Luchar contra la mentira (o la sonrisa de Madame Rieux)
«Hay momentos donde levantar la voz es un imperativo social y personal»
«Hay momentos donde levantar la voz es un imperativo social y personal»
Me recorre un escalofrío al darme cuenta de lo poco que hace falta para entender al otro cuando lo amamos de verdad
«Apenas seis meses han bastado para sentir que esa calle era nuestra casa, rodeados como hemos estado de tanta bondad, de la que ha acendrado el sufrimiento, la que, admirada, nos recompone y reconcilia con el mundo»
La tecnología avanza imparable y se asocia a todas las disciplinas del saber y a todas las expresiones de lo humano. No hay semana en cualquier capital del mundo occidental que no esté sembrada de conferencias y mesas redondas sobre el impacto de la tecnología en el futuro del trabajo, la neurociencia, el arte, la cocina, el derecho o el futuro de las ciudades.
El liberalismo sin raíces por una parte y los vertiginosos cambios tecnológicos por otra han dado a luz sociedades sin raíces en las que la pregunta por la propia identidad es una exigencia existencial
El renacimiento de Europa que auguraba Zambrano no sucederá sin esa “revolución” primera y más esencial, que es la revolución existencial
El poder y sus peajes de acceso, nos confesamos, parecen obligar a sus candidatos a una frialdad y un calculo que deshumaniza hasta el punto de convertir casi todo en medida y estrategia
Lo últimos días nos han regalado una nueva polémica política: la del debate entre los candidatos a las elecciones del próximo 28-A.
Desde que en febrero de 2001 se presentase por primera vez la secuencia del genoma humano el desarrollo tecnológico ha allanado el camino al descubrimiento de herramientas terapéuticas basadas en la predicción genética.
Barcelona, vuelvo a casa (Espasa), es el libro que tenía que ser, aunque no sea el que más nos habría gustado a quienes queremos conocer a Manuel Valls y no solo al candidato a la alcaldía de Barcelona. La coyuntura para la que ha sido parida esta biografía (darse a conocer al pueblo de Barcelona) determina cada frase, cada párrafo, cada capítulo, haciendo parecer la vida de Valls una marcha inevitable hacia el número 1 de la Plaza de San Jaume, como si haber sido primer ministro francés hubiera sido solo un entrenamiento a la verdadera batalla: destronar a Ada Colau formando un frente que aglutine a Ciudadanos, PSC y PP.
Yeats comentaba que las correcciones que se podían añadir a la prosa eran infinitas, pues las reglas de ésta no eran fijas. Por el contrario, decía el poeta, cuando al sentarse a escribir, se daba con la forma y el contenido de un poema, era como el “clic de una caja al cerrarse”. A ese clic se refería David Foster Wallace para describir la sensación que le generaba la lectura de determinados autores: era como si, al leerlos por primera vez, algo hubiera hecho encajado. La atracción estética es para mí un misterio insondable. Hace mucho tiempo que me resulta asombroso observar la versatilidad de la belleza, las formas inverosímiles en que ésta nos penetra y pulsa las teclas de nuestro espíritu.
El pasado lunes Facebook inauguró una sala muy especial en sus oficinas. La compañía de las relaciones, la amistad y los likes, parece querer asumir su responsabilidad en la contienda política global construyendo un centro de operaciones contra la manipulación de los contenidos colgados en su red.
Cuando terminaban las clases, se suspendía el tiempo. Los que teníamos pueblo, dejábamos nuestras ciudades para ingresar en una dimensión diferente.
Ufano, el nuevo presidente, ha dedicado sus primeras semanas a formar un gobierno que, como me confesaba hace no mucho una/o diputada/o de Ciudadanos o Ciudadanas, “en gran medida habríamos podido proponer nosotros mismos”. Lo que muchos, también en el PSOE, pintaban como un gobierno liminal entre Rajoy y nuevas elecciones, se ha convertido en un ejecutivo con intención de agotar la legislatura. Pedro está en su derecho, así lo quiere nuestro sistema parlamentario. Él mismo no tardó en dejar claro que no tiene prisa por convocar elecciones y, en efecto, los ministros del nuevo gobierno no son ministros de paso.
