Temor en Exteriores a que Albares dispare los dedazos en embajadas y consulados
Los diplomáticos recelan de que el ministro imponga un número sin precedentes de nombramientos de este tipo

José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores. | Foto: EP
Entre los diplomáticos del Ministerio de Asuntos Exteriores se está extendiendo en los últimos días el temor a que el ministro, José Manuel Albares, se reserve un número sin precedentes de nombramientos a dedo en el concurso de puestos en el extranjero de este año, el llamado ‘bombo’ en el argot diplomático.
En 2024 hubo 13 puestos en embajadas y consulados que fueron marcados con un asterisco por el jefe de la diplomacia antes del reparto de vacantes en el exterior. Con ello, Albares trasladó a la Junta de la Carrera -un órgano consultivo formado por diplomáticos- que no esperaría a conocer su parecer -mediante una terna- para decidir los nombramientos.
Varios diplomáticos expresaron entonces su malestar por el elevado número de esos destinos con asterisco y la extrañeza por la elección de algunos de los puestos, como el consulado en Los Ángeles (EEUU) con el argumento de que se buscaba a «un especialista en Silicon Valley»… cuando el centro tecnológico se ubica en la bahía de San Francisco. O la inclusión por primera vez de la segunda jefatura en la embajada ante el Consejo de Europa, con sede en Estrasburgo (Francia).
La mayoría de esos 13 puestos habían sido solicitados por diplomáticos que tenían la categoría de ministro de primera o ministro de segunda, las más altas, si se exceptúa la de embajador, a la que se suele llegar al final de la carrera diplomática, según desveló la web especializada The Diplomat in Spain. Así, de la veintena de ministros de primera que aspiraban a algunos de los puestos de asterisco, ninguno logró su objetivo y solo cuatro ministros de segunda, de los más de treinta que lo pretendían, fueron elegidos para uno de los puestos en juego: Raúl Bartolomé como número dos en París; Manuel Durán, que fue enviado también a la capital francesa, pero como cónsul general; Alfonso Barnuevo, nuevo cónsul en Rabat; y Santiago Miralles, que de director de la Escuela Diplomática pasó a cónsul en Edimburgo.
El resto de los puestos fueron ocupados por ministros de tercera, consejeros o incluso secretarios de primera, como fue el caso de Javier Echeandía, elegido para ocupar la segunda jefatura en la Embajada en Moscú después de que ninguno de los ministros o consejeros para quienes estaba abierto el puesto optaran a él, posiblemente por las dificultades en tener el visto bueno de las autoridades rusas en plena guerra diplomática con España.
Exteriores cuenta con una lista actualizada de 33 puestos en los que no es preceptiva la propuesta de la Junta de la Carrera (ver abajo), pero no es una foto fija de vacantes porque no todas las plazas se cambian en este 2025 -13 ya se renovaron en 2024, por ejemplo-. Además, Albares puede imponer algún asterisco más si lo estima conveniente.

Este ‘bombo’ de 2025 se espera que tenga «muy pocos puestos» en liza y, por contra, muchas candidaturas ante el clima que se respira dentro del ministerio tras los polémicos ceses de las últimas semanas, sobre todo tras la Conferencia de Embajadores que se celebró el 13 y 14 de enero en Madrid. Al «embudo» de este año se une que un buen número de diplomáticos tiene que salir al extranjero tras cuatro años destinados en servicios centrales. Así que si Albares aumenta el número de plazas con asterisco, habrá menos puestos a estudiar en la Junta de la Carrera mediante ese cauce consultivo que limita la discrecionalidad del ministro de turno.
El departamento de Albares ya registró un récord en la convocatoria interna de plazas en el extranjero para 2024: un total de 330 diplomáticos, un tercio del total en activo, pidieron ser destinados fuera de Madrid y ocupar alguno de los 123 puestos que estaban en juego en embajadas y consulados. Entre los solicitantes había una quincena de subdirectores generales, una cifra sin precedentes, subrayaron fuentes diplomáticas a THE OBJECTIVE en aquel entonces.
Normalmente, cada mes de febrero se suelen presentar entre 200 y 210 diplomáticos, pero el año pasado se produjo un pico con los mencionados 330 candidatos. Esa cifra tan alta fue la prueba, a juicio de las citadas fuentes, de que se había extendido el descontento entre los diplomáticos que estaban destinados en Madrid.
Sobre todo tras comprobar que Pedro Sánchez había confirmado a Albares al frente de la diplomacia española en noviembre de 2023, lo que llevó a muchos de ellos a querer salir al extranjero para estar tres o cuatro años destinados lejos de los servicios centrales. Entre los 330 solicitantes hubo un número significativo de veteranos diplomáticos, por lo que se produjo una dura batalla por la asignación de plazas, con más de un damnificado.