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El plan territorial de Sánchez: Montero a Andalucía, Alegría a Aragón y Bolaños a Madrid 

El líder del PSOE ya «ha tomado la decisión» en Andalucía y «quiere matar a Lobato» en Madrid

El plan territorial de Sánchez: Montero a Andalucía, Alegría a Aragón y Bolaños a Madrid 

Los ministros de Pedro Sánchez

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, señaló el lastre electoral de Madrid y Andalucía en la reunión de su Ejecutiva en Ferraz el pasado lunes. Según fuentes presenciales, lo hizo de forma «elegante» y con Juan Espadas «de cuerpo presente», a quien le dijo varias veces «no es por ti, Juan». Quien está en el centro de la diana de Pedro Sánchez es Juan Lobato, aunque en esto poco tienen que ver los resultados electorales de las europeas. Sin embargo, es Andalucía la que exige tomar acciones urgentes y, según fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE, la decisión de Sánchez «está tomada». Tras meses de revueltas provinciales, gestoras en agrupaciones y peticiones de dimisión del secretario general, Pedro Sánchez ha tomado la determinación de actuar en el PSOE andaluz, que encadena cuatro derrotas consecutivas, a cada cual más dramática.

Como adelantó THE OBJECTIVE a principios de año, Ferraz diseñó con Espadas la «operación quirúrgica» de remodelación del Consejo Director del PSOE andaluz para intentar aplacar el creciente ruido interno en la federación más numerosa de España. Aunque, en realidad, fue una operación cosmética destinada a ocultar la moratoria que la dirección federal de Sánchez le concedía a Espadas hasta el otoño de este año. Cinco meses y varias gestoras provinciales después, el ruido ha ido in crescendo hasta convertirse en un clamor y las elecciones europeas han prendido la mecha de una bomba de racimo en forma de peticiones de dimisión encadenadas. En la vasta extensión territorial andaluza, se ha escuchado durante toda la semana el mantra satisfecho de los susanistas, que han sabido aprovechar la reflexión del líder del PSOE en la Ejecutiva: «Ya no somos nosotros, es Ferraz».

Juan Espadas ya sabe que es un líder interino. Y, por ello el pasado miércoles, 48 horas después del 9-J, solicitó intervenir en el pleno del Senado para la defensa de una moción en materia de Medio Ambiente, para implementar el pacto verde europeo. Un movimiento inusual que llamó la atención de los senadores socialistas, porque no es habitual que el portavoz suplante al portavoz de área para la defensa de una moción específica en su campo. Espadas mandaba un mensaje sobre su salida ideal, que coincide con el incesante rumor de los últimos meses: la posibilidad de que Espadas sea nombrado ministro de Transición Energética en sustitución de Teresa Ribera, cuando ésta abandone el Consejo de Ministros en el otoño (octubre-noviembre), precisamente cuando expira la moratoria pactada con Ferraz. Un área en el que Espadas se dedicó hasta 2021, cuando ocupó el cargo de presidente de la red de ciudades españolas por el clima, desde la Federación de Municipios y Provincias (FEMP), y el puesto de presidente de la Comisión de Medio Ambiente del comité de las Regiones y Ciudades de la Unión Europea.

Pese a todo, parece una opción improbable que se limita a los deseos del propio Espadas. Tanto en el Gobierno como en el PSOE descartan absolutamente que el presidente vaya a concederle «la joya de la corona», las políticas de medio Ambiente, y ocupar el puesto de uno de los perfiles más solventes y respetados del Ejecutivo, que además ostenta la vicepresidencia tercera. Un posición demasiado elevada para quien «ha hundido al PSOE andaluz», según los más críticos, y ha convertido el «granero de votos en un agujero electoral». Sea como fuere, la «patada para arriba» lleva barajándose desde hace meses en los círculos socialistas: la entrada de Espadas en el Consejo de Ministros como única excusa para forzar un relevo en el PSOE andaluz, cuyo horizonte orgánico no está previsto hasta 2025. Si es en primavera o en otoño de ese año dependerá de si el Congreso federal del PSOE se celebra en octubre del 2024, como estaba previsto, o se pospone a la primera del 2025. Tras el conclave nacional se celebrarán los ‘congresillos’ en un plazo máximo de seis meses.

