Holanda ignora a Rusia y juzgará a los implicados en el derribo del avión en Ucrania
Los investigadores internacionales han identificado a tres agentes rusos y un ucraniano supuestamente implicados, que serán juzgados en Holanda en 2020
Los investigadores internacionales han identificado a tres agentes rusos y un ucraniano supuestamente implicados, que serán juzgados en Holanda en 2020
La compañía estadounidense Ocean Infinity reanudará en unos días la búsqueda del avión de Malaysia Airlines, desaparecido en el golfo de Tailandia en 2014 con 239 personas a bordo, y ha pasado a ser uno de los mayores misterios de la historia de la aviación.
«A pesar de todos los esfuerzos, usando la mejor ciencia disponible, tecnología punta y el asesoramiento de los altamente cualificados y mejores profesionales del mundo, desafortunadamente no hemos podido localizar el aparato”, han informado la autoridades malasias, australianas y chinas en un comunicado conjunto. De esta forma, el último buque de búsqueda abandonó este martes la zona de rastreo. Ya en julio, Malasia, Australia y China acordaron suspender la búsqueda si no se encontraban nuevas pruebas una vez revisada la zona y, aunque hasta ahora, no se ha hallado ningún indicio de la presencia del aparato, una veintena de pedazos descubiertos en el litoral del océano Índico, frente a las costas de Africa del este -cerca de la actual zona de búsqueda- fueron identificados como probablemente pertenecientes al Boeing 777 de Malaysia Airlines.
Por su parte, el portavoz de los familiares de las víctimas asegura que están «consternados» y piden que la búsqueda continúe.
La desaparición de este avión se ha convertido en uno de los mayores misterios de la historia de la aviación ya que, a pesar de las intensas búsquedas de 120.000 kilómetros cuadrados, no ha sido posible dar con su paradero, aunque en el Índico se han encontrado restos de un avión que, según algunas informaciones, pertenecen al aparato desaparecido. Expertos australianos y extranjeros se reunieron el mes pasado en Camberra para analizar los resultados de esa búsqueda y la principal conclusión a la que llegaron es que el avión no está en esa zona, ha informado la Oficina Australiana de Seguridad en el Transporte (ATSB).
Australia, Malasia y China, países de donde son originarias la mayoría de las víctimas, siempre afirmaron que las búsquedas concluirían una vez que esta zona de 120.000 kilómetros cuadrados fuera analizada, salvo que surgieran «nuevas informaciones». Un informe de la ATSB estimó que el avión probablemente estaba fuera de control cuando cayó al mar, con las alas en una posición no apta para el descenso, dejando la puerta abierta a muchas incertidumbres sobre si el piloto seguía al mando del aparato o no.
Las familias de los pasajeros desaparecidos no ocultan su malestar e insatisfacción ante la falta de avances en las investigaciones oficiales. Por eso, un grupo de familiares de nacionalidades malaya, china y francesa, se encuentran en Madagascar desde hace unos días con la esperanza de encontrar ellos mismos algún resto del avión y despertar el interés entre la población local y organizaciones, que permitan aportar alguna ayuda en la búsqueda. Este jueves, Jiang Hui, un chino cuya madre viajaba en el avión, descubrió una pequeña pieza blanca en la arena de la playa Riake de Madagascar que espera que sea un fragmento de la cabina del avión desaparecido. «Me sentí muy entusiasmado pero también triste», dijo. «Es un pieza pequeña y realmente no podrá explicarnos qué le pasó al avión pero espero que las autoridades de Malasia, China y Australia intenten encontrar más restos», explicó durante una comparecencia conjunta con el resto del grupo desplazado hasta Madagascar.
Algunos familiares han acusado a los investigadores malayos de centrar la búsqueda en las profundidades del mar junto a la costa de Australia, pidiendo a los residentes de la costa oriental africana que busquen restos de la nave y, si encuentran algo lo entreguen a las autoridades. Hasta ahora se han hallado tres piezas en playas de Mauricio, Tanzania e Isla Reunión pertenecientes al vuelo MH370. Los investigadores están examinando otras piezas encontradas en Mozambique y Sudáfrica. La búsqueda oficial está prevista que finalice a finales de año, cuando el equipo dirigido por entidades australianas completen una zona de 120.000 kilómetros cuadrados.
El estudio se basó en datos de satélites, simulaciones sobre posibles finales, análisis de los diversos restos encontrados y el estudio del desplazamiento de los restos. También se examinó el flaperón, una parte del ala hallada en julio de 2015, que muestra que el piloto no había activado los mecanismos para hacer descender al avión sobre tierra o sobre el mismo mar. «No estaba configurado para aterrizar o amarar. Pueden sacar sus propias conclusiones respecto a si esto supone que alguien estaba en control (del aparato)», dijo el director de búsqueda de la ATSB, Peter Foley. Según la investigación oficial, el MH370 desapareció 40 minutos después de despegar de Kuala Lumpur rumbo a Pekín, después de que alguien apagara los sistemas de comunicación y virara el aparato.
