Un juez de Valladolid rebaja dos años la pena del 'violador del ascensor' por la ley del 'solo sí es sí'
El hombre cumplirá 20 años de prisión en lugar de los 22 iniciales gracias a la norma del Ministerio de Igualdad, que ha bajado más de 140 condenas
La Audiencia de Valladolid ha acordado rebajar de 22 a 20 años de prisión el conjunto de penas al agresor sexual múltiple O.S.P.W, conocido como el ‘violador del portal’, tras revisar la condena y aplicar al condenado los beneficios de la Ley de Garantía de la Integridad y Libertad Sexual, también conocida como la ley del solo sí es sí
La resolución estima así la petición realizada por la propia Fiscalía de Valladolid, según la información del Gabinete de Prensa del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León recogida por Europa Press.
En aquella sentencia que fue más tarde confirmada por el Supremo y que ahora ha sido revisada a la baja en dos años, el tribunal sentenciador, la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia de Valladolid, consideró probado que entre los meses de febrero y junio de 2008 el encausado abordó a tres mujeres en plena calle o en el portal de su casa, violó a una de ellas, lo intentó con otra y agredió sexualmente a una tercera.
El fallo recogía casi íntegramente la totalidad de las peticiones que habían sido formuladas por el Ministerio Fiscal y la acusación particular, es decir, una condena de cuatro años por la agresión sexual, otros seis por la tentativa de violación y doce por la violación consumada, junto con 36 días de localización permanente por tres faltas de lesiones y, en concepto de indemnizaciones, el pago de 31.845 euros.
De estas indemnizaciones, N.G.C, víctima de la agresión sexual, percibió 490 euros por las lesiones sufridas y 6.000 euros por daños morales; G. de la F.D, a quien el acusado trató de violar, recibió 150 por lesiones y 9.000 por daños morales, mientras que la víctima de la violación consumada, R.A.G, fue indemnizada con 1.205 euros por las heridas y 15.000 por los daños morales.
Tres agresiones rebajadas por el ‘sí es sí’
La acusación particular, que representaba a la mujer violada, había pedido una pena de doce años de cárcel por dicho delito, como así ha acordado la Sala, doce días de localización permanente por una falta de lesiones y, en concepto de indemnizaciones, 2.029 euros por lesiones y 25.000 euros por daños morales.
En el transcurso del juicio, que se celebró a puerta cerrada, el acusado reconoció haber mantenido una relación con la joven violada, aunque aseguró que fue consentida, mientras que rechazó haber participado en los otros dos hechos que se le imputan.
La detención del citado individuo, con domicilio en Valladolid, tuvo lugar el día 29 de junio de 2008 tras violar a una mujer en la calle Portugal, en el Paseo de Zorrilla. El violador fue detenido sobre las 6.00 horas cuando una llamada alertó a la policía de que se escuchaban gritos de una mujer en un portal de referido paseo. Hasta el lugar se desplazaron dos patrullas municipales, cuyos agentes observaron en el suelo, junto a la entrada del portal, objetos personales de una mujer.
Así, cuando accedieron al lugar de los hechos mantuvieron un fuerte forcejeo con el presunto violador, quien consiguió escapar inicialmente, si bien poco después fue interceptado en la intersección con la calle Capuchinos.
Fruto de las pesquisas posteriores, la policía imputó al detenido una agresión sexual cometida el 24 de febrero en la calle Juan Mambrilla y una violación fallida 19 de abril en la calle Nebrija.
Un agresor violento
En los tres casos, el ‘modus operandi’ empleado por O.S.P.W. fue similar al utilizado en la que motivó su detención, ya que, simulando que portaba un arma, abordaba a las mujeres en plena calle o a la entrada de algún portal ubicado en cualquier zona de la ciudad poco transitada.
En todos los casos utilizó gran violencia, arrastró a las mujeres sujetándolas del cabello, las tapó la boca y nariz para evitar gritos y les propinó golpes en la cara y en el cuerpo, sin llegar a consumar la violación, no por su falta de empeño sino por la fuerte resistencia ofrecida por las víctimas, que llegaron a pegarle puñetazos, agarrarle sus órganos sexuales con violencia o a gritar tanto que al final fueron escuchadas por algún viandante, provocando la huida del agresor.