MyTO

Escritura

  • Tres delicias

    Algo que ciertamente no se nombra con la palabra azar, sino con la palabra amistad, hizo que en el último tramo de mis lecturas de 2018 hubiese tres auténticas delicias. Tres libros elegantes, vitales y fecundos, con su puntito de melancolía, que es la señal de la alegría que va en la corriente del tiempo:

  • Amar la espera

    Este año nos ha regalado muchos libros maravillosos. Varios de ellos han venido a lomos de Libros del Asteroide, esa editorial que es fuente de alegría y de pesar: alegría entre las manos y pesar en la billetera.

  • Cómo tener talento

    ¿Se nace o se hace? ¿Es el talento como la rosa, que solo puede ser rosa si nace del rosal? ¿Qué es exactamente el talento? A veces decimos eso de tal o cual tiene mucho talento para la escritura y no nos paramos a ver de dónde parte ese talento, pues lo percibimos como algo que ya ha sucedido, un todo, sin desgranar sus ingredientes.

  • La maldición del tímido

    Siempre ha sido así: se me hace costoso, y hasta frustrante, materializar mis interioridades, volcarlas hacia fuera. Y es que en el caso del tímido este cisma tan humano —el de los dos hombres: el privado y el público— es abismal, mucho más lacerante.

  • Julio Llamazares: «El Valle de los Caídos es el panteón más siniestro que hay en España»

    Diez años dan para mucho. En ese tiempo puedes, por ejemplo, cumplir el propósito de algún año nuevo y dejar el tabaco. Si eres novelista, por ejemplo, puedes recorrer España bajo el pretexto de visitar catedrales y escribir dos libros imperiales que sirvan como termómetro de un país que cambia sin parar. Una década da para mucho. Julio Llamazares acaba de publicar Las rosas del sur con Alfaguara, la continuación de Las rosas de piedra (2008), un proyecto que comenzó incluso antes: hace 17 años.

  • Dios no escribía en prosa

    El que acepta que este mundo que vivimos no está hecho de unos y de ceros, que su dimensión más real no es la de que describen los científicos o enciclopédicos, sino precisamente la espiritual, aquella hecha de historias (humanas, personales, universales) y metáforas y sensaciones.

  • Paisajes lunares

    Recorro estos días paisajes lunares. Cañones, valles desérticos, nombres evocadores que aparecen en el mapa cuya realidad está alejada de la evocación que promete su nombre. A través de las ventanas del coche, que siempre se dirige hacia una misma dirección –como si hubiera un tesoro encerrado en esa “x” imaginaria a la que me aproximo–, observo cómo la luz va cambiando y cómo los paisajes parecen siempre distintos en su infinita sucesión.

  • El final de las primeras veces

    En un tiempo lejano, ya oculto por la telaraña de la desmemoria, cualidades como la templanza, la prudencia, el respeto, la discreción o la lealtad se consideraban valores a elogiar, defender e imitar en el ejercicio de la política. Son cualidades antiguas, valores de ese lento y parsimonioso mundo de ayer en el que todo era sólido y seguro.

  • La desconocida de la foto

    Los escritores recibimos con cierta regularidad esta pregunta: «¿Cuánto hay de realidad en lo que escribes?». Tanto lo he analizado, desde todos los puntos de vista, que se ha convertido en mi obsesión. Ya saben, los escritores, dicen, tienen una obsesión y en realidad, todas sus novelas van del mismo asunto. La mía es esa. ¿Qué hay de verdad aquí? Pero en contra de lo que la mayoría de la gente opina, no me refiero a qué hay de verdad en mis ficciones, sino a todo lo contrario. Lo que yo me pregunto es qué hay de verdad en mi realidad.

  • Doce neopalabras de 2017

    Fundéu ha elegido doce palabras que definen el año que está al cabo de transir. El canon dice que el uso crea nuevas palabras para designar realidades también nuevas. Pero en muchas ocasiones lo que vemos es lo contrario: palabras sin más realidad que la voluntad de alguien de crear una realidad nueva. Veamos las palabras que ha elegido la fundación.

  • Andrés Barba, Premio Herralde de Novela por su obra ‘República luminosa’

    El escritor español Andrés Barba ha sido el ganador del XXXV Premio Herralde de novela, dotado con 18.000 euros, con su obra ‘República luminosa’ (presentada bajo el seudónimo de Thomas de Quincey). El argentino Diego Vecchio, con ‘La extinción de las especies’, ha quedado finalista. El ganador se ha impuesto entre las cinco novelas finalistas de las 626 presentadas al galardón, ha anunciado la editorial Anagrama.

  • 5 poemas cantados para recordar a Rafael Alberti

    El 28 de octubre de 1999 se despedía para siempre uno de los grandes poetas de la Generación del 27 y de España, Rafael Alberti. Entre sus grandes hazañas, además de haber llenado con sus versos las páginas más importantes de la poesía contemporánea, también está la de colaborar en la evacuación de los fondos del Museo del Prado para evitar la destrucción del patrimonio español por los bombardeos de los sublevados.

  • Casetas grises

    Esto de que quieran ahora ‘animar’ la Cuesta de Moyano no me hace mucha gracia, la verdad. Las ciudades han de tener también un sitio para el desánimo, y en Madrid la Cuesta de Moyano cumplía estupendamente la función.

  • El delirio del capitán Nemo

    Hola, me llamo capitán Nemo y soy grafomaníaco. Llevo más de 7 horas sin coger un bolígrafo. Hoy a las 9:33 de la mañana dejé de escribir. He venido aquí para poner punto final a esta condena infinita de la letra escrita. He sido capaz de escapar de la escritura y a la caligrafía. Soy miembro de la parte de La Résistance. Son 7 horas seguidas sin anotar nada. Sin esclavitud. Ni una palabra, ni una cita. Nada. Todavía siento ganas de sentir con mis dedos el tacto singular de mi moleskine. Echo de menos el tejido lineal de la caligrafía. No solo eso. Durante 7 largas horas no he tomado una fotografía. Nada de nada. Ni un selfie. No me he grabado ni siquiera para editar un recordatorio en el smartphone. Me aguanto las ganas de entrar a ese Bosque Sagrado que es Twitter y abandono el teclado. No escribo versos medidos ni comedidos. Hoy son las 16:16 del día 16 del mes 16 del año 16. No es fácil. Lo suponía. Lo estoy pasando mal. Me cuesta resistir. Un extranjero como yo, de insigne apellido, oh, Dios, no aguanto más y lo suelto. Recuerde conmigo al hijo aquel de Salamanca, Torres Villarroel, hijo de librero e ilustre poeta ilustrado, aunque bien parecido a aquel, sabrá ya, que yo no soy él. Don Diego fue lector de libros antiguos y rimador que escribió en el siglo diecisiete, lo que me recuerda que son ya más de siete horas, más de siete, las horas que llevo yo sin probar la textura del roce del pincel de tinta negra sobre el cándido papel.

  • Las formas y el fondo

    En la era en que la palabra bien escrita y el telefonazo para charlar con los amigos han sido sustituidos por el rápido SMS, es probable que suenen a superfluas las viejas reglas que distinguían a la persona educada de la que no