
«Tomaterapia»: la Tomatina llena otra vez de rojo Buñol en un año «complicado»
La 78 edición ha avanzado rápidamente y con el segundo camión ya el rojo era el color dominante de la localidad valenciana
La 78 edición ha avanzado rápidamente y con el segundo camión ya el rojo era el color dominante de la localidad valenciana
La localidad valenciana de Buñol celebra su mundialmente conocida Tomatina, una tradicional «batalla campal» a tomatazo limpio que espera más de 20.000 participantes. Este año presenta la principal novedad de una entrada VIP a 500 euros para vivir la fiesta a bordo de los camiones desde los que, durante una hora, se lanzan 120.000 kilos de tomates blandos y maduros no aptos para el consumo pero sí como proyectiles. La fiesta valenciana está declarada de Interés Turístico Internacional. Más de 150 agentes de la Guardia Civil participan en el dispositivo de seguridad puesto en marcha para la celebración este último miércoles de agosto de la Tomatina.
La batalla de tomates más grande del mundo, declarada de interés turístico internacional, comienza este miércoles 30 de agosto. Este año, la fiesta popular celebra su 76° aniversario.
Durante la mañana de hoy, la munición de esta particular batalla de tomatazos se ha convertido en jugo de tomate tiñendo de rojo a personas, calles y fachadas.
Alrededor de 15.000 personas han participado este miércoles 31 de agosto en la 75ª edición de la Tomatina de Buñol (Valencia), que, tras dos años de cancelaciones por la pandemia de Covid-19, ha regresado “más buñolera” y “familiar” ante el descenso de visitantes extranjeros y la mayor presencia de vecinos de la localidad.
La Tomatina celebra su 75 aniversario con 130 toneladas de tomate en las calles de Buñol. Repasamos las mejores imágenes de la fiesta más sabrosa del verano.
La Tomatina de Buñol (Valencia) ha teñido de rojo este miércoles las calles de esta localidad valenciana a causa del lanzamiento de 145.000 kilos de tomate en una fiesta declarada de interés turístico internacional en la que han participado unas 22.000 personas, según Efe. Los participantes se han enfrentado desde las 11 de la mañana hasta las 12 del mediodía, cuando sonó la carcasa que dio fin a la Tomatina. Esta fiesta, que coincide con la del patrón de Buñol (San Luis Bertran), comenzó de manera fortuita el último miércoles de agosto de 1945 y, desde entonces, se ha celebrado cada año, excepto entre 1950 y 1957, cuando fue prohibida por las autoridades.
Los participantes deben abonar 10 euros por la entrada a un recinto con un aforo limitado de 20.000 personas para evitar colapsos y ganar espacio. Además, las medidas de seguridad han aumentado con un mayor protocolo de actuación contra la violencia machista y homófoba. Según su alcalde, Rafael Pérez, “desde el año pasado se ha puesto en marcha campañas de sensibilización sobre esta cuestión que puede tener lugar durante momentos previos o durante la celebración”. Para ello 350 agentes vigilarán la fiesta, declarada de Interés Turístico Internacional.
Sin embargo, la Tomatina no sólo ha levantado buenas críticas a nivel internacional. En Nigeria denunciaban el “desperdicio de comida”. “Querida España, por qué desperdician tomates cuando aquí en Nigeria se han vuelto un bien de lujo”, expresa un internauta en su red social.
Nigeria, segundo país de África productor de tomates, está sufriendo desde tres meses una gran plaga de una polilla llamada Tuta absoluta, apodada como ‘el ébola del tomate, y que ha acabado con el 80% de la producción nacional. Esto ha provocado un incremento del precio de esta hortaliza que puede considerarse obsceno: una cesta de tomates ha pasado de valer 1 euro a 35 en tan solo tres meses.
Agosto es un mes fiestero. Al menos, en España. Fiestas patronales en cada pueblo, tradiciones para revivir los orígenes de muchos… Cualquier excusa es buena para divertirse. Sin embargo, entre tantas festividades que réune el octavo mes del año en España, hay algunas que son referencia mundial. Son esas experiencias que, al menos, has de vivir una vez en la vida.
Terminamos por comprender que en unos años viviríamos en un mundo con fronteras más difusas y un flujo de información en todas direcciones que sería extraordinario para nuestra evolución. Y algo de razón hay ahí algo.
Hay que ver la subasta de los Hospices de Beaune, la gran ceremonia anual de los vinos de Borgoña, en un marco histórico que nos recuerda un milenio de viticultura y de artesanía bodeguera.
Para llegar a la convicción de que este mundo está loco, no hace falta husmear mucho en las noticias que nos llegan de todas las partes del mundo. Aunque nosotros, los españoles, en eso de las rarezas no quedamos lejos.