Díaz coloca de coordinador en Sumar a un excargo de Podemos para calmar a Compromís
Txema Guijarro, uno de los miembros de la gestora de Sumar, defiende un modelo de coalición respaldado por Compromís y Más Madrid
Yolanda Díaz cumplió con el guion esperado y adelantado por este diario. Después del anuncio shock del pasado lunes (un «error de comunicación», para su equipo), la vicepresidenta segunda empujó para que Sumar no nombrara a un sustituto directo, sino a un grupo de cuatro coordinadores transitorios, encargados de pilotar el partido hacia un rumbo todavía por conocer. Díaz quería diluir internamente el poder para garantizarse el control sobre su partido político, aun dejando la coordinación del mismo. Y entre los cuatro miembros elegidos el pasado jueves, destaca el nombre de Txema Guijarro, un activo según las fuentes consultadas para acercar postura sobre todo con Compromís y Más Madrid.
El nuevo equipo coordinador está formado por Lara Hernández, Elizabeth Duval, Txema Guijarro y Rosa Martínez. De estos cuatro dirigentes, elegidos por un grupo de 80 miembros, destaca el nombre de Guijarro, según las fuentes consultadas en el partido de Díaz. Guijarro ejerció durante años el cargo de coordinación del grupo parlamentario de Unidas Podemos. Formó parte de la ejecutiva del partido morado, hasta salir de ella (fue apartado) poco antes de que estallara la guerra con Sumar.
La actual dirección morada, capitaneada por Irene Montero y Ione Belarra, ha puesto una X sobre el nombre de Guijarro. Él forma parte, al igual que otros eximportantes dirigentes de Podemos, de los «renegados» o «traidores». Se la achaca haber sido uno de aquellos que dieron el salto a Sumar en el momento en que Yolanda Díaz lanzó la opa hostil contra Podemos. Los diktat de Díaz llegaron hasta el veto a Irene Montero en las listas de las generales del pasado 23-J.
Sin hiperliderazgo
Podemos entró en una especie de UCI política. Hasta el pasado domingo, cuando aun con un resultado escaso (menos del 4% de votos), logró que Montero e Isa Serra fueran elegidas eurodiputadas. La derrota de Díaz y el empate técnico con Podemos permiten a los morados verse como ganadores morales de la contienda, y ahora afilan las espadas para su venganza con Sumar. Y mientras Podemos se rearma, Sumar intenta lamerse las heridas.
Los cuatro escogidos el jueves tendrán la tarea de insistir en la construcción del nuevo partido y en negociar con las otras formaciones aliadas para establecer los términos de la nueva coalición. IU, Más Madrid y Compromís, sobre todo, achacan a Díaz una dirección demasiado vertical. Hablan de «hiperliderazgo» y piden un nuevo equilibrio de fuerzas. Díaz abre a la fórmula de colegialidad, porque cree que gracias a su vicepresidencia seguirá ejerciendo el «poder real» en la coalición.
El nuevo esquema que se dibujará pronto, según explican las fuentes consultadas, apunta a una «mesa en Madrid» en la que cada partido de la coalición, incluido Sumar, nombrarán a un representante. Este órgano servirá para decidir las listas electorales y los enfoques de campaña, sustrayendo a Díaz y a sus colaboradores más estrechos tener el protagonismo del que gozaban hasta ahora. Y en ese equipo negociador destaca el nombre de Guijarro, porque según las fuentes consultadas fue uno de los primeros en admitir la viabilidad del modelo confederal.
Mesa colegiada
Su nombramiento tranquilizaría a Compromís y a Más Madrid, que empujan hacia la búsqueda de garantizar «horizontalidad» en la toma de decisiones. Las fuentes consultadas aseguran que Guijarro sirve para «calmar a Compromís», porque está «bien visto» por la formación valencianista, que sigue amagando con romper con Sumar. La corriente más autonomista insiste para avanzar hacia un partido de corte nacionalista inspirado en modelos como el BNG o Bildu, aunque la otra, más izquierdista, apuesta por un frente con Sumar.
«Guijarro tranquiliza a Joan Baldoví porque desde el principio estaba muy de acuerdo con su propuesta de confederación de partidos», afirman en Sumar. Baldoví es uno de los referentes de este sector más autonomista de Compromís. El encaje confederal se construiría a través de un «acuerdo de responsabilidades» entre los distintos partidos. Esta «dirección colegiada» serviría para fijar las listas electorales, después de que cada partido aclarara su punto de vista. Díaz también se muestra favorable a este encaje, tras el fracaso de la idea de un Sumar al mismo tiempo partido y coalición en la que se integraran miembros de los demás partidos aliados, con una cuota global del 30% de representación. Esta opción parece ya decaída, aunque Díaz se aferra a la vicepresidencia porque cree que esta es la mayor garantía para seguir siendo la candidata de Sumar del futuro.