La desaparición del vuelo MH370 siempre ha estado rodeada de misterio, empezando por el fuselaje. La nave se esfumó en pleno vuelo. Hasta ahora sólo se han encontrado más de 20 piezas de escombros que pueden haber sido del avión siniestrado, ubicados en playas de la isla Reunión, Mozambique, Mauricio, Sudáfrica y la isla francesa Rodrigues, lugares que concuerdan con el patrón de corrientes del Índico y el lugar donde se lleva a cabo la búsqueda.
El equipo internacional de investigación penal indica que el arma fue disparada desde un campo cercano a la localidad de Pervomajsk, en el este de Ucrania, que en ese momento estaba en manos de los rebeldes prorrusos. Los fiscales apuntan que el sistema tierra-aire para disparar el misil fue transportado desde Rusia a petición de los separatistas y acusan a Moscú de encubrir luego a los separatistas. La investigación la han llevado a acabo entre Holanda, Malasia, Australia, Bélgica y Ucrania. Sin embargo, el Gobierno ruso ha desmentido las acusaciones y asegura tener pruebas que demostrarían que el misil que derribó el avión malasio fue lanzado desde una localidad controlada por las fuerzas ucranianas. El comandante de las fuerzas radioténicas rusas, Andréi Koban, dice tener pruebas que apuntarían a que las fuerzas de Kiev contaban con sistemas de defensa antiaérea en la zona del siniestro e insinuó que podían haberlos usado contra el avión de pasajeros que cubría la ruta entre Amsterdam y Kuala Lumpur. Lo único en lo que hasta ahora han coincidido los investigadores y las autoridades rusas es en determinar que la causa del derribo fue un misil Buk de fabricación rusa.
Un total de 33 familiares de víctimas de Australia, Malasia y Nueva Zelanda, representados por un abogado australiano, han presentado una denuncia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo y piden una indemnización de 10 millones de dólares por persona al Estado ruso.
El contenido íntegro del acuerdo no ha sido revelado por petición expresa de las partes, que han pactado mantenerlo confidencial, según el diario Volksrant. En el Boeing-777 viajaban el 18 de julio 298 personas, de los que 196 eran víctimas holandesas, otros 27 australianos, 44 malasios y 1 neozelandés, entre otras nacionalidades. Una investigación emprendida por el Consejo de Seguridad de Holanda, que lidera la investigación internacional sobre las causas del accidente, concluyó el pasado 13 de octubre que el aparato fue derribado por un misil Buk de fabricación rusa. En base a esta acusación, un total de 33 familiares de víctimas de Australia, Malasia y Nueva Zelanda han presentado una denuncia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo y piden una indemnización de 10 millones de dólares por persona al Estado ruso.
Los restos fueron arrastrados el pasado fin de semana hacia el canal de Mozambique, una zona del océano Índico entre la isla de Madagascar y el litoral mozambiqueño. Según las citadas fuentes, se trata de un fragmento del estabilizador horizontal de un Boeing 777 , como el del vuelo desaparecido el 8 de marzo de 2014 con 239 personas a bordo. Por su parte, Malaysia Airlines calificó el hallazgo como «especulativo», según ha informado la cadena CNN .
La tarea del redactor de Internacional es ingrata. Es sabido que la primera baja en cualquier guerra es la verdad, nada especial aquí, salvo que la escena internacional es una permanente situación de guerra caliente o diplomática, es decir, de guerra por otros medios.
Soy de esas personas que creen que las cosas no suceden por casualidad, y es por eso que dos accidentes aéreos de este calibre con una misma aerolínea, Malaysia Airlines, es un poco extraño. Esta compañía fue fundada en 1947, y no tuvo ningún accidente hasta 1977.
Hay que ponerse en la piel de los familiares que han visto cómo sus hijos, nietos, novios, primos, hermanos, sobrinos, abuelos, tíos, y amigos se han despertado con la noticia del atentado de vuelo de Malaysia Airlines, con ruta entre Amsterdam y Kuala Lumpur.
Después de dos semanas de zozobra que alentaron toda clase de especulaciones sobre el paradero del vuelo MH370, el primer ministro de Malasia, Najib Razak, confirmó anoche que el avión se estrelló en el sur del Océano Índico.
«Rolls-Royce, fabricante de los motores, recibió datos de éstos hasta tres horas después de que se supiera la última posición».
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