Este verano lea tan solo cosas de hace más de mil años
Le propongo al lector cierto ejercicio ascético que al final le proporcionará gustoso beneficio: lea este verano solo las obras que Hans-Georg Gadamer leería
Le propongo al lector cierto ejercicio ascético que al final le proporcionará gustoso beneficio: lea este verano solo las obras que Hans-Georg Gadamer leería
«Apuesto a que muchos lectores están pensando que esto del hiperindividualismo tiene un nombre de toda la vida: la obsesión por el propio ego es lo que siempre hemos llamado ser un crío»
La llegada del progresista papa Francisco creó las expectativas de que la visión de la Iglesia respecto a la homosexualidad cambiaría, pero ¿ha sido así?
La llegada del progresista papa Francisco creó las expectativas de que la visión de la Iglesia respecto a la homosexualidad cambiaría, pero ¿ha sido así?
La traducción al español, hace unos meses, del texto más divulgativo de Jordan Peterson (12 reglas para la vida), así como su visita a nuestro país (en este enlace puede disfrutar el lector la entrevista que le hizo Cayetana Álvarez de Toledo) avivaron entre nosotros la polémica que a menudo le acompaña. Hitos de la misma han sido la prohibición que una cadena de librerías neozelandesa llegó a hacer de su libro en marzo pasado o el magnífico debate en que se convirtió su entrevista en el Channel 4 británico, todo un exemplum de cómo lidiar con una periodista más empeñada en rebatir que en entender.
«Nuestro conocimiento no se divide entre lo absolutamente correcto y lo radicalmente errado; existen también cosas que se colocan entre un extremo y otro, y basta con que algo se aproxime a lo correcto para poderlo a menudo aceptar»
Cuantos fanfarronean de lo mucho que les gustaría pagar impuestos para hacer el bien se encuentran en un nivel muy bajo en cuanto a conocimientos éticos
Lo peor era que las calumnias contra España habían contado con un aliado insospechado: el propio Gobierno de nuestra nación.
Creo que el momento de mi vida en que más me ha alegrado no ser “de izquierdas” se dio hace un par de años. Fue mientras visitaba un majestuoso palacio, el de los Golfines de Abajo, en una de las ciudades acaso más hermosas de la Tierra, Cáceres.
¿Por qué nos cuesta tanto ahorrar para nuestra jubilación, si sabemos que en unos años lo agradeceremos jubilosos?
En internet, y sobre todo en redes sociales, atendemos casi en exclusiva a aquellos que están de acuerdo con nosotros, aquellos que por tanto nos reafirman una y otra vez en nuestras ideas previas.
El odio no tiene hoy buena prensa. Diríase que, en singular bucle, es a menudo el odio lo único que se nos permite odiar. El latiguillo moderno “todas las ideas son respetables” implica que ninguna puede ser odiosa. Tanto el lema jipi “haz el amor y no la guerra” como el más antiguo cristiano “amad a vuestros enemigos” parecen apuntar en igual dirección. Se diría que una actitud mansa y cariñosa es la única que nos recomienda la ética, mientras que cualquier arrebato