Ábalos se gastó 600.000 euros de dinero público en compras, restaurantes y viajes
El exministro se dejó medio millón en supermercados, viajes a Rusia y Emiratos y visitas a Revilla y Armengol
José Luis Ábalos se gastó más de medio millón de euros de fondos públicos durante los tres años en los que fue ministro. Como titular primero de la cartera de Fomento y luego de Transportes y Agenda Urbana del Gobierno de Pedro Sánchez, el también exsecretario de Organización del PSOE ganaba unos 73.000 euros; tras ser expulsado de este cargo, llegó a percibir 95.000 euros como diputado del Congreso cuando presidía una comisión de la Cámara Baja; actualmente, ya imputado por cuatro delitos pero reteniendo su escaño raso en el grupo mixto, se tiene que ‘conformar’ con unos 72.000 euros al año.
Sin embargo, estas cantidades son bajas en comparación con los gastos que el exdirigente socialista pasaba al organismo del que fue el máximo responsable. En el periodo en el que se sentó en el Consejo de Ministros, Ábalos reclamó 562.641,85 euros en dietas que cargó a los contribuyentes, tal y como revelan documentos internos del Ministerio de Transportes a los que ha tenido acceso THE OBJECTIVE. La extensa lista de dispendios del político imputado por la trama Koldo refleja que el Estado le sufragaba comidas en restaurantes, viajes de miles de euros e incluso compras de supermercado.
En total, el exministro justificó 34.715,06 euros en gastos de representación, mientras que las cantidades destinadas a viajes superan ya por sí mismas el medio millón: la cifra exacta alcanza los 527.926,79 euros. Su primera etapa en el Ejecutivo central la vivió a todo tren: gastó 158.317,78 euros en los últimos meses de 2018 y otros 224.433,03 en el ejercicio siguiente. En el año de la pandemia, su estilo de vida se moderó: solo pasó al erario público facturas por valor de 68.298,37 euros en 2020. En 2021, hasta su salida del Gobierno en el mes de julio, sus consumos repuntaron hasta los 111.592,67 euros.
Lima, París, Berlín, Casablanca…
En 2018 pidió al ministerio que le abonara 1.630 euros correspondientes a sus compras mensuales en el supermercado (siete en total). Se dejó otros 1.928 euros en 16 cuentas de restaurantes y 1.542 euros en nueve servicios de catering. En viajes, gastó 153.217,21 euros del Estado: sobresalen su paso por Lima, Perú, durante una semana para «apoyar» a las empresas de infraestructuras españolas, con «viaje privado a Cuzco» incluido, y que ascendió a 55.826 euros; una escapada de dos días y una noche a París para reunirse con su homólogo francés y que salió por 6.095 euros; y una visita de tres días a Berlín, 10.519 euros, para asistir a una feria internacional.
En 2019, el entonces ministro gastó 2.991 euros en el supermercado, otros 7.569 en restaurantes y 130 en catering. Además, sus viajes supusieron una carga de 213.743 euros para las cuentas ministeriales. Destacan los 8.717 euros que necesitó para reunirse durante tres días con responsables gubernamentales marroquíes en Casablanca, los 44.000 que se esfumaron en sus cuatro días en México, los 10.944 desembolsados en Estrasburgo para poder reunirse con una comisaria europea, otros 11.306 euros en dos misiones diplomáticas a Bruselas, 5.360 euros en un encuentro de la UE en Luxemburgo y 6.713 euros en una «reunión informal» en Rumanía.
Moscú, Londres, Toronto, Abu Dabi…
Además, en ese mismo año el ministro pasó dos días en el Pirineo ilerdense y andorrano que supusieron un gasto de 4.110 euros para los contribuyentes. Durante este periodo también pagó una suma considerable en dos excursiones breves a Santander: 9.554 euros en total, a pesar de que se puede conseguir alojamiento en un cuatro estrellas de la ciudad por menos de 70 euros la noche, y llegar en tren por 40, algo que seguramente Ábalos sabía mejor que nadie porque era precisamente titular de Transportes.
En ese mismo 2019 viajó también a Moscú, donde se encontró con cargos gubernamentales de Putin a costa de que las cuentas públicas españolas le costeasen 10.212 euros; viajó también a Toronto y Montreal (Canadá) por 24.633 euros y a la capital emiratí de Abu Dabi por 18 000 euros. Dos noches en Londres le salieron a 5.853 euros y por cambiar de nombre el barcelonés aeropuerto de El Prat -que algunos conocen ahora como Josep Tarradellas- e inaugurar unas obras en Alicante, pasó una minuta de 3.151 euros. Eso no es todo; antes de terminar el año también tuvo tiempo de volver a la capital catalana en numerosas ocasiones, en una de ellas para inaugurar el congreso de logística SIL. Sus organizadores, el socialista Consorcio de la Zona Franca de Barcelona, aseguraron que este evento profesional dejó un impacto en la ciudad de 50 millones de euros, aunque no precisaron si en el cálculo se incluye el reguero de billetes que iba dejando el ministro a su paso; en este caso, seis de 500.
