'Matadero de reputaciones' y cancelación de Cervantes
«El libro de Julio Valdeón es una guía de perplejos y perseguidos, de contemporáneos que han sido cancelados o condenados, con o sin juicio»
«El libro de Julio Valdeón es una guía de perplejos y perseguidos, de contemporáneos que han sido cancelados o condenados, con o sin juicio»
Voxismo, listeriosis, reinhumación, postprocés, sedición: Esta lista contiene aquellas palabras que, por novedad o reiteración, han ahormado la actualidad
El caso ha devenido en carnaza para las clases de ética, donde la controversia acerca de la pena de muerte ya sólo planea sobre los animales. La misma Bensheim-Auerbach, la localidad del oeste de Alemania a la que los medios han vuelto los ojos, se ha convertido en el plató de un psicodrama global, confusamente engarzado con la arena política.
Les propongo un ejercicio insólito. Se trata de anotar a todas las víctimas de ETA que puedan recordar por el nombre y, al menos, el primer apellido. Un memorial, en efecto, tan voluntarioso como injusto y escuálido.
Algunas están por novedosas, pero el criterio de inclusión no tiene que ver con que la Academia les haya abierto las puertas (admisión, ay, que tantas veces supone un fin de trayecto), sino con su timbre de almanaque o, si se quiere, su vigencia periodística.
Hace años, la plaza de San Jaime, en Barcelona, solía ser un espacio presidido por la sobriedad.
La expresión más delirante de este fenómeno se cifra en el hecho de que uno de los comentaristas parlamentarios de la edición local del periódico, Manel Lucas, sea el mismo Manel Lucas que, disfrazado de Francisco Franco, protagonizara hace una semana un sketch en TV3 en que, a ritmo de rumba, acusaba a la policía nacional de apalear ancianas bajo los efectos de la cocaína.
Despejar el edificio, apostarse en la azotea y practicar un boquete en el muro a modo de tronera. Desenrollar la esterilla, quitarse el correaje y disponer, conforme a un orden, tres botellas de agua: una para ir escupiendo el tabaco de mascar, otra para beber y la tercera, vacía, para mear.
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