Independentismo catalán

Noticias de Política | Cataluña

¿A quién votamos nosotros?

¿A quién votamos nosotros?

Advierto que, más que una columna, lo que sigue es una reflexión melancólica. Por mucho empeño que uno ponga en que su texto sea algo original y sugestivo, por más que uno tache y vuelva a empezar, hay veces que lo único que sale es el garabato triste de un problema irresoluble.

Torra visita Escocia en busca de un frente independentista común

Torra visita Escocia en busca de un frente independentista común

Quim Torra ha comparecido este miércoles desde Edimburgo (Escocia) junto a la exconsellera Clara Ponsatí –sobre quien está pendiente una orden de extradición a decisión de la Justicia escocesa– y su abogado antes de reunirse con la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, y miembros del Partido Nacionalista que lidera. Torra ha manifestado que las “dos naciones” comparten “un proceso de separación pacífico” y que el referéndum de autodeterminación escocés, que salió con un resultado favorable a la permanencia en el Reino Unido, es su principal referencia.

Revolucionarios, rebeldes y cruces amarillas

Revolucionarios, rebeldes y cruces amarillas

Algo sabe de psicología revolucionaria Gero von Randow, quien en su juventud fue un excitado radical izquierdista. Sabe, y lo explica bien en Revoluciones (Ed. Turner), que éstas son una forma de vivir que siempre acaba en decepción. Sabe que “todavía no se ha producido ninguna revolución cuyo resultado no haya sido una nueva dominación”. Nunca consiguen la igualdad prometida, sino un nuevo reparto de privilegios. Así, no es de extrañar que sea una constante que, tras su triunfo, el revolucionario profesional se apropie del más bello o imponente palacio para ejercer su nueva rutina. El chalé con piscina y casa de invitados es un simple aperitivo que nos demuestra que tras la apariencia de sentimientos igualitarios solo hay esa envidia que don Quijote despreciaba como “carcoma de las virtudes”.

Cataluña: el fratricidio no es ahora

Cataluña: el fratricidio no es ahora

Ya sucedió tras las elecciones catalanas de 2015, cuando la aritmética parlamentaria quiso que fuera la CUP quien tuviera en su mano dar el beneplácito al eventual morador de la Generalitat. Tras aquellos azares, por cierto, nadie puede negarle a los antisistema, a la luz de los acontecimientos, ciertas dotes como cazatalentos: el elegido entonces, Carles Puigdemont, ha resultado ser el más fiel discípulo de la doctrina antiparlamentaria e insurreccional, hasta el punto de haber relegado a los cuperos a seis asientos menos en el nuevo Parlament.

Inés a secas

Inés a secas

El cómico Toni Albà llamó el otro día “mala puta” a Inés. Inés a secas. Esta Inés es una persona que, al parecer, se disfraza de demócrata para conseguir votos. Todo el mundo entendió que se refería a Inés Arrimadas, a la que el independentismo desprecia porque va camino de conventirse en la candidata más votada en Cataluña.

Un tonto en cuatro idiomas

Un tonto en cuatro idiomas

Puigdemont más que a poner una pica en Flandes, que es lo único pendiente que tenemos los españoles en Bruselas desde la Guerra de los Ochenta Años, ha ido a izar su cobardía por bandera. Se fue de tapadillo como un preludio del esperpento. Ayer al fin dio señales de vida. Y las dio en rueda de prensa para añadir un capítulo nuevo a este ridículo internacional en el que ha convertido su cruzada particular para eludir a la justicia española. La prolongación de un ridículo que ya sólo se explica con ayuda de un psiquiatra o si hubiera vendido los derechos a ‘Netflix’ con el objetivo de lucrarse obscenamente. Porque de este onanismo independentista cada uno que saque lo que pueda.

Los pequeños amores y el “procés”

Los pequeños amores y el “procés”

El periodista barcelonés Pablo Mediavilla Costa publicó el otro día en twitter, a cuenta del proceso independentista catalán, algo que me pareció triste y emotivo: «Afortunados los que no habéis tenido que presenciar la caída en este delirio de una persona querida (y perdida)». Todas las palabras son las precisas: caída, delirio, querida, perdida.

Mi 12 de octubre catalán

Mi 12 de octubre catalán

Andaba yo descubriendo el Camino Real que une las misiones españolas en California dentro del nostálgico recorrido con el que mi mujer y yo nos despedimos de Estados Unidos en ese lejano verano de 1975 cuando, entre Los Ángeles y San Diego, nos encontramos en un cruce con una carretera, la Portola Parkway, cuyo nombre me llamó la atención porque por allí no parecía haber ninguna población, ningún condado, con ese nombre. Preguntando aquella noche oí por primera vez en mi vida -cosa que me sigue avergonzando, porque un corresponsal en EEUU debería saber esas cosas- el nombre de Gaspar de Portolà.

