La UE lamenta la ejecución de un preso en EEUU y pide la abolición de la pena de muerte
Las autoridades del estado de Misuri ejecutaron a cuatro personas a lo largo del año 2023
Las autoridades del estado de Misuri ejecutaron a cuatro personas a lo largo del año 2023
De las 22 ejecuciones judiciales acontecidas durante 2019 en este país, 20 lo fueron por inyección letal
El estado de Texas ha ejecutado este martes a Christopher Young, condenado por homicidio, a pesar de la petición del hijo de su víctima de que le perdonasen la vida.
James Bigby, un exmecánico de 61 años, recibió la inyección letal y fue declarado muerto a las 18:31 hora local, en Texas (EEUU), según informaron las autoridades penitenciarias estatales. Bigby tenía antecedentes de esquizofrenia paranoide y estaba preso por dos asesinatos y acusado de otros dos.
«He hecho las paces con Dios. Espero que encontréis la paz», declaró poco antes de fallecer, según informaron las autoridades penitenciarias tejanas. Sus abogados pidieron en el último momento un aplazamiento a la Corte Suprema, pero la máxima instancia jurídica de Estados Unidos lo rechazó la noche del jueves.
Edwards fue condenado junto a su primo Kirk Edwards por el asesinato en 2002 de dos empleados de una sucursal de la cadena de comida Subway en la ciudad de Dallas. Ambos huyeron, además, con los 3.000 dólares de la caja. Edwards había sido despedido del local unas semanas antes y un testigo le vio deshacerse del arma del crimen en una papelera cercana. Aunque las investigaciones confirmaron su participación en el doble homicidio, no quedó claro el papel que tuvo en el atraco. Sus abogados, a través de un perito, demostraron que él no disparó. A diferencia de su primo, el joven no tenía antecedentes. Kirk Edwards aceptó una condena de 25 años de cárcel después de llegar a un pacto con la fiscalía.
Terry Edwards, por su parte, fue condenado a la pena capital tras un juicio en el que fue mal defendido, según sus abogados, que denunciaron que los potenciales miembros del jurado pertenecientes a minorías fueron apartados del proceso sistemáticamente. Al final, el jurado que le condenó estaba formado por 12 ciudadanos blancos. El diario Dallas Morning News pidió el miércoles en un editorial la suspensión de la ejecución porque el caso tenía demasiadas dudas no resueltas.
Desde hace siete años, sus abogados argumentan que los padecimientos mentales y físicos que sufrió deberían ahorrarle un segundo intento de ejecución. Sin embargo, el alto tribunal ha decidido por mayoría – dos de sus ocho integrantes votaron en contra-, rechazar revisar el caso, según informa la agencia AFP.
Romell Broom, que en actualidad tiene 60 años, ha pasado tres décadas en el corredor de la muerte. Su «segunda» ejecución promete ser, en las condiciones actuales, tan espantosa como la primera. Y eso a pesar de que el estado de Ohio anunció hace dos meses que pretende modificar el protocolo para la aplicación de la sentencia de muerte, incluyendo tres sustancias en dosis letales, entre ellas el midazolam.
Esta decisión salida de las urnas este martes supone enmendar la votación de la cámara legislativa de Nebraska de mayo de 2015, por la que se prohibía la pena de muerte con 31 votos a favor y 15 en contra. Pese a que el Estado sólo tiene 10 presos en el corredor de la muerte, el asunto ha sido objeto de un intenso y acalorado debate a lo largo y ancho de Nebraska.
En Oklahoma, la mayoría del electorado ha votado a favor este martes de una medida para proteger la pena capital. Y en California, los votantes no sólo han rechazado una propuesta contra la pena de muerte, sino que han aprobado agilizar los procesos para las ejecuciones.
El hombre, que dejó este trabajo en 2010, ha escrito un artículo en The New York Times donde asegura que llevar a cabo tales acciones puede conducir a un «daño colateral irreversible, donde muchos acaban refugiándose en el alcohol, las drogas o incluso suicidándose». Thompson informa que estuvieron ensayando un mes para esas primeras ejecuciones, que tuvieron lugar con ocho meses de diferencia. 30 días sumido en un miedo inevitable a llevar a cabo un «procedimiento fallido». Después de cada ejecución, algunos de los miembros que trabajan para Thompson acababan dejando el trabajo. Él lo hizo en 2010, después de 16 años al frente del Departamento de Ejecuciones de Oregón.
Son nada menos que 187 niñas y llevan desaparecidas desde hace quince días en el estado de Borno, en el noreste de Nigeria. Fueron secuestradas por un grupo de terroristas islámicos del bárbaro grupo de Boko Haram.
La historia la hemos visto en las películas americanas en infinidad de ocasiones. A última hora, momentos antes de ejecutar a un condenado a muerte, llega una llamada de la autoridad competente, se suspende la ejecución, y el reo vuelve a su celda.
El pentotal de sodio induce a la inconsciencia, el bromuro de pancuronio relaja los músculos para evitar los espasmos y el cloruro de potasio paraliza el corazón provocando la muerte. Así funciona el macabro cóctel de la inyección letal.
El Gobernador de Texas, Rick Perry, debe estar contento. Ha firmado otra condena de muerte este año que acaba de empezar, la del mexicano Edgar Tamayo. Una condena llena de irregularidades.
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