Hace algunos años recibí de regalo un libro llamado Paulina. Le confieso que sentí emoción al saber que existía un escrito que llevara como título el nombre de mi hija mayor. Si. Usted sabe que las madres somos así.
Contaba Ana María Matute que su primer contrato lo rubricó su padre, insistiendo, eso sí, a la editorial Destino para que engordaran las 5.000 pesetas del adelanto. Luego llegarían otros, siempre bajo la inquisidora mirada de un hombre tutelando sus pasos.
La vida de Ana María Matute comenzó el día en el que escuchó por vez primera una mágica frase: Érase una vez Desde entonces, todo se removió en su interior y después un encuentro dulce le reveló que sería una contadora de historias.