La antorcha llegó en avión hace tres meses a Brasilia, procedente de Grecia, y ha recorrido 324 ciudades brasileñas hasta arribar a Río de Janeiro. “Este es un momento muy especial para nuestra ciudad y nuestro país”, ha afirmado Paes, quien recibió el símbolo por excelencia de los Juegos Olímpicos de manos del regatista Torben Grael, quien transportó la llama, protegida dentro de una linterna, en un velero que cruzó la Bahía de Guanabara y en el que viajaban también los medallistas olímpicos Lars Grael, Clínio Freitas, Isabel Swan, Nelson Falcão, Marcelo Ferreira y Ronnie Senfft. Un tributo, sin duda, al deporte que le ha permitido a Brasil merecer más preseas en la magna cita deportiva.