La exconcejal de Vox en Valencia se pasa a los no adscritos: «Se han burlado de mí»
Cecilia Herrero deja entrever que su voto será decisivo en futuras decisiones: «La aritmética es la que es»

La hasta ahora edil de Vox en el Ayuntamiento de Valencia Cecilia Herrero. | EFE/Biel Aliño
El Ayuntamiento de Valencia se tambalea tras la contundente rueda de prensa de Cecilia Herrero, quien oficializó el pasado jueves su baja en Vox y este lunes ha anunciado su pase al grupo de los no adscritos. La ya exconcejala de la formación de Santiago Abascal no ha ahorrado críticas hacia la dirección nacional, a la que ha acusado de abandono, falta de apoyo e incluso de burlarse de las amenazas que ha recibido en los últimos meses.
Su salida supone un duro revés para el equilibrio de poder en el consistorio y ha dejado en el aire el futuro de María José Catalá como alcaldesa de la tercera ciudad de España. En su comparecencia, Herrero ha desglosado los motivos de su renuncia, denunciando que la dirección de Vox no solo la ha dejado sin respaldo en un proceso penal por delitos de odio, en la que se encuentra inmersas tras denuncias de PSOE y Compromís, sino que tampoco ha actuado, a su juicio, tras las amenazas que ha recibido por defender el mismo discurso del partido sobre inmigración ilegal.
«No he recibido ningún apoyo ni humano ni jurídico», ha afirmado la edil, quien ha revelado que en su propia vivienda han aparecido pintadas con esvásticas y mensajes en los que le deseaban la muerte. «No solo no se han solidarizado conmigo, sino que se han burlado de la situación», ha declarado. Además, ha denunciado la existencia de informes internos manipulados y maniobras de «mobbing laboral y personal» por parte de algunos asesores vinculados a la dirección nacional del partido.
A estas acusaciones ha sumado un episodio concreto del 27 de octubre de 2024, cuando, según ella, un alto cargo de Vox la llamó por teléfono con «gritos y malas formas» para intentar impedir que ejerciera su derecho a la defensa judicial. «Esto no es política, esto es persecución», ha asegurado.
La renuncia de Herrero a Vox y su pase al grupo de los no adscritos supone un nuevo obstáculo para la estabilidad del gobierno de la alcaldesa María José Catalá. Con esta salida, Vox ha quedado reducido a dos concejales dentro del equipo de gobierno, perdiendo la capacidad de garantizar una mayoría estable junto al Partido Popular.
«Haré lo que me dicte la conciencia»
Esto deja a Catalá en una situación crítica, obligándola a negociar con los concejales díscolos para poder sacar adelante cualquier iniciativa en el pleno. «La aritmética es la que es», ha afirmado Herrero ante los medios, dejando entrever que su voto podría ser decisivo en futuras votaciones y que, por el momento, no se ha comprometido con ningún bloque político. «Haré lo que me dicte mi conciencia y mi fidelidad a mis principios», ha sentenciado, dejando abierta la posibilidad de votar en contra del gobierno municipal.
Con un pleno municipal en el que el PP cuenta con 13 concejales y Vox con solo dos, el equilibrio de fuerzas se ha roto. La oposición formada por Compromís y el PSOE suma 16 ediles, lo que convierte a los no adscritos en la clave para la gobernabilidad. Si Herrero y Juanma Badenas decidieran votar junto a la oposición, Catalá podría enfrentarse a una situación insostenible.