La narcolancha que mató a los guardias civiles de Barbate es propiedad de un marroquí
En su declaración, el investigado Mustafa C. negó su implicación y reveló datos sobre la barca que arrolló a los agentes
El dueño de la narcolancha cuatrimotora que supuestamente mató a los dos guardias civiles en el puerto de Barbate se llama Karim, es de nacionalidad marroquí y vive en el reino alauí. Es lo que reveló uno de los seis investigados por los dos presuntos asesinatos y otros cuatro en grado de tentativa, Mustafá C., en su declaración ante la juez que instruye el caso, incorporada al sumario, y a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE en exclusiva. El detenido, al igual que el resto de tripulantes imputados, admitió que iba en una de las embarcaciones que se refugiaron por el temporal en el recinto portuario, pero negó que embistiese la neumática de la Guardia Civil. Aseguró que fue otra lancha, también de cuatro motores y con una antena, la que acabó con la vida de los agentes.
Según su testimonio, la narcolancha en la que también iban el resto de imputados (José Israel A.B., Francisco M.P., más conocido como ‘Kiko El Cabra’, José Jairo P. G, José Antonio G.C. y David G.N.) estaba situada en una zona próxima «a una boya roja» del puerto, junto a otras dos de dos y tres motores; y en otra ubicación, «cercana a una boya verde», estaban las otras tres, de tres y cuatro motores. Y habría sido esta última la que, con ayuda de otra embarcación, se lanzó contra la zódiac del Instituto Armado en repetidas ocasiones. Una goma, propiedad del citado marroquí, «en la que iban a bordo cuatro personas, dos de nacionalidad española y otras dos en situación irregular. La nuestra también era de otro marroquí», ha apuntado.
«Es la que mató a esa gente»
«Es la que mató a esa gente», insistió Mustafá C. en su declaración como imputado ante la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Barbate, el pasado 12 de febrero. Los supuestos implicados en el asesinato de los funcionarios policiales negaron en sede judicial su implicación en los hechos, y defendieron que tras advertir el barco de la Guardia Civil, se resguardaron en la «boca de salida» del puerto y, desde allí, a «unos 600 metros de distancia», vieron cómo la otra embarcación «daba vueltas a su alrededor» y, finalmente, «la partía en dos».
Una coartada que, según señalaron, pueden demostrar con un vídeo «donde se ve todo» y que grabó desde su embarcación uno de los tripulantes investigados, Mustafá C., cuando se produjo el ataque a la neumática oficial. El joven marroquí aseguró ante la instructora, ante la que no está obligado a decir la verdad al no tener condición de testigo, que mandó a un familiar un archivo «de unos 40 segundos» poco después de que la narcolancha embistiese a los agentes. En la misma línea, Francisco P. M., alias El Cabra, también manifestó que el vídeo, incorporado a la causa, revela audios de los implicados, sorprendidos ante el ataque: «Vaya porrazo les han dado a los hijos de p…».
Un fallo en la dirección de la narcolancha
El relato del tripulante de la narcolancha, Kiko El Cabra, y del resto investigados difiere sustancialmente de la versión que recogen los atestados y la investigación de la Guardia Civil, según revelan sus declaraciones. Francisco M.P, José Israel A.B. y Mustafá C. explicaron que decidieron ir al puerto de Barbate por el temporal, pero también por «un error en la dirección» y otra serie de averías en la narcolancha. Motivo por el que, una vez allí, sobre el medio día del pasado 9 de febrero, habrían llamado a los otros tres investigados, José Jairo P. G, José Antonio G.C. y David G.N. para reparar el problema, que tardaron en solucionar entre «dos y cinco horas», han declarado.
De este modo, siempre según el relato de los investigados, los supuestos mecánicos, que todavía estaban en la narcolancha cuando se produjo el ataque a la Guardia Civil, se vieron obligados a quedarse en su interior. «Los chavales no podían irse porque sabíamos que todo eso era ilegal. Nosotros acudimos cuando nos llamo ‘el Kiko’ porque solemos apañarnos entre nosotros para arreglar estas cosas», han señalado los investigados. «Asustados», decidieron refugiarse casi en la salida del puerto y posteriormente salir del recinto portuario.
Sobre por qué desembarcaron, tras la huida del puerto, a tres de los implicados en Sotogrande sobre las 00.45 horas del día 10 de febrero, y posteriormente se fueron con la embarcación mar adentro, José Israel A.B. relató que fueron «ellos —los supuestos mecánicos— quienes se lo pidieron porque no tenían nada que ver». Asimismo, manifestó que ellos «tenían ordenes de custodiar la narcolancha durante toda la noche», por lo que tuvieron que marchase. Sin embargo, «el temporal y un error en los motores» les llevó a ir a tierra y embarrancar la neumática en la Playa de La Hacienda, en la Línea de la Concepción, donde fueron finalmente detenidos.
Monitorizados desde Barbate
Hasta ese momento, habían estado monitorizados por la Guardia Civil. En primer lugar, arrestaron a José Jairo P. G, José Antonio G.C. y David G.N., tras seguir el rastro de la embarcación, desde el Puerto de Barbate hasta Sotogrande, donde, por medios técnicos del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) del Instituto Armado, fueron observados hasta que la narcolancha los desembarcó. Los investigadores verificaron su participación en los hechos a partir de las cámaras del Puerto de Barbate horas antes de que sucediesen los hechos, y también por las prendas que portaban dos de ellos y que varios testigos, desde otros barcos, reconocieron durante el arrollamiento.
Horas después, sobre las 13 horas, el mismo sistema y un avión de la Guardia Civil que se desplazó hasta la zona del Estrecho de Gibraltar observó cómo la misma embarcación se refugió tras un carguero, hasta que, por la mañana del día siguiente, fue vista aproximarse a La Línea. Allí, los otros tres investigados la abandonaron y se ocultaron entre la vegetación de la zona, siendo detenidos posteriormente, tras haberse llevado a cabo un dispositivo de cierre de la zona que impidió que pudieran huir.
Cuando fue intervenida la embarcación, los investigadores comprobaron que se trataba de la misma con la que se habían cometido los hechos, la noche anterior. Una narcolancha de cuatro cuatro motores fueraborda —siendo la única con esas características que se encontraba en el Puerto de Barbate, según han acreditado las pesquisas a partir de distintos vídeos— con dos antenas de sistema de radar, una de ellas desprovista de la carcasa superior de color blanco y con daños compatibles con el impacto con la embarcación de al Guardia Civil. Entre ellos, restos de color verde y amarillo, los mismos que portaba la zódiac siniestrada.