Mírenla. Con sus mechas perfectas. Sus rizos a la tenacilla que no se mueven un milímetro, esculpidos a cincel. El tono justo de rosa en labios y mejillas. La media sonrisa clavada. El traje impolutamente blanco. La mirada justa de admiración hacia su marido.
El guión de Bashar al-Assad en Siria está saliendo a la perfección y parece que está dispuesto a todo mientras se siga saliendo con la suya. Incluso a pactar con los rebeldes que luchan contra la libertad del pueblo sirio.