«Voy a dar cinco razones de andar por casa para defender la causa noble e imperfecta del patriotismo»
«La democracia parlamentaria, la iniciativa privada, la libertad de expresión, son evidentes objetivos a destruir para Iglesias, y lo es una institución esencial, la Justicia independiente»
«Una de las noticias intelectuales del año viene siendo, desde hace unos cuantos, el libro de Manuel Arias Maldonado, quien ha alcanzado la meritoria cadencia de Woody Allen con sus películas»
«Los grupos comunistas en la universidad monopolizaron la oposición al franquismo e intervinieron en los campus con los mismos procedimientos totalitarios y tergiversadores que ellos criticaban»
«Esa izquierda doliente, permanentemente enamorada de las luchas legendarias del pasado y de un futuro cada vez más distópico que utópico, entrega el presente a un neoliberalismo cada vez más envalentonado»
«El apretón de manos del Siglo XXI fue posible porque no existían cordones sanitarios»
En algún momento volvió a ser trendy ser comunista, porque la gente cabreada se traga cualquier cosa. En el tiempo que yo he sido conservador, liberal, socioliberal y meramente perplejo, una o dos generaciones se han descubierto en una ardorosa militancia sobrevenida.
“El hombre del tanque” —bajo ese nombre ha pasado a la historia el héroe anónimo de Tiananmen— es el signo, a la vez, de la fragilidad y la grandeza de la persona ante la maquinaria del poder.
Michael Ignatieff es un intelectual atípico, con costumbres nada propias de su gremio: está dispuesto a remover las bases de su pensamiento si la realidad lo requiere y a escuchar a quien le habla. Su último libro, Las virtudes cotidianas: orden moral en un mundo dividido, acaba de ser publicado en español por la Editorial Taurus y presentado por Aspen Institute España.