Un pestillo 'misterioso', chats borrados y falta de pruebas: las bazas de la defensa de Errejón
Los partidarios del político sostienen que la acusación carece de elementos suficientes como para demostrar la agresión
El ex portavoz de Sumar en el Congreso Iñigo Errejón ofrece declaraciones a los medios tras declarar en los juzgados de Plaza de Castilla. | Europa Press
La declaración del pasado jueves del exportavoz de Sumar, Íñigo Errejón, por un presunto caso de agresión sexual se fundamenta, entre otras cosas, en desmentir las acusaciones de la actriz Elisa Mouliaá. En la denuncia se menciona que Errejón encerró a la denunciante en una habitación durante una fiesta usando un pestillo en la puerta. Así aparece en el texto de la denuncia de Mouliaá presentada en la comisaría, aunque ella dijo el jueves que no podía confirmar ese extremo. Errejón lo niega tajantemente. El investigado reivindica el «consentimiento», pide que declaren los testigos presentes en la fiesta y dice tener los mensajes de un chat entre ambos en Instagram que la actriz borró. Estos elementos, mezclados con la falta de pruebas, representan los ases en la manga de la defensa del político.
Uno de los elementos que se espera que pueda aportar Mouliaá son pruebas que demuestren la agresión sexual de la que fue presuntamente víctima. Sin embargo, el jueves la actriz no llevó ninguna, y el juez le ha pedido que si tiene algo, lo aporte en el plazo de cinco días. Errejón, en cambio, afirma tener elementos probatorios en su favor. El político admite haber toqueteado y besado a la actriz, pero siempre con su «consentimiento». Sostiene que mantuvo con ella conversaciones con trasfondo sexual en las que «hablaban de lo que les apetecía hacer, cómo iban a follar con la otra persona», según la declaración ante el juez a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE.
Hubo, en concreto, dos chats. Uno se produjo en la aplicación de Telegram, donde, sin embargo, no quedan mensajes, puesto que se borraban de forma inmediata. El otro fue en Instagram, donde Errejón sostiene haber guardado sus mensajes, pero no los de Mouliaá, porque los «borró». Y mantiene que los dos siguieron hablando a través de ese canal de forma amistosa hasta 2023. Esa actuación podría servir a la defensa de Errejón para alegar presunta mala fe de la denunciante.
Tres agresiones
Errejón dijo desconocer las razones que llevaron a Mouliaá a denunciarle, aunque apuntó a la búsqueda de notoriedad y dinero. Mouliaá, por su parte, ha reiterado en sede judicial su acusación. Habla de tres presuntos casos de agresión: antes, durante y después de una fiesta privada a la que acudieron en octubre de 2021. Sin embargo, la fecha del encuentro también puede servir a la defensa de Errejón para lograr que se archive la denuncia. En un primer momento, Mouliaá sostuvo que la agresión se había producido en septiembre, pero después se supo que era en octubre.
Aun así, Mouliaá insiste en que fue besada y tocada sin su consentimiento y que en varios momentos tuvo que frenar al investigado, hasta marcharse a su casa. Pero la actriz no ha propuesto que declaren más testigos, mientras que Errejón sí dijo estar a favor de que los presentes a la fiesta -unas ocho personas- sean llamados a declarar. La actriz sostiene que su acompañante se enfadó cuando la vio bailar con un amigo, y que la llevó a esa habitación cerrada. Pero el exportavoz de Sumar niega haberlo hecho «de forma violenta» delante de los presentes.
El pestillo que Errejón presuntamente usó para cerrar la puerta de la habitación en la que se registraron algunos de esos tocamientos podría ser otra clave del caso. El político niega haber encerrado a Mouliaá en la habitación, aunque admite que se apartaron para besarse. Pero todo ello formaba parte, según él, de un «tanteo» que debía acabar en una relación sexual en su piso, donde se trasladaron más tarde. No hay pruebas de que en esa puerta hubiese un pestillo, ni de que Errejón lo usara para encerrar a Mouliaá.
«Contradicciones»
Errejón también sostiene que la actriz «no estaba muy ebria», mientras que ella sostiene que esa noche bebió mucho, y hasta deslizó que el político pudo drogarla sin su consentimiento. Pero también en ese caso, al menos de momento, no hay pruebas al respecto. La acusación de Mouliaá, en definitiva, podría no ser suficiente como para probar una agresión sexual. Eso es, por lo menos, lo que concluyen excompañeros de Errejón en Más Madrid y Sumar. Esos partidos sostienen que la denunciante ha incurrido en varias «contradicciones» ante el juez. Y que eso podría favorecer al expolítico.
Estas fuentes también detallan otro elemento a su favor. Se trata del hecho de que Mouliaá no haya logrado sumar a su denuncia otras mujeres afectadas por presuntas agresiones del político. La propia Mouliaá hizo un llamamiento a otras víctimas a finales de octubre: «Les pido a las demás mujeres que denuncien», afirmó. Entre octubre y noviembre se llegó a especular que Mouliaá podía contar con el apoyo de una decena de mujeres. Pero, al menos de momento, ninguna se ha sumado a la denuncia.
En Más Madrid y Sumar creen que otros partidos competidores del espacio de la izquierda, concretamente Podemos, buscan ampliar la denuncia para convertirla en una causa «colectiva». Su objetivo consistiría en mantener viva una polémica que puede debilitar a Yolanda Díaz y otras dirigentes como Mónica García y Rita Maestre. Los partidarios de Errejón también mencionan el hecho de que la anterior abogada de Mouliaá pidió aplazar el juicio por estar embarazada, aunque creen que fue una excusa para ir a un archivo de oficio. Errejón, en cambio, habló de «mala fe y abuso de derecho» y pidió que no se modificara el calendario del procedimiento. Mouliaá tuvo que contratar a otro letrado cuando el juez decidió convocar a las partes en enero. Todos esos elementos permiten a esas fuentes concluir que lo más probable es que todo quede en agua de borrajas.