25.000 euros para ir a Cantabria
Ya en 2020, el exsecretario de Organización del PSOE se dejó 3.273 euros en 20 compras de supermercado, 5.072 euros en 38 comidas en restaurantes, 231 euros en servicio de catering y 2.497 euros en tres «otros», por lo que cada «otro» costó 832 euros al Tesoro público. Los viajes de aquel año requirieron de una dotación de 57.224 euros. La pandemia de coronavirus obligó a Ábalos a moderar sus visitas al extranjero, aunque no le privó de dejarse 6.195 euros en Bruselas en una única noche. También llama la atención que para ir a Granada y Málaga (dos días y una noche) necesitase casi 7.000 euros.
En su último ejercicio al frente de Transportes, 2021, pasó de nuevo consumos de supermercado (18 compras por un importe de 2 759 euros), 33 cuentas de restaurantes por cerca de 4.000 euros y 1.000 euros más que se gastó en «otros» en una sola ocasión. Aquel año tuvo la oportunidad de visitar los canales de Venecia a cambio de 6.107 euros en solo dos noches. También se desplazó a Luxemburgo y Bélgica para un asunto relacionado con la Unión Europea, dejando 7.500 euros por el camino. Su presencia en Santiago de Compostela para presentar unas obras le salió a los contribuyentes al precio de oro de 5.848 euros; y se hospedó en Cantabria para ver al presidente de la comunidad. Las anchoas con Miguel Ángel Revilla salieron caras: 24.500 euros en total. Inicialmente no se declaró este gasto tan abultado, sino que se corrigió posteriormente para añadir el coste de las «salas de autoridades» y «algún otro gasto adicional».
Las carísimas visitas a Armengol
Durante sus tres años en el ministerio, Ábalos acudió en cuatro ocasiones a Palma de Mallorca para colaborar con la entonces presidenta autonómica Francina Armengol y su Gobierno, unas visitas que costaron 27.517 euros en total. Cada vez que a Ábalos le daba por visitar a su colega, las cuentas del ministerio se resentían, menguando en miles de euros en cada ocasión. En una de ellas, el exministro quiso celebrar la toma de posesión de la baronesa regional por todo lo alto en un viaje que salió por 6.803 euros.
Según la Fiscalía Anticorrupción, Ábalos presumía de tener «ascendencia» en el Ejecutivo regional que lideraba la actual presidenta del Congreso de los Diputados. La Guardia Civil ha intervenido documentación del Govern balear para investigar la compra de mascarillas a la trama Koldo. Hace escasos días, un compañero de partido de Armengol, el presidente manchego Emiliano García-Page, aseguró que a él también le intentaron colar mascarillas de la trama a través del empresario imputado Víctor de Aldama, pero que no le «olió bien». «Probablemente los que tienen intención de corromper llaman a aquellas puertas que son corrompibles», dejó caer.
Más allá de la investigación judicial y policial sobre los contratos públicos de la pandemia, ha habido otros incidentes y polémicas. Tras haber sido ordenada la clausura de los bares por el covid, Ábalos fue pillado una noche de 2020, pasadas las dos de la madrugada, en un establecimiento que debía estar cerrado. A Armengol se le reprocha en Baleares que se negase a investigar los abusos sexuales a menores tuteladas; como presidenta del Congreso, permitió a la diputada de Junts Míriam Nogueras que señalase y acusase de delitos a jueces, periodistas y ciudadanos particulares en la sede de la soberanía nacional, entre otros incumplimientos del reglamento.
El paso de Ábalos por los ministerios de Fomento y Transportes marcó un lastre significativo para los recursos públicos. Más allá de su nada desdeñable salario, exigió el cobro de 200 gastos de representación y 163 viajes nacionales y al extranjero. No es ningún secreto que el exdirigente socialista llevaba un elevadísimo tren de vida. Tampoco escatimaba en gastos para mantener a su amiga Jésica, aunque él asegura que le pagó de su propio bolsillo.
Lo que sí hizo es gastar más de medio millón de euros de la Administración pública en dietas y desplazamientos. En el documental El falsificador, Oswald Aulestia explica que solía despilfarrar 10 000 euros en cada noche que pasaba en Miami. Los datos ministeriales revelan que, en ocasiones, Ábalos llegaba a tener un estilo de vida más caro que el conocido imitador de arte, con la diferencia de que este derrochaba el dinero estafado a sus compradores y cumplió por ello condena en un centro penitenciario estadounidense, mientras que el exministro se limitaba a usar la hucha común como cajero automático, algo que no necesariamente supone un delito en sí mismo. De hecho, se le investiga no por su desmesura en la manutención personal, sino por organización criminal, cohecho, tráfico de influencias y malversación en el ejercicio de su cargo.