Inmigración
Una situación insostenible y un recuerdo al banquero Yunus
Si me lo permitieran yo emigraría a los Estados Unidos y al llegar allí viviría en Maine, en cualquiera de sus ciudades y exigiría de paso casa gratis, sanidad gratis, educación gratis, trabajo y subvenciones, porque son mis derechos.
Inmigración, oro y razón
Estados Unidos, Rusia, Alemania, China, Francia, Reino Unido, España, Italia, Ucrania e Israel son los diez principales países exportadores de armas.
El bucle
Hágame caso: no se deje boicotear por el hábito; lo repetido sucede de nuevas aunque creamos haberlo visto antes.

Inmigrante
Ni el frío, ni el mar. Ni las montañas, ni las cuchillas de la valla. Nada. Nada puede interponerse en el camino de una persona que lucha por su vida. No tiene nada que perder, nada.

¿Hasta cuando?
Una vez más los medios de comunicación, todos, prensa, radio y televisión vuelven a hablarnos de los nuevos intentos de saltar la valla de Melilla. La misma imagen de siempre.
El peor camino
España necesita inmigrantes, porque sin ellos esta sociedad egoísta, solipsista y hedonista, incapaz de regenerarse físicamente, está condenada a la decadencia, precariedad, pobreza y agonía.
Supervivencia denigrante
Si la adherencia al cargo de ciertos políticos en España se ha convertido en una lacra de tarjetas negras y uso indiscriminado de dinero público, en otros países esa ambición por el poder y el dinero se paga con palabras mayores.

Bergoglio
Bergoglio, el Papa Francisco, me inspira confianza. Soy creyente. Llevo años muy distanciado de la jerarquía de la Iglesia, a quien percibo en otro mundo, mortal, humano, mundano, e inmensamente lejano de lo que mis padres.


Hacia los salvajes
A punta de pistola. Así terminó su viaje. Cualquiera sabe los días que habrá pasado caminando hacia lo desconocido. Si habrá visto las huellas de quienes lo intentaron antes que él. O sus restos.



Un viaje de dos años.
Son las mismas aguas cristalinas en las que algunos afortunados se bañan en vacaciones. Las mismas aguas con las que todos soñamos para nuestro verano perfecto. Las aguas de un Mediterráneo que sólo se transparentan en unas pocas playas de ensueño.


La Larga Marcha
La han llamado Princesa. Nadie se explica como ha sobrevivido. Yo os lo diré. Cruzó cada minuto de aquellos insalvables 14 km sostenida en brazos de La Muerte.

Agua, cuando ella quiere
Cuando el agua traga, no mira el color. Cuando el fondo reclama a la superficie lo que hará suyo para siempre, no escucha el idioma de los gritos. Cuando el oleaje azota y destruye, no lee la matrícula de las embarcaciones.

Una casa que no existe
Los nadie de Galeano cada día son más. Más nadie y más en número. Más seres humanos que conforman una mayoría de la humanidad. Que no tienen casi nada, y están en vísperas de nada. Y nosotros a lo nuestro, a nuestras cosas. Y no puede ser.


Miedo al distinto, miedo al igual
Los pobres, en la calle, protestan por la llegada de otros más pobres con quienes tendrán que compartir el mercado laboral no cualificado. Lo hacen con carteles contra la ilegalidad. Lo hacen enarbolando la ley porque saben que a ellos los pobres solo la ley los protege.


JASP: Jóvenes Aunque Sobradamente Puteados
Si no cabes, te vas. Este país se nos ha quedado pequeño. Y viejo. Y orondo. Repleto de dinosaurios sebosos. Ya no hay sitio para todos y los poderosos no están dispuestos a mover ni un milímetro sus gordos culos para dejar sitio a los que vienen.


La terca esperanza de la libertad
Muchas veces son los padres los que los animan o conminan al largo viaje. Otras veces se escapan ellos solos, algunos con seis y siete años, muchísimos con ocho, diez o doce, dispuestos a jugarse la vida por un poco de esperanza. Con frecuencia no llegan a ninguna parte.




El peligroso viaje de un niño
Imagine que vuelve a ser niño otra vez, como esta chica de la fotografía. Imagine que para usted el mundo se acaba en los arrabales de su pueblo, y que su casa son los brazos de su abuela. La vida no es fácil, pero usted es un niño, así que tampoco sabe pensar en el futuro.



Yo me cagué
Míralo, ahí lo tienes. Una vez más, con esa mirada perdida y cansada de la vida. Bueno, de su vida. La mirada del miedo, la que muchos de sus compañeros esconden bajo sus telas, un miedo que queda al descubierto por su posición sumisa.
