No comparto la idea y la teoría de los que dicen que los de Joachim Löw, ganaron al estilo España. Decir eso es faltarle un poco al respeto a un fútbol que a lo largo de los años, con mejores o peores jugadores, siempre ha estado ahí luchando por los títulos.
Lo que puede hacer el seleccionador es cambiar cuatro piezas e incorporar músculo en este equipo cansado. Su guardia pretoriana está agotada. Pero le cuesta aceptarlo, quitar galones y dejar en el pasto a las vacas sagradas.
Al lado del estadio ya se ha construido una favela, la Copa del Pueblo, en el que se han instalado unas mil personas del Movimiento de los Trabajadores sin Techo. La razón es simple. «En ese estadio es donde deberíamos ir a vivir. Ahí tendríamos baño».
Pau merece más. Merece estar sano, merece jugar la Copa del Mundo 2014 en España, merece ganarla y merece llevarse el trofeo al jugador más valioso. Y que nosotros lo veamos.
Más de una y más de dos veces me ha aburrido soberanamente ese rondo gigante que practican los nuestros cuando el rival se cierra en torno a su portería