En las últimas décadas, las autoridades sanitarias han coincidido en advertir a la población sobre los riesgos que conlleva la ingesta de azúcar. Su consumo tiene incidencia en las enfermedades de corazón, en la obesidad, en la diabetes o en la aparición de caries, entre otras. Esta alarma ha provocado que la sociedad se conciencie sobre los efectos nocivos del azúcar. Y, por su parte, compañías como Coca-Cola han utilizado su potencia económica para crear lobbies que impulsaban estudios científicos que trataban de desmontar las teorías anti azúcar. Ahora parece que al fin se han rendido a la evidencia científica: Coca-Cola, por ejemplo, ha cerrado hace unos meses el European Hydration Institute (EHI), organismo destinado a la financiación de estudios científicos sobre hidratación, y ha disparado su aportación a sociedades científicas hasta alcanzar los 1,5 millones de euros en donaciones.