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Tiempo para vivir

Yo, como la mayoría de la gente, no poseo una cuenta de ahorros tan abultada como la del señor Zuckerberg. Y no porque no trabaje, que quede claro, pero por regla general los sueldos medios no se acercan a lo que este señor factura ni en sueños.

Solo es un número

Solo es un número

Solemos juzgar a la gente por las acciones que llevan a cabo. Si la edad que tienen corresponde con sus actos. Lo que no nos paramos a pensar es que el mundo evoluciona y la gente con él.

La era de la comunicación incomunicada

La era de la comunicación incomunicada

Las redes sociales y las aplicaciones – ¡el WhatsApp en cabeza!- han comido terreno a lo afectivo y las relaciones físicas. ¿Amor líquido? La tecnología, en vez de complementar nuestra vida, a menudo la sustituye. ¿Estamos perdiendo nuestra esencia humana?

Muertos vivientes en la redes sociales

Muertos vivientes en la redes sociales

¿Qué pasará cuando hayamos muerto? La gran pregunta existencial cuenta ahora con un pequeño apéndice, que cobra cada vez más importancia: ¿qué pasará con nuestras redes sociales y con nuestra vida digital cuando hayamos muerto? Aunque muchos no lo sepan, los datos son propiedad del usuario y morirán con él salvo que haya dejado sus contraseñas a otra persona. No obstante, casi todos contemplan excepciones. Google, por ejemplo, admite: “en casos excepcionales podemos proporcionar el contenido de la cuenta de Gmail a un representante autorizado de ese usuario”.

Chicos malos

Chicos malos

Los chicos malos siguen teniendo un potente imán para muchas mujeres. Básicamente el atractivo es sexual, pero también existe la fantasía de encontrar su lado tierno y ser la novia que lo consiga domesticar.

Cajas

Cajas

Para tener en nuestras manos cosas sofisticadísimas como un iPhone o una televisión de plasma necesitamos algo tan humilde como cajas de un mismo tamaño. Y barcos, claro. Muchísimos barcos

Pateras

Pateras

Siguen llegando pateras con seres humanos que se juegan la vida a cambio de la esperanza de un futuro mejor. A veces las cuchillas les cortan y otras sencillamente se los traga el mar.

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