Sánchez ofrece a Erdogan los submarinos y fragatas de Navantia para la Armada turca
Los astilleros públicos subrayan su interés por optar a ambos programas que Ankara quiere acometer
El Gobierno español de Pedro Sánchez ha ofrecido al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, durante su visita a Madrid los submarinos de la clase S-80 y las fragatas F110 que los astilleros públicos de Navantia están fabricando en la actualidad para la Armada española, según fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE.
Turquía tiene intención de lanzar próximamente sendos programas de armamento. Navantia ya ha dejado caer su interés por optar a ambos en dos entrevistas que han aparecido recientemente en la revista Defensa Turkey. Así, el director de la división de fragatas y buques de intervención de la naviera española, Eduardo Dobarro, señaló que su compañía «está abierta a colaborar» con la Armada turca en el programa del destructor TF-2000 «y en todo lo que pueda necesitar».
Navantia procedió en agosto del año pasado a la colocación de la quilla en la primera de las cinco fragatas de la clase F110 que la Armada española le ha encargado. La primera F111, llamada Ramón de Bonifaz, será botada en 2025 y entregada a la Marina tres años después. El resto de buques serán puestos en funcionamiento en intervalos de 12 meses hasta 2032, fecha en la que Defensa recibirá la quinta unidad.
Por su parte, el director general del negocio de submarinos y programa S-80, Germán Romero, apuntó en la misma revista que los astilleros españoles estarán «encantados» de cooperar con Turquía en su programa del arma submarina «como ya hemos hecho con los buques de superficie». El directivo español se refiere al buque anfibio portaaeronaves, de tipo LHD (landing helicopter dock), TCG Anadolu, que fue entregado hace un año.
El ofrecimiento de Sánchez a Erdogan se produce después de que el mandatario turco haya enfriado la posibilidad de encargar a los astilleros públicos la construcción de un segundo LHD. Ankara se ha embarcado en los últimos meses en un programa de austeridad para intentar controlar el gasto y la inflación, por lo que las inversiones en grandes contratos como el de un segundo Anadolu han quedado parados por el momento.
Hace ocho meses, la situación era bien distinta. En aquel momento movió pieza en el tablero geopolítico de Oriente Próximo cuando Israel y Hamás habían entrado en su tercera semana de guerra. En un guiño al Gobierno español, anunció en su discurso con motivo del centenario de la fundación de la República turca que Ankara planeaba cerrar en breve un acuerdo con los astilleros públicos de Navantia.
«Concluiremos otro acuerdo con los españoles y, con suerte, aumentaremos nuestros portaaviones a un segundo, trayendo una versión superior del Anadolu a nuestro país», proclamó Erdogan dando a entender que las negociaciones estaban muy avanzadas. Este barco de guerra es una copia del Juan Carlos I, el buque insignia de la Armada española, y del Adelaida y Canberra que Navantia ha entregado en los últimos años a Australia.
El hecho de que el presidente turco lo definiera como un portaaviones no quiere decir realmente eso, pues no tiene capacidad en sus bodegas para transportar cazas de gran tamaño, aunque una versión mejorada del Anadolu significaría que Turquía se acercaría mucho al selecto grupo de siete países -EEUU, China, Rusia, Reino Unido, Francia, Italia e India- que disponen de los colosos más grandes en alta mar.
Erdogan y Sánchez ya hablaron de este segundo encargo a Navantia en noviembre de 2021, cuando se celebró en Ankara la VII cumbre hispano-turca. El primero de los LHD entregados a Turquía en abril del año pasado se construyó en los astilleros turcos con el diseño de Navantia, que cedió la transferencia de tecnología, equipos y asistencia técnica para su construcción en el país otomano, así como los motores, la turbina y el sistema integrado de control de plataforma, entre otros sistemas.
«El primer portaaviones no fue a gran escala. Así que hemos acordado la construcción de un (portaaviones) a gran escala», dijo Erdogan en la conferencia de prensa conjunta con Sánchez. «Y quizás, también alcanzaremos para un submarino. Hay tanto que podemos hacer en la industria de la defensa, incluidos los vehículos aéreos no tripulados armados y desarmados», añadió a renglón seguido el presidente de Turquía hace dos años y medio.
El armamento del Anadolu fue suministrado finalmente por dos firmas turcas. En la operación de Navantia suscrita con la turca Sedef, que empezó en 2016, la compañía pública española se embolsó unos 140 millones de euros y una carga de trabajo para los astilleros de Ferrol y San Fernando cifrada en su momento en casi 900.000 horas.
Turquía se aprieta el cinturón
La idea de un segundo buque anfibio ha sobrevolado los despachos oficiales turcos en los últimos años, pero la caída de la lira turca y la devaluación de la moneda provocó que Ankara descartase inicialmente tal posibilidad. Ahora, tras el último revés de Erdogan en las elecciones municipales, el Gobierno turco se ha vuelto a apretar el cinturón.
Además, ya quedó atrás el embargo de armas que el Ejecutivo español anunció en octubre de 2019 contra Turquía por su intervención militar en Siria. En aquel momento, el veto español tuvo una excepción de gran tamaño, el citado Anadolu, que se encontraba construido al 90%. Desde la empresa pública se subrayó que no se trataba propiamente dicho de un contrato de Navantia, sino de un astillero turco que estaba utilizando la tecnología española para llevar a cabo los trabajos de construcción. Por lo tanto, la decisión española de imponer aquel embargo a Turquía no paralizó los trabajos del hermano otomano del Juan Carlos I.