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Transición en Moncloa: López se lleva a Hernando a la secretaría de Estado 'digital'

El cuestionamiento de ambos en Moncloa y Ferraz se acentuó en la campaña de las elecciones generales de 2023

Transición en Moncloa: López se lleva a Hernando a la secretaría de Estado ‘digital’

Pedro Sánchez, Félix Bolaños y Óscar López. | Agencias

La salida del ex jefe de gabinete de Pedro Sánchez y flamante nuevo ministro de Transformación Digital, Óscar López, está generando un terremoto en el gabinete del presidente del Gobierno, donde ‘nuevos’ y ‘viejos’ conviven en una transición desordenada a la espera del resto de cambios. Según ha podido saber THE OBJECTIVE, quien fuera su inseparable número dos en Moncloa, Antonio Hernando, seguirá siéndolo en el ministerio. Antonio Hernando se perfila como secretario de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, nombramiento que sería ratificado en las próximas semanas. Un cargo que actualmente ostenta Maite Ledo, quien ha ocupado este puesto con José Luis Escrivá al frente de la cartera de Transformación Digital y Función Pública. 

Fuentes de Moncloa confirman a este diario que también está prevista la salida de quien fuera la jefa de gabinete de López, la socialista madrileña Pilar Sánchez Acera. También ella se integrará en el organigrama de su nuevo departamento, aunque, según las citadas fuentes, no será la jefa de gabinete de López, puesto que ocupó en Moncloa. Una función que, por ahora, sigue vacante en el nuevo departamento. El equipo del predecesor de Diego Rubio se está desmontado en su totalidad. El nuevo director de gabinete del presidente ha mantenido conversaciones con la mayor parte de los altos cargos nombrados por López, con los que no contará para esta nueva etapa. Es el caso de quien fuera director del departamento de Políticas Públicas, José Alarcón, quien abandonará Moncloa con un nuevo destino en el Congreso de los Diputados.

El «misterio» de Mercedes González

Unos llegan y otros van. Este lunes, THE OBJECTIVE adelantó la renuncia al acta de Mercedes González como diputada en el Congreso para ocupar un puesto en el Gobierno. En la víspera del Consejo de Ministros, desde el Ejecutivo apuntan a un nombramiento inminente por parte del órgano colegiado, pero no se confirma su nueva ubicación más allá de su retorno a la Administración pública. Un «misterio» que la protagonista ha conseguido mantener mientras se le ubicaba en los cargos más dispares y variopintos: desde la secretaría de Estado de Interior a la de Telecomunicaciones hasta la presidencia de ADIF, tras la destitución de Ángel Contreras el pasado viernes. Desde Transportes descartan taxativamente este último movimiento, pero no hay más desmentidos sobre su inminente destino.

A la espera de futuros nombramientos y de la remodelación del Gobierno con la salida de la comisaria europea in pectore, Teresa Ribera, en el Palacio de la Moncloa se suceden las entrevistas para los nuevos fichajes políticos del gabinete, al tiempo que circulan las carpetas con los candidatos a ocupar un puesto en el Consejo de Ministros. La expectativa es que habrá pocos cambios y que no serán quirúrgicos, porque lo que se baraja es que se modifiquen competencias de algunas carteras que obliguen a cambiar el decreto de estructura del Ejecutivo. Y esto afectaría al recién llegado del Ejecutivo. Las fuentes consultadas sostienen que la idea del presidente es arrebatarle estas últimas competencias y que se integren en un superministerio de Economía, con Carlos Cuerpo a la cabeza, o que vuelvan al ministerio de Política Territorial, donde se han ubicado tradicionalmente. Algo que se interpreta como una pérdida de poder por parte de quien ha ocupado el ministerio más potente del Gobierno: la dirección de gabinete del presidente.

«Óscar quería irse desde que entró»

Sin embargo, la salida de Óscar López en Moncloa, incluso quitarle las competencias en función pública —que suponen el «marrón» de la negociación salarial con los funcionarios— frente a las que concentran el presupuesto, era el deseo del político vallisoletano. Tras haber ocupado la secretaria general del PSOE de Castilla y León, la secretaria de Organización del PSOE y la portavocía parlamentaria en el Senado, permaneció alejado de la política tras la reconquista de Ferraz por parte de Pedro Sánchez en 2016. Dos años después de esa fase de ostracismo, fue nombrado presidente de Paradores en 2018, donde permaneció tres años, hasta que sustituyó a Iván Redondo como jefe de gabinete en Moncloa. Meses después, y gracias a la mediación de Paco Salazar, Antonio Hernando volvió a Moncloa como número dos del gabinete, tras trabajar junto a José Blanco en la consultora Acento.

