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Ribera cede a la presión de Sánchez y aceptará ser candidata a las elecciones europeas

El plan es que la vicepresidenta se mantenga en el Gobierno hasta que pase a ser comisaria

Ribera cede a la presión de Sánchez y aceptará ser candidata a las elecciones europeas

La vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera. | Europa Press

Teresa Ribera no quería ser la candidata del PSOE a las elecciones europeas, pero «la presión ha sido enorme». Según desvelan fuentes socialistas a THE OBJECTIVE, «Teresa ha cedido y ha dicho que sí este fin de semana porque no hay otra opción». Oficialmente, el PSOE mantiene todavía el secretismo y circunscribe la decisión sobre el candidato en el ámbito de «sólo tres personas», entre las cuales se encuentra el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, a quien el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, llamó el pasado miércoles al Palacio de La Moncloa para tomar una decisión urgente sobre la candidatura europea, como adelantó este periódico. La dirección federal dará a conocer su propuesta a lo largo de los próximos días, según fuentes de Ferraz, pero las fuentes socialistas consultadas aseguran que la vicepresidenta tercera ya se ha puesto el traje de candidata europea.

El rechazo definitivo de Josep Borrell la semana pasada a encabezar la candidatura socialista al 9-J obligó al jefe del Ejecutivo a «retornar al plan inicial», y éste siempre fue que la vicepresidenta tercera del Ejecutivo encabezara la lista a las elecciones al Parlamento Europeo. Una opción que quiso evitar a toda costa la propia Ribera, hasta el punto de que Pedro Sánchez se vio forzado a explorar otras opciones. Unas no salieron y las otras no convencieron. Y la negativa inicial de Ribera empezó a generar tensiones con el presidente Sánchez y un distanciamiento entre ambos porque «ella se resistía y entendía que el presidente estaba presionando demasiado a fin de que aceptara». Y así ha sido.

La número cuatro del Ejecutivo intentó desvincularse de la lista europea en la confianza de que surgiera un candidato alternativo que convenciera al presidente. Se buscaron perfiles independientes, fichajes estrella que declinaron el ofrecimiento, y se barajó premiar el trabajo de la cicerone socialista europea, Iratxe García, como «comodín del público», en tándem con la secretaria de Política Internacional del PSOE, Hana Jalloul. Pero, finalmente, se decidió activar una operación impensable hace unos meses. En el clima de continuidad de Bruselas, en el que repiten los primeros espadas de la Comisión y el Europarlamento como Ursula von der Leyen o Roberta Metsola, se le ofreció repetir a Borrell, quien se coronó hace cinco años con el porcentaje más alto de un partido socialdemócrata, un 32,86% de voto. Pero tanto el exministro como su pareja sentimental, Cristina Narbona, a la sazón presidenta del PSOE, rechazaron la oferta de Sánchez.

Solución de urgencia la semana pasada

Como adelantó THE OBJECTIVE, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez llamó al número tres del PSOE, Santos Cerdán, al Palacio de La Moncloa el pasado miércoles por la tarde para tomar una decisión con urgencia. Las agrupaciones del PSOE ya habían empezado a pedir nombres a Ferraz. Las direcciones provinciales y regionales querían saber a quién debían proponer para cumplir con las directrices de la dirección federal. Pero, ante la ausencia de candidato, las órdenes fueron erráticas. En la confianza de que Borrell acabaría aceptando, se deslizó el nombre del Alto Representante de la UE y así se respaldó en las asambleas de algunos agrupaciones en Madrid y Andalucía, «por órdenes de arriba». Pero Borrell ya había dicho que no y este fin de semana se produjo la esperada conversación entre Sánchez y Ribera, la que la también ministra de Medio Ambiente y Transición Energética siempre quiso evitar.

Según fuentes socialistas, «Teresa ha cedido» y ha aceptado encabezar la lista ante la ausencia de candidatos alternativos y ante las malas perspectivas del PSOE en los comicios europeos, en los que se espera «un descalabro». Un varapalo electoral que nadie piensa que Ribera pueda evitar, ni siquiera ella misma, porque «en estos momentos, ni Ribera ni nadie puede ser un revulsivo electoral» que pueda remontar la actual precariedad demoscópica del PSOE. Sea como fuere, en el PSOE hay consenso en que «no había otra candidata» que Teresa Ribera, la candidata natural para suceder a Borrell, siguiendo el patrón de utilizar La Moncloa como plataforma de lanzamiento electoral.

Continuará hasta otoño del 2024

Sin embargo, la elección de un miembro del Consejo de Ministros como cabeza de cartel tiene un doble handicap: el riesgo de descapitalización del Ejecutivo (es la segunda vicepresidenta que abandona Moncloa junto a Nadia Calviño) y la incompatibilidad entre su permanencia en el Gobierno y la recogida de su acta de europarlamentaria. Hace cinco años, Borrell renunció a la misma para prolongar su estancia en Moncloa hasta que asumió su verdadero objetivo: un puesto en el Ejecutivo comunitario, lo cual no se produjo hasta noviembre de 2019. A juzgar por lo que explican fuentes de Moncloa, el patrón será el mismo. Ribera no abandonará el Gobierno hasta otoño de 2024, cuando se conforme el Ejecutivo comunitario, en el que aspira a coronarse como comisaria europea de Clima, con estatus de vicepresidenta de la Comisión.

Para ello, la actual vicepresidenta tercera del Gobierno tendría que seguir el precedente de Borrell y renunciar a su acta de parlamentario europeo tras los comicios del 9 de junio, puesto que el reglamento interno del Parlamento Europeo establece que la condición de parlamentario europeo es incompatible con la de miembro del Gobierno de un Estado miembro, así como otros cargos de representación como el de diputado nacional. Y esta es la intención que verbalizan fuentes gubernamentales y socialistas: que Ribera extienda su presencia en Moncloa hasta el ultimo minuto posible a finales de 2024. Un contexto en el que el PSOE habrá pasado ya el rally electoral de este año y en el que la legislatura nacional está supeditada a las vascas y, en mayor medida, las catalanas. Según su entorno, Pedro Sánchez es consciente de que no puede desprenderse de sus escudos políticos y pesos pesados en un momento de máxima precariedad como el actual. Y, por ello, ha pactado con Ribera una solución intermedia. Una salida europea en diferido compatible con su cartel electoral.

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