay que luchar por una España mejor, la sanchista… y Sánchez les consuele con la buena nueva de que, por ellos, seguirá peleando desde Moncloa.

No parece que vaya a ocurrir, pero con Sánchez todo es posible. 

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