Imposible seguir leyendo

Imposible seguir leyendo

Hace poco, una partidaria de la independencia me daba un discurso lleno de candor, en el que afirmaba que la nueva Cataluña es un proyecto ilusionante y moderno, ¿No me gustaría una educación de calidad para mis hijos, donde personas como yo, que saben de creatividad, de pasión educativa, tengan voz para construir otra cosa diferente a esto que tenemos? Donde la cultura sea real, donde yo misma, que me dedico a hablar tanto de educación, sería bienvenida para asesorar con todos estos conocimientos que tengo sobre los niños de altas capacidades, por ejemplo. Por unos instantes pensé… qué bonito sería poder acabar con este monopolio de los libros de texto llenos de clichés y papanatería, de los profesores aburridos que sueltan su chapa sin enseñar a pensar porque nadie los enseñó a ellos, de la ciencia, la física, la química, la praxis, la matemática sin sumas aburridas para crear hombres felices y no ciudadanos. Qué bonito sería que el colegio no fuese la forma de fabricar conformismo o una criba de talentos que buscan salirse siempre de la caja. Qué bonito sería, si no fuera un oxímoron en las circunstancias catalanas y en el país educativo que se pretende fundar.

El discurso del rey a la catalana

El discurso del rey a la catalana

Más que un acendrado sentimiento republicano, en Cataluña existe una alergia revenida y un tanto carlistona hacia el actual jefe del Estado. Recordemos las injuriosas pancartas de la manifestación posterior a los atentados de Barcelona en las que se acusaba directamente al monarca de traficante de armas. La explicación de la inquina es bien conocida: en el relato independentista el cambio de la dinastía Habsburgo por la borbónica, en una cruenta guerra que hay que entender en un marco europeo y no ombliguista, significa, con el permiso del Conde Duque de Olivares, la constatación de la opresión española.

Pacíficos

Pacíficos

“Esta semana despediremos a dos españoles de la empresa. Ya no cogemos a gente de vuestro país. Adiós, España”. Me piden que no haga un caso de un tweet. Está bien. Ni siquiera voy a hacerlo de los amigos que estos días me dicen que tienen miedo de salir de casa, de los que se van a marchar de Cataluña. Tampoco voy a hacer un caso de las personas cercanas que temen la hora de ir a la oficina, que se plantean coger bajas, que no pueden volver al gimnasio o que tienen que ir acompañadas a hacer la compra por su pueblo. Voy a aceptar que todo eso es evidencia anecdótica.

¡Qué escándalo! ¡Aquí se beben gintonics!

¡Qué escándalo! ¡Aquí se beben gintonics!

A Antonio Baños, periodista, músico y cabeza de lista de la CUP en las elecciones autonómicas de 2015, le fotografiaron el fin de semana pasado trasegando gintonics en la terraza del Hotel Casa Fuster, uno de los más lujosos de la ciudad, junto al teniente de alcalde podemita Jaume Asens y el presentador de TV y productor de radio Toni Soler. Todos ellos declaradamente independentistas. Las redes sociales no tardaron en hacer sangre de tan pigmeo acontecimiento y en acusar de hipócritas a los allí presentes.

No es la patria, estúpido, es la libertad

No es la patria, estúpido, es la libertad

Arranca la campaña para el referéndum ilegal. Puigdemont da el pistoletazo de salida en Tarragona, feudo socialista donde su alcalde ha dejado claro que no cederá ni un solo espacio municipal para el 1-O. Y no cesa la propaganda oficialista de la Generalitat, pagada por todos, pero solo al servicio de unos, como no paran de escucharse discursos políticos basados en argumentos falsos. Pero se lo han montado los independentistas, como tantos otros a lo largo de la historia, para hilar un relato en defensa de una causa aparentemente democrática que en realidad es el diseño de un Estado autoritario.

El impúdico relato soñado independentista

El impúdico relato soñado independentista

Una de las ventajas de la democracia representativa es que no te obliga a mostrarte como lo que votas. El voto es secreto y la opinión no es obligatoria (aunque no lo parezca). Pero lo que es una ventaja desde el punto de vista personal, supone una constante espada de Damocles para el propio sistema democrático, porque nadie ni nada garantiza que los ciudadanos no opten en secreto por las peores opciones. Jesús Gil gobernaba en Marbella porque todo el mundo lo votaba pero nadie admitía que lo hacía.

Sta. Teresita de Lisieux

Sta. Teresita de Lisieux

Todos los niños eran rubios para TV3, y guapos. Sonreían fosforito a la misma cámara que nos mostraba hasta a Otegi como un saludable corderito de paz. Y comían helado sobre los hombros ‘indepes’ de sus padres tan demócratas. Día agradable en Barcelona, ciudad comerciante de donde andan’ volando’ los capitales rumbo a la seguridad jurídica; allá donde no entre la larga manopla de la CUP. Los niños seguían sonriendo, y el helicóptero de TV3 por las calles de Barcelona, en una realización aérea con cargo a ‘tots’, daba con la toma exacta para que no se viesen las calvas en la ‘manifa’. Fue menos gente que a otras diadas, pero un 11-S es meramente simbólico, claro está, y el mambo de Gabriel no está para florecillas poéticas, que ya llegará el primero de octubre con su dialéctica. 

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