Montero «no puede decir que no»

Lo que está claro es que Pedro Sánchez seguirá con su marca de la casa: promocionar a sus futuros barones y líderes territoriales desde el Consejo de Ministros, como hizo con Salvador Illa en Cataluña, Diana Morant en la Comunidad Valenciana, o Carolina Darias en Las Palmas de Gran Canaria. Y es lo que pretende hacer también en Andalucía. Un puesto que tiene el nombre propio de María Jesús Montero. Tanto en Madrid como en Sevilla dan por hecho que «María Jesús vendrá a Sevilla», aunque el trayecto será por ahora de ida y vuelta. Según fuentes gubernamentales, no está previsto que Montero abandone la vicepresidencia primera del Gobierno, y más cuando la salida de Ribera en el otoño, y la debilidad de Yolanda Díaz como vicepresidenta segunda de la coalición, conlleva el riesgo de la descapitalización política en el núcleo duro de Moncloa, en el momento más crítico de la legislatura. En el complejo gubernamental se han puesto ya las cartas boca arriba desvelándose un secreto a voces: «Se ha ido despejando ese escenario». Y aunque inicialmente Montero no quería «ni oír hablar de Andalucía», ha ocurrido como con Teresa Ribera, que no sólo es la mejor opción sino la única. «Montero no puede decir que no», aseguran fuentes gubernamentales.

Sólo ha habido otro nombre en las quinielas: Juanfran Serrano, adjunto a la Secretaría de Organización del PSOE, mano derecha de Santos Cerdán y diputado por Jaén, pupilo de uno de los factótums del PSOE andaluz, Paco Reyes. Aunque su ascenso político ha sido importante, y ocupa un sitio en la «mesa camilla de Ferraz», entre los cercanos al presidente Sánchez, son muchos los que siguen sus pasos con más opciones de futuro que de presente en Andalucía. Porque la realidad es que nadie en el PSOE andaluz ve opciones de ganar en Andalucía en 2026; simplemente de recuperar terreno y reconstruir el partido para tener opciones en 2030. Está descontado que el próximo candidato o candidata «se quemará para despejarle el camino al siguiente», poner las luces largas y coger velocidad.

«Pedro quiere matar a Juan… Ya es tarde para Lobato»

En el mapa territorial que Pedro Sánchez tiene sobre la mesa, ya se han «clarificado» Cataluña, País Vasco, Comunidad Valenciana y Galicia, y hay otros dos territorios marcados en rojo: Aragón y Madrid. En el primero, sólo hay una opción para Ferraz: la ministra de Educación, Pilar Alegría. Ni hay dudas ni hay discusión. Lo que hace meses se descartaba por el entorno de la actual portavoz del Gobierno, ahora se asume con normalidad por varios motivos: la salida de Javier Lambán, la necesidad de controlar el territorio y descabalgar a los críticos que se sublevaron en la confección de la lista a las generales por resistirse al dedazo de Ferraz, y la pérdida de posiciones de Alegría en el núcleo duro de Sánchez, tras los movimientos del Comité Federal que sucedió a la crisis de los 5 días. Pilar Alegría ha pasado de perfilarse como sucesora de Pedro Sánchez a ser sucesora de Javier Lambán, al menos, por ahora.

Otro a quien se situó en las conspiraciones post sanchistas, y en una presunta cena en vísperas del Comité, que nunca tuvo lugar, es Juan Lobato. En el PSOE de Madrid todos conocen la mala sintonía que existe entre Sánchez y Lobato, que el presidente le apoyó «de rebote» en 2021 frente a su amigo, el alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala, y tras descartar la tercera vía de Mercedes González. E igualmente conocen el «enorme cabreo» de Pedro Sánchez con el secretario general del PSOE de Madrid, tras su cascada de entrevistas contra la amnistía, su «tibia defensa a su mujer, Begoña Gómez» tras un silencio inicial, y una campaña electoral en la que, según Ferraz, «se ha puesto de perfil», aunque el entorno de Lobato cuantifique en 17 mitines su actividad mitinera para el 9-J.

