Una obra de arte en la oscuridad
Pasa el avión delante de la luna. Alguien, desde el suelo, lo fotografía. Una preciosidad. Sin preparación alguna, sin que el piloto se haya enterado. Una maravilla sin querer, en la noche de Argelia.
Pasa el avión delante de la luna. Alguien, desde el suelo, lo fotografía. Una preciosidad. Sin preparación alguna, sin que el piloto se haya enterado. Una maravilla sin querer, en la noche de Argelia.
¿Por qué una foto entre millones termina convertida en icono? Lo desconozco, y para ser sincero, prefiero que siga perteneciendo al terreno de lo mágico, como el destino, el azar y el amor.
Un viaje sin fotos es una mierda de viaje. Por eso es necesario compensar a quienes tengan sus fotos con el filtro smog que hace imposible distinguir si la muralla que sale al fondo es la china o la de Ávila.
Pienso que quizás hoy nos falta mucho de todo esto. Somos incapaces de detenernos ante una emoción, mucho menos ante un charco, una pequeña flor o la sencillez de un pan. Necesitamos aprender a mirar.
La cara es el espejo del alma. Y el calzado también. Mirad la cara de alguien y luego mirad sus zapatos y comprobaréis que se parecen. Nada expresa mejor la ausencia que el calzado vacío.
Una de las secuencias más impactantes de La Lista de Schindler muestra a una niña judía que vaga perdida con su abrigo rojo entre la multitud en blanco y negro camino del campo de concentración.
La fotografía de este hombre resume a la perfección la imagen del futuro que teníamos quienes hemos conocido un mundo sin teléfonos móviles y sin conexión a internet.
A veces a instantes de una catástrofe, a veces a centímetros de ella. Juglares de nuestro siglo, contadores de historias en imágenes. ¿Es suficiente su arma para mantenerle a salvo?
La idea que hoy tenemos de una noticia es algo que se asocia por necesidad con la imagen consiguiente