Agencias de viajes

Algo supuestamente divertido

Algo supuestamente divertido

Me alegro que Venecia haya dicho basta. Sus calles, su plaza de San Marcos, sus escondrijos sí que merecen una visita. Pero reposada. No a un camarote que flota en unas aguas tan ondulantes como la felicidad que vende la agencia de viajes.

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