En los últimos días han tenido protagonismo noticias relacionadas con asuntos fiscales. Por un lado, el Gobierno ha anunciado su intención de aumentar la recaudación subiendo algunos tributos –esencialmente en sociedades vía el control de las deducciones y con la creación de nuevas tasas a las grandes tecnológicas–, y además el presidente Sánchez habló el martes en el Congreso de una nueva ley para prohibir las amnistías fiscales. Todo lo concerniente a los impuestos tiene y tendrá una importancia clave en el rediseño de nuestros anémicos Estados de Bienestar, y en concreto con el futuro de la socialdemocracia y de la democracia cristiana en Europa. No es sólo el centroizquierda el que sufre el declive electoral ante el empuje populista.
Diría que es un sueño, si no estuviera seguro de haberlo vivido. Eran dos o tres mansiones blancas en lo alto de una colina de tierra roja. No tenían puertas, ventanas o muebles; eran carcasas de otro tiempo habitadas por familias enteras; la lumbre al pie de la escalinata y las miradas desconfiadas -quizás solo cansadas- hacia los recién llegados. Los niños, que no tienen miedo, se acercaron, y rieron a carcajadas con la crema solar que les aclaraba las mejillas. Estábamos en una antigua hacienda belga en la región de Bunia, al noreste de la República Democrática del Congo, y los descendientes de los esclavos ocupaban las residencias de los amos.
Vivir se ha puesto caro. Morir barato. Por mi parte no sé si podré mirar a John o Jacques a la cara. Me siento avergonzado. De momento, démosles la bienvenida. ¡Karibu! en swahili. Si lo oye será uno de los afortunados.
La cara es el espejo del alma. Y el calzado también. Mirad la cara de alguien y luego mirad sus zapatos y comprobaréis que se parecen. Nada expresa mejor la ausencia que el calzado vacío.
Decía Francisco Silvela que una de las mejores maneras de evitar la cursilería consiste en no seguir las modas sino de lejos. Pues en política internacional también conviene desconfiar de las tendencias.
El taxista sirio tenía razón. En el mundo se está produciendo una partida de ajedrez en la que todo está permitido. A alguien interesa esta barbarie y a nosotros debe interesarnos entender qué ocurre. Reflexionemos. Allí viven personas
Empleando la clásica fórmula de Clausewitz, puede afirmarse que también el yihadismo es la continuación de la política por otros medios: del radicalismo islámico, en este caso.
Europa y Estados Unidos tratan de disimular su satisfacción por la interrupción de la deriva islamista que significaba el presidente Morsi