«Pero sobre todas las cosas tengo ahora un miedo, un miedo tan profundo como políticamente incorrecto, a que me vuelvan a encerrar. Y tengo unas ganas, unas ganas tan grandes como políticamente incorrectas, a volver a ir a la oficina, a viajar bien lejos de aquí y a donde me dé la gana, a vivir en una normalidad donde volvamos a hablar de otras cosas, a ser, en definitiva, el mismo que fui en marzo»
«La escuela está educando a las nuevas generaciones en el recelo al futuro. Antes se iba a la escuela para tener un porvenir. Ahora se va para temerlo»»»
“Los catalanes hemos perdido el miedo. Los eslovenos decidieron tirar adelante con todas las consecuencias. Hagamos como ellos y estemos dispuestos a todo para ser libres”. Estas palabras confirman que Torra es a la decencia lo que Valtònyc es al arte. La irresponsabilidad es de tal calibre que hasta los más exasperantes esnobs de la equidistancia han puesto el grito en el cielo. Sin embargo, los calificativos más gruesos contra el actual presidente de la Generalitat provienen de dirigentes de Esquerra Republicana, eso sí, susurrados en privado.
Es la era de la ansiedad. Una ansiedad que nos habita y nos corroe como una carcoma. Una ansiedad que no nos abandona en ningún momento. Una ansiedad que se ha convertido en un reflejo condicionado. Y esa ansiedad se ha agudizado desde que en el año 2007 llegó la crisis económica
Se cumplen seis meses del referéndum ilegal del 1 de octubre, y el fanatismo independentista ha elegido esta fecha para recrearse en el dolor y en el recuerdo de aquella traumática vivencia de porras y golpes. Ese día muchos de mis conciudadanos pasaron miedo.
Tardé mucho en escribir –y en terminar– mi novela porque estaba esperando que algo mágico sucediera. Escribir es, a veces, esperar, mantener una puerta abierta que solo se cierra cuando llegas al final. Mientras la escribía, me llenaba el convencimiento de estar contando una historia cuando, en realidad, lo que hacía era esperar. Esto, claro, es algo que no se puede contar en las entrevistas: “Escribí mi primera novela para esperar”, porque en ese hipotético caso a una le llega el turno de escuchar la réplica: “¿Y qué esperabas?”.
Aunque vivamos en el futuro, lo viejo es obstinado. El botón como imagen del cataclismo nuclear ha regresado con fuerza. Trump ha advertido a Kim Jong-un que el suyo es más grande y que se ande con ojo.