«He hecho las paces con Dios. Espero que encontréis la paz», declaró poco antes de fallecer, según informaron las autoridades penitenciarias tejanas. Sus abogados pidieron en el último momento un aplazamiento a la Corte Suprema, pero la máxima instancia jurídica de Estados Unidos lo rechazó la noche del jueves.
Edwards fue condenado junto a su primo Kirk Edwards por el asesinato en 2002 de dos empleados de una sucursal de la cadena de comida Subway en la ciudad de Dallas. Ambos huyeron, además, con los 3.000 dólares de la caja. Edwards había sido despedido del local unas semanas antes y un testigo le vio deshacerse del arma del crimen en una papelera cercana. Aunque las investigaciones confirmaron su participación en el doble homicidio, no quedó claro el papel que tuvo en el atraco. Sus abogados, a través de un perito, demostraron que él no disparó. A diferencia de su primo, el joven no tenía antecedentes. Kirk Edwards aceptó una condena de 25 años de cárcel después de llegar a un pacto con la fiscalía.
Terry Edwards, por su parte, fue condenado a la pena capital tras un juicio en el que fue mal defendido, según sus abogados, que denunciaron que los potenciales miembros del jurado pertenecientes a minorías fueron apartados del proceso sistemáticamente. Al final, el jurado que le condenó estaba formado por 12 ciudadanos blancos. El diario Dallas Morning News pidió el miércoles en un editorial la suspensión de la ejecución porque el caso tenía demasiadas dudas no resueltas.