La vida política transita a gran velocidad. Hace apenas un año que los europeos recibieron con entusiasmo la elección de Joe Biden como 46º presidente de los Estados Unidos. Un año después, la relación transatlántica no vive sus mejores momentos. El acuerdo AUKUS, la salida apresurada de Afganistán, la revisión estratégica de la OTAN o el giro asiático han revelado una agenda poco generosa con las expectativas europeas, que con toda probabilidad habían sobredimensionado el interés de la nueva presidencia por los asuntos continentale