Un 12 por ciento de la población europea tiene algún tatuaje, en especial los jóvenes, y la falta de legislación específica en la Unión Europea sobre las tintas que se utilizan puede poner en riesgo su salud. Así, el trabajo explica que más del 80 por ciento de los colorantes que se usan en tatuajes y maquillaje permanente son orgánicos y, en algunos casos, estos pueden liberar aminas aromáticas. Estas, que realmente son creadas para emplearse en industrias como el aluminio o el textil, están vinculadas a la aparición de algunos tipos de cáncer, como el de vejiga.
El organismo informa de que hasta un 5% de las personas tatuadas pueden sufrir una infección bacteriana, alergias agudas o hipersensibilidad retardada, aunque estas reacciones pueden aparecer incluso décadas después de haberse tatuado. “Asimismo, los trastornos de pigmentación de la piel se pueden dar en el 5 o el 15 por ciento de las personas que se someten a una terapia láser para eliminar el tatuaje”, añade el informe.