La protesta se inició en torno a las nueve de la noche del martes, cuando más de medio centenar de internos protagonizaron un intento de fuga, que más tarde se convirtió en motín. Los inmigrantes amotinados iban armados con azulejos y barras de hierro fruto de algunos destrozos ocasionados, según fuentes policiales. Tras intentar salir por la cocina, unas 70 personas de los 138 internos que hay en total se sumaron a la protesta y se instalaron en el patio con mesas y sillas. Tras unas horas de alta tensión, los agentes antidisturbios entraron en las instalaciones y pusieron fin a la situación de manera pacífica. “No ha habido motín, ha sido intento de fuga”, aseguró un portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Cataluña, que indicó que en ningún momento ha habido enfrentamiento con los internos ni personas heridas.
El motín de anoche fue el último incidente de un mes especialmente conflictivo que se inició con la huelga de hambre simbólica que un grupo de internos convocó en solidaridad con los internos del CIE madrileño. Fuentes policiales se quejan de falta de medios humanos y materiales, y de que el CIE vive en una situación poco clara, que limita los derechos tanto de los internos como de las personas que trabajan en él.