Pese al señalamiento de Sánchez en la Ejecutiva, amplificado por la entrevista en TVE y el editorial de El País, la ofensiva contra Lobato y la ruptura entre Ferraz y Buen Suceso nada tiene que ver con los resultados de las europeas. Madrid aportó 782. 765 votos frente a los 732.362 d Cataluña o los 935.603 de Andalucía. Respecto a las generales del 23-J, Madrid subió del 27,85% al 28,15% y Andalucía perdió un punto y medio, del 33,48% al 32,16%. Pese a que la naturaleza de ambas convocatorias electorales no las hace comparables, los menos asiduos de los argumentarios oficiales señalan que, de los 2 millones de votos que ha perdido el PSOE, 600.000 están en Andalucía y 260.000 en Madrid. El problema no han sido los votos sino «el mar de fondo» que arrastra Lobato y que ha hecho naufragar, a ojos de Pedro Sánchez, sus opciones para 2027.

Bolaños, el ‘tapado’ de Sánchez en Madrid

Según el entorno de Pedro Sánchez, «Pedro quiere matar a Juan» y promover una candidatura alternativa en el próximo congreso ordinario del PSOE-M. No habrá ninguna actuación previa, ni una disolución de la federación madrileña como la que ejecutó Pedro Sánchez en 2015 contra Tomás Gómez. Se necesita tiempo y articular un recambio. Según fuentes consultadas por THE OBJECTIVE, el presidente le hizo llegar un mensaje interpuesto tras ponerle la cruz roja el pasado lunes : «O cambias, o mueres». Pero en la cúpula del PSOE y el Gobierno tienen la convicción de «ya es demasiado tarde para Lobato». Ferraz le ha mandado varios mensajes esta campaña: la inclusión de uno de sus mayores críticos, José Cepeda, por imposición del secretario de Organización, Santos Cerdán, en la cuota madrileña de la lista europea, la proyección reiterada de Fuenlabrada, territorio rival de Ayala, y la estrategia coordinada de marcaje mediático a Lobato tras el 9-J. Y si Pedro Sánchez ha dicho basta, Lobato también ha querido salir públicamente a decir ‘hasta aquí’. El martes en los pasillos del Senado, Lobato defendió que «esto no tenía que ver con los liderazgos en las regiones», y el viernes pidió «seriedad» a su organización en lugar de poner y quitar candidatos que «ya no nos vale porque es de esta forma, éste otro tampoco…». Y abogó porque «sólo hay seriedad en Madrid si le damos tiempo a los proyectos».

En el PSOE de Madrid, se habla del «nerviosismo» del líder madrileño, si bien carguen especialmente las tintas contra su número dos, Marta Bernardo, a quien ven «achicharrada» en la secretaría de Organización». Lo cierto es que las quinielas ya han comenzado y son muchos los que figuran en esta lista: Javier Ayala, Pilar Sánchez Acera, Mercedes González, Javier Rodríguez Palacios, Fran Martín… Incluso hay quien apuesta por el diputado Javier Guardiola, como ‘tapado’ de Santos Cerdán y Paco Salazar, aunque en el momento se siente en el banquillo de los futuribles. Sin embargo, ninguno de los anteriormente citados serviría ellos sería una opción de consenso, capaz de frenar la apertura en canal de la organización en el próximo congreso. El partido en Madrid lleva meses posponiendo el debate sucesorio a la espera de ver «qué dice Pedro Sánchez. Si el secretario general elige un candidato, se acabaron las quinielas». Y el hombre que está en la mente del presidente, según deslizan sus cercanos, es Félix Bolaños. El ministro de la cuota madrileña, principal negociador del Ejecutivo, quien, desde hace meses, asume también las tareas comunicativas en la ejecución de la estrategia perfilada desde Moncloa, y uno de los pocos a quien no le ha pasado factura el Comité Federal tras la reflexión de Sánchez. No en vano, Bolaños está llamado a ser vicepresidente político en la próxima crisis de gobierno, y como Montero, se podría beneficiar de la atalaya de Moncloa para su campaña hasta 2027. Sus detractores sostienen que «no es rival para Ayuso» y que la última vez que se enfrentó a ella, «le ganó su jefa de protocolo el 2 de mayo». Pero en Moncloa admiten que «es una opción, no descartable». Lo que aún está por ver que Juan Lobato se retirara de la carrera madrileña o llevará a término su apuesta por dejar tiempo para que se consoliden los liderazgos.

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