La muerte de Isabel Solá fue recordada por el Papa Francisco durante el acto de canonización de la Madre Teresa de Calcuta. «Quisiera recordar a los que dan su vida al servicio de los hermanos en contextos difíciles y con riesgo. Pienso especialmente en tantas religiosas que dan su vida sin nada a cambio», ha señalado el Pontífice. Isabel murió sin poder terminar lo que empezó, supervisar la reconstrucción de las escuelas derruidas durante el terremoto de 2010 y gestionar el ‘Proyecto Haití’, basado en la creación de un taller de fabricación de protésis para las víctimas de amputación tras la tragedia. Los hermanos de Isabel han expresado su preocupación por el futuro del taller ya que la persona que la ayudaba resultó herida en el ataque en el que perdió la vida la monja barcelonesa.
Según la información recopilada por la Agencia Fides, durante el año 2015 fueron asesinados en el mundo 22 agentes pastorales, lo que supone un incremento por séptimo año consecutivo, siendo América el continente más peligroso.
En 2011, Isabel escribió este testimonio después de sobrevivir al terremoto que asoló a Haití que da cuenta de su entrega por la causa que encabezaba: «Por muchos proyectos, trabajos, planes que esté llevando adelante, al final lo más importante es lo que somos y no lo que hacemos. No creo que Dios me haya mantenido con vida solo para hacer algo… porque yo no puedo salvar nada ni a nadie pero puedo ser una hermana para mis hermanos. Y es lo único que ahora me importa».
Una causa que ya no podrá terminar.