Escribo estas líneas desde un pequeño hotel de La recoleta, en el centro de Buenos Aires. Por aquí nadie te habla de Rajoy y Sánchez. Un editor independiente que no escribe al dictado de nadie publicita su cabecera diciendo “un medio creíble en un país increíble”. Macri ha sacado la guadaña y ha comenzado a podar corruptos, choros, golfos apandadores, y la tarea le va a llevar años. Confían en él, porque a peor era imposible ir. Lleva menos de un año y ahora recién comienza a dar la impresión de que las cosas pueden ir mejor, aunque la inflación sigue disparada y el personal lo sigue pasando mal. Una de las tareas más crudas que tiene por delante es esta de acabar con la violencia de las barras bravas en los estadios. Y eso que Macri, ex presidente de Boca durante 10 años, el club más poderoso entre los poderosos, conoce la materia mejor que nadie. La doce es una de las barras más bravas que se conocen.