La alarma causada por las fake news y su impacto en el comportamiento de los consumidores de información ha llenado los periódicos. Además de despertar la reflexión acerca del valor de la verdad, este fenómeno ha puesto de manifiesto, llevándola a su extremo, la tendencia humana a dar crédito, a priori, a la información que confirma una opinión ya adquirida.
Hace algunos años leí Mi Enemigo Mortal, la tremenda novelita de Willa Cather, esa gran desconocida de la literatura norteamericana, quizás demasiado injustamente eclipsada por Faulkner. Las apenas ochenta páginas del relato, narrado a través de los ojos de una joven del mismo pueblo que los protagonistas, describen la historia de amor entre Myra Driscoll y Oswald Henshawe.
El odio terrorista ha golpeado de nuevo a Francia, esta vez en Carcassone y Trèbes. Redouane Lakdim, un joven de 25 años nacido en Marruecos y de nacionalidad francesa robó un coche en Carcassone, matando al conductor e hiriendo al copiloto. Después, a pocos kilómetros, ingresó en un supermercado al grito de “¡Soy un soldado del Daesh!”. Allí acabó con la vida de un dependiente de la tienda y uno de los clientes. Los relatos que nos llegan cuentan que, poco después, el asesino se parapetó detrás de una mujer, usándola como escudo humano.
Desde hace años y gracias al desarrollo tecnológico la planificación urbanística está dirigida a la construcción de ciudades inteligentes basadas en la optimización de los recursos y el uso de la tecnología para mejorar la vida de los ciudadanos. En su versión más extrema, algunos proyectos urbanísticos tienen como objetivo evitar, con la ayuda de algoritmos cada vez más sofisticados, todos los inconvenientes de la vida en común. Songdo, en Corea del Sur, o Masdar, en Abu Dabi, son dos de los ejemplos más conocidos de lo que algunos han llamado Ciudades Utópicas.
La discusión en torno a las fake news y sus múltiples variantes copa no solo las tribunas de las principales cabeceras nacionales e internacionales, sino que preocupa a políticos y a altos cargos en las agencias de inteligencia de muchos países. Su efecto en el clima político norteamericano, en la campaña por el Brexit o en los meses aciagos de la traca catalana preocupa a muchos, especialmente cuanto más se sabe acerca de sus promotores.
El columnista David Blázquez valora los primeros meses en el poder de Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos, con las promesas cumplidas y las desestimadas.
El columnista David Blázquez valora los primeros meses en el poder de Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos, con las promesas cumplidas y las desestimadas.
Hace algunos días, supe de las complicaciones en el embarazo de una muy buena amiga. El dolor sereno –imagino que a ratos proceloso– y lleno de preguntas sobre el significado de la vida con el que su ella y su marido están surcando ese meandro temprano de su convivencia daría para uno y mil artículos y para uno y mil silencios.
Decía san Pablo en una de sus cartas que quien está en pie debe cuidar de no caer. Otro Pablo, santón para los suyos, parece que no supo –o no pudo, paradojas del lenguaje– mantenerse en pie. Al espaldarazo interno del Bis de Vistalegre le siguieron trompicones varios hasta que Cataluña le dio la puntilla. Puntilla política, se entiende, que la taurina habría obligado a los Mossos a llevar a alguno a la cárcel.
El primero del año tiene la virtud de abemolarnos el alma, devolviéndola, aunque solo sea durante unas horas, a su timbre original: la apertura y la espera. Al debe y al haber de lo vivido, a los cálculos del año que termina, le siguen sin solución de continuidad las esperanzas ante el año que nace.
Antes de que enero nos catapulte al futuro con sus propósitos de comienzo de año, dejémonos juzgar por diciembre, el mes de los balances. El propósito es como una flecha que lanzamos al horizonte, que vuela por los meses y que esperamos ver, al final del recorrido, clavada en la diana. Bajar kilos, subir escalones en la carrera profesional, enderezar esa miseria recurrente que nos hace tan arduo el reflejo del espejo, la media maratón…
Las celebraciones de octubre de 1917 se han multiplicado por doquier, excepto en Rusia. Allí lo que se festeja es un zarismo redivivo. La Revolución de Octubre, que fue en noviembre, ha dejado tras de sí muchos números, el más macabro de los cuales, el de los muertos de esa fecha y de las que siguieron. Pensar en los lager es pensar en sus millones de muertos, en sus incontables sufrimientos.
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