THE OBJECTIVE
Jorge Vilches

El partido del Puto Amo

«El PSOE se ha convertido en una máquina de satisfacción de Sánchez y sus demandas suponen la vulneración de la ley y de la Constitución»

Opinión
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El partido del Puto Amo

Ilustración de Alejandra Svriz.

Empiezo declarando que me importa un bledo el PSOE, su servidumbre o independencia interna, la indigencia mental o sapiencia de sus miembros, el borreguismo o la racionalidad de su militancia. El motivo es que considero que el PSOE ha roto el consenso constitucional y la confianza de media España para lanzarse en brazos de los rupturistas que odian el orden constitucional, y que, por tanto, ya no es útil para la democracia. 

El esperpento populista de estos cinco días ha dejado al desnudo una organización que no es homologable con los partidos de gobierno europeos, con esas organizaciones que levantaron democracias en un continente desolado en la segunda mitad del siglo XX. La permisividad que tienen los socialistas hacía un político que ha eliminado el debate interno, la discrepancia, la competencia, la personalidad en cada territorio, o la circulación de las élites es tan pasmosa como denigrante.

El culto al líder, la sustitución de la racionalidad o el acuerdo por la voluntad de Sánchez, nos muestran un partido muy alejado de las costumbres democráticas europeas, y muy cercano a las maneras populistas iberoamericanas. No dudo de que, si seguimos el camino autoritario anunciado ayer por Sánchez en su comparecencia, los socialistas podrán imponer una democracia iliberal de partido único de la ley a la ley. Felicidades a los premiados. 

El espectáculo del sábado, con el comité federal rindiendo vasallaje a su señor, demuestra que ya no es un partido equiparable a los europeos, defendible como institución que hace funcionar la democracia en moderación y pluralidad. A día de hoy es una tropa sumisa a la voluntad del líder, un grupo de bolcheviques aterrados ante la posibilidad de que Stalin les vea que han dejado de aplaudir. De hecho, ya se han hecho listas con los desafectos al Gran Timonel del Progreso. La purga es obligada cuando se pasa al siguiente nivel autoritario. Por eso, García-Page, viendo el percal, salió a defender a Sánchez. 

La sobreactuación de los dirigentes, como MJ Montero, solo tiene ese sentido: que el Puto Amo, en expresión de Óscar Puente, vea quiénes son sus verdaderos vasallos, los que están dispuestos a inmolarse por la causa del sanchismo. Saben que la crisis de Gobierno está a la vuelta de la esquina. La salida de Teresa Ribera, que encabezará la lista en las elecciones europeas, obliga a un cambio ministerial cuya amplitud depende única y exclusivamente de Sánchez. No consultará con nadie. Eso forma parte del poder del líder, la administración a placer de los nombramientos y ceses creando una incertidumbre que incita a una mayor sumisión de los subordinados.

«Sus órdenes conllevan la negación de lo único bueno que el PSOE defendió en su historia: el orden constitucional»

El PSOE se ha convertido en una máquina de satisfacción de Sánchez. El problema es que las exigencias de su líder no son el respeto a las reglas de juego de la democracia, la responsabilidad como sostén de un sistema representativo y constitucional. Las demandas de Sánchez suponen la vulneración de la ley y de la Constitución, la negación de la independencia judicial y del Estado de Derecho, el pisoteo de la prensa libre y de la oposición. En suma, sus órdenes conllevan la negación de lo único bueno que el PSOE defendió en su historia: el orden constitucional. De ahí la hemeroteca canalla con sus declaraciones sobre Bildu y ETA, acerca de los indultos y de la amnistía, y lo mismo pasará con el referéndum de autodeterminación.

Ya no existe el PSOE. Es el partido del Puto Amo. Y es que todo autoritario necesita una organización a sus órdenes, que sirva de tropa para ocupar las instituciones, montar manifestaciones y colocar a sus acólitos en los medios, la educación y la cultura. Necesita el reclutamiento de cuadros dirigentes y medios que coreen las consignas y aplaudan al líder sin rechistar. De hecho, la directora provisional de RTVE alegó como gran mérito ser militante socialista. 

No sé si habrá otra vez un partido de centro-izquierda que ocupe el papel de actor responsable propio de una democracia liberal. Tampoco sé si habrá motivo para que exista, porque las cosas se están poniendo algo más que serias. El problema es que en el marco mental de esta izquierda, en su planteamiento del régimen político, no cabe ya la derecha. Solo cabe el Puto Amo.

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