El trozo de papiro, presentado formalmente por la Autoridad de Antigüedades de Israel, mide 11 centímetros por 2,5 centímetros (4,3 pulgadas por 1 pulgada). Sus dos líneas negras de escritura paleo-hebreas parecen haber sido un boletín de la entrega de dos odres “a Jerusalén” la capital de la Judea. «De sierva del rey, desde Na’arat, jarras de vino, a Jerusalén», puede leerse en el frágil texto. El hallazgo ha servido para reabrir el eterno conflicto palestino-israelí. Para el gobierno de Israel, el papiro es una refutación a la UNESCO, la organización científica y cultural de Naciones Unidas, que es considerada por muchos israelíes como hostil. De hecho, Ofir Gendelman, el portavoz del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, escribió en su cuenta de twitter: «Hey UNESCO, un antiguo papiro que data del 1er templo hace 2700 años ha sido encontrado. Lleva la mención más antigua conocida de Jerusalén en hebreo». El descubrimiento del papiro también ha sido utilizado por el ministro de Cultura, Miri Regev, para reabrir la polémica: «El descubrimiento del papiro en el que está escrito el nombre de nuestra capital Jerusalén es una prueba más tangible de que Jerusalén fue y seguirá siendo la capital eterna del pueblo judío», dijo.
Israel considera la totalidad de Jerusalén como su capital, una posición que no es reconocida internacionalmente. Sin embargo, los palestinos quieren que Jerusalén Este sea la capital de un estado independiente. Por su parte, el secretario general de la Organización de Liberación de Palestina, Saeb Erekat, acusó a Israel de librar una campaña de «reclamaciones arqueológicas y distorsión de los hechos» para tratar de consolidar su reclamo de la ciudad santa.