El tándem López -Hernando conformaba, junto a Pedro Sánchez, el grupo de ‘los chicos de Blanco’ en Ferraz, cuya amistad se quebró con el derrocamiento de Sánchez en el comité federal del 1 de octubre de 2016. Los más cercanos al presidente del Gobierno cuentan que «Pedro perdonó a ambos tras el 40 Congreso en 2021, pero nunca lo ha olvidado». Y por eso, hasta ahora, Sánchez se ha resistido a darle a Hernando su más oscuro objeto de deseo: el Ministerio del Interior. «Antonio nunca será ministro», sostienen fuentes de Moncloa. También se había resistido, hasta ahora, a hacer ministro a López, quien ya forcejeó para arrebatarle a Félix Bolaños el ministerio de Presidencia en la última remodelación de Gobierno. Ganó Bolaños. Intentó además sin éxito incorporarse a la lista europea. Y ganó Zapatero, colocando a Leire Pajín y Hana Jalloul.

«Óscar quería irse desde que entró», explican fuentes gubernamentales. Su reincorporación fue vista con recelos entre los sanchistas ‘pata negra’ que no olvidan el «complot» de Hernando contra Sánchez en 2016, cuando fue portavoz de la gestora que derrocó al entonces secretario general, tras haber sido su portavoz parlamentario. López apoyó a Patxi López en 2014, y a Susana Díaz en 2016, lo cual les granjeó fama de «traidores y desleales» entre los más fieles escuderos del actual líder del PSOE, que hace meses auguraban su salida de Moncloa y les culpaban de los errores tácticos y estratégicos del presidente.

Tras la derrota de las municipales y autonómicas del 28-M de 2023, el cuestionamiento del tándem de Moncloa fue in crescendo, especialmente tras la convocatoria de las elecciones generales, cuando Sánchez se inmoló en el debate electoral de TVE mostrando un «estado de nervios» inexplicable a ojos de los más conocedores de presidente. Días después del pinchazo televisivo, fue el partido, con Sánchez a la cabeza, el que diseñó una campaña de «humanización de Pedro» que acuñó el mantra del #Perrosanxe. «Pedro estaba sólo», y Óscar López y Antonio Hernando estaban lejos, al margen de una estrategia que, contra pronóstico, se tornó en un éxito en las urnas del 23-J, conteniendo la caída prevista en los sondeos y permitiendo una suma para un gobierno alternativo a la victoria de Feijóo.

«Destierro» de Moncloa, desembarco ministerial

Fuentes socialistas creen que se trata de una «patada hacia arriba», como suele ocurrir salvo contadas excepciones (Iván Redondo) con la salida de un jefe de gabinete: «Siempre se les da lo que piden». Desde hace ya varios meses, fuentes socialistas anticipaban que «Óscar había pedido una salida de Moncloa», incluso su incorporación a las listas europeas, ante la presión creciente que se vivía en el complejo gubernamental. «Trabajar en Moncloa ya era insoportable», describían algunos respecto al clima preveraniego, con la imputación de la mujer del presidente, las informaciones sobre sus actividades empresariales y la tensión que destilaba el gabinete «sobrepasado y superado» por las circunstancias.

Sánchez necesitaba un revulsivo en su núcleo duro, reciclar perfiles y refrescar el ambiente para encarar el complejo escenario de bloqueo legislativo. En este sentido, la salida del tándem López-Hernando se ha visto con buenos ojos en el Gobierno y el partido. Tras meses de rumorología sobre la voluntad de López de abandonar Moncloa y de Hernando de volver a la empresa privada, ambos recalan en un ministerio que, para muchos, es una «buena pista de aterrizaje» hacia el ámbito empresarial, por si vinieran mal dadas. Según Moncloa, Óscar López será «uno de los ministros más políticos» y ocupará un papel decisivo como ‘portavoz alternativo’ de Gobierno, al margen de las funciones de la portavoz oficial, Pilar Alegría. Como su tocayo de transportes, Óscar Puente, o el ministro de presidencia, Félix Bolaños, López será el responsable de «impartir doctrina» y salir a escena cuando le requiera la presidencia del Gobierno. Él mismo ha dicho que «tiene ganas de hablar» tras varios años de oscuridad en los medios de comunicación.

Sin embargo, su papel trasciende con mucho la esfera pública. A López se le entrega un ministerio con un «enorme presupuesto de digitalización», uno de los cuatro ejes tractores de los fondos europeos. Y junto a Hernando, tendrá la llave de la financiación de los medios de comunicación a través de la concesión de licencias audiovisuales o de la rescisión de las mismas si no cumplen con los requisitos establecidos. Es la cara oculta del plan de regeneración democrática que presentará este martes el Consejo de Ministros. Si el ministro de presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes será el responsable del plan jurídico con la transposición del reglamento europeo de medios de comunicación, la pata económica recaerá en el ministerio de López. «Va a manejar mucha pasta», explican fuentes gubernamentales, «y mucho poder en su relación con las grandes tecnológicas». Un poder en la sombra del entramado político-empresarial por su relación con las grandes empresas españolas y extranjeras del ámbito digital y las telecomunicaciones.

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