El PSOE detecta el hundimiento de Yolanda Díaz tras robarle un 30% de sus votos
Constituye un trasvase de voto directo y dejaría a la formación de Díaz en tres escaños
No hay sorpresa porque siempre estuvo en el centro de la estrategia socialista fagocitar a Yolanda Díaz. Pero los últimos datos que cocinan en los fogones de Ferraz dejan un regusto agridulce entre los estrategas socialistas, con la sensación de que quizás se han pasado de frenada. Según ha podido saber THE OBJECTIVE, los socialistas registran un hundimiento demoscópico de Sumar para las elecciones europeas de este domingo 9 de junio. Una caída de un 30% que constituye un trasvase de voto directo hacia el PSOE, y que dejaría a la formación de Yolanda Díaz en tres escaños, dos menos que cuando arrancó la campaña, y seguida de cerca por los dos escaños en los que se sitúa la candidata de Podemos, Irene Montero. Su sumisión a la coalición proyecta a la formación de Pablo Iglesias, a la que Moncloa daba por muerta hace meses, y coloca a Díaz como una subalterna que apenas consigue retener un millón de los 2.200.000 votos de 2019.
Desde el PSOE vaticinan ya un empate técnico, al igual que se da entre las dos primeras fuerzas políticas, PP y PSOE, pero más ajustado incluso. Porque en el caso del duelo Pedro Sánchez-Alberto Núñez Feijóo la distancia es de uno o dos escaños y tres puntos porcentuales, mientras la pugna que se libra en la izquierda extrema podría arrojar un empate a tres escaños con ligera ventaja de Sumar en porcentaje de votos: Díaz no llega al 6% de voto y Montero roza el 5%. En el mejor de los casos, para la coalición, la correlación de fuerzas, según los augurios de Ferraz, puede ser un tres a dos. Pero barajan también un empate a tres escaños, e incluso, un sorpasso de Podemos a Sumar. Un pronóstico que algunos se atreven a hacer con base en la curva creciente de los morados desde hace un mes, cuando Podemos apenas llegaba a un escaño de representación, y Sumar contenía la fuga de voto hacia el PSOE.
La «estrella fugaz o estrella de la muerte»
El balance que hacen fuentes socialistas sobre las dos líderes del espacio a su izquierda es elocuente: la candidata de Podemos, Irene Montero, al alza y «crecida», tanto en sondeos como en debates y actos de campaña; la de la líder de Sumar, Yolanda Díaz, «muy nerviosa, desdibujada» y con una estrategia a la desesperada que le ha hecho transitar de su negativa al insulto al oponente político a mandarlos «a la mierda» el pasado fin de semana para que no gobierne la derecha. Un contrapunto de una líder que ignora a la candidata real de Sumar, Estrella Galán, sobre quien los socialistas hacen crueles apodos, desde «estrella fugaz o estrella de la muerte», dadas sus malas perspectivas de voto.
Sin embargo, tampoco los socialistas tiene muchos motivos para la autocomplacencia. El PSOE resiste, pero se quedaría relegado hasta la segunda fuerza, frente a la amplísima victoria que lograron hace cinco años, con Josep Borrell como cabeza de lista, con un 32,85% de voto. Los socialistas prevén perder casi tres puntos porcentuales, pero confían en mantenerse en el 30% de voto y los 21-22 escaños, a poca distancia del PP. Desde el inicio de la campaña electoral, los socialistas detectaron un empate técnico, que auguraron sus estrategas a THE OBJECTIVE hace semanas, y éste se ha mantenido. Pero lo que aparentemente supone una línea plana que mantiene su intención de voto socialista encierra muchos movimientos cruzados y trasvases múltiples que evidencian un desgaste del PSOE en el espacio del centro político, en favor del PP.
La caída encubierta del PSOE
Las citadas fuentes socialistas admiten que, si existe un 30% del voto de fuga de voto de Sumar al PSOE, y pese a ello se mantiene el mismo resultado de hace unas semanas, «eso significa que nosotros estamos perdiendo voto en favor del PP». Según fuentes demoscópicas, este trasvase entre las dos principales fuerzas políticas oscila entre los 200.000 y 300.000 votos, en torno al 1,5% del voto. Pero se trata de una cifra muy relevante en el momento presente de empate técnico, donde la diferencia entre el PP y el PSOE podría ser precisamente de un solo parlamentario, según algunas encuestas publicadas.
Esto es lo que ha disparado los «nervios» en el PSOE ante la necesidad de apretar en la recta final de la campaña electoral y duplicar los mitines del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y de sus principales espadas. «Cuando Pedro empieza a activar mítines al final, eso es que no vamos bien. Y si dobla actos en Madrid, es que va mal», sostienen dirigentes socialistas. En la última semana, se ha tocado a rebato por parte de Ferraz para movilizar a todo el partido, especialmente en la capital y en las grandes ciudades, donde se libra la batalla de unos comicios tradicionalmente abstencionistas. En el PSOE no elevan sus perspectivas de voto más allá del 45% y creen que la caída, descontado el trasvase de Sumar, responde más a una desmovilización del votante progresista que a una fuga de votante socialista moderado al PP.
El temor radica en que esta desmovilización pueda hacer que el flanco derecho del PSOE se quede en casa en lugar de acudir a las urnas el domingo. Algo que explica que, al margen del diseño de campaña inicial, con el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, como estrella invitada, Ferraz haya ampliado el foco para incorporar perfiles más moderados como los exministros y ex secretarios generales del PSOE, Josep Borrell y Joaquín Almunia. El PSOE intenta retener a su flanco derecho mientras crece por el izquierdo vaciando a su socio de Gobierno. Hace cinco años, el espacio a su izquierda representaba un 10% del electorado y ahora no llega al 6%, mientras el PSOE baja casi tres puntos porcentuales. La consecuencia directa es que si en 2019 el bloque de la izquierda sacó escaños al de la derecha, en 2024 la derecha aventaje en ocho al de la izquierda. Movimientos de tierras demoscópicas que se alinean con la tendencia a la irrelevancia política de Podemos y Sumar. La única sorpresa será si hay o no sorpasso.