El jardín de Cañete
Lo reconozco. Me apresuré al tachar de soporífera la campaña a las europeas. Nos quedaba mucho por ver y sobre todo por oír. Es lo bueno de las campañas, que son como montañas rusas, y de ésta más de uno se está deseando bajar.
Lo reconozco. Me apresuré al tachar de soporífera la campaña a las europeas. Nos quedaba mucho por ver y sobre todo por oír. Es lo bueno de las campañas, que son como montañas rusas, y de ésta más de uno se está deseando bajar.
Pero lo peor de Cañete no ha sido perder con Valenciano -que ya es todo un alcorconazo-, sino perder el debate sobre el debate, o sea, perder dos veces. Mucho ánimo a los chicos de Génova. Un par de consejos más de Arriola, y conseguís resucitar al PSOE.
El debate (por así decirlo) entre dos personalidades políticas no sirvió nada más que para resaltar aspectos visuales. Los nervios de una, el manuscrito del otro, el eslogan de uno y el eslogan de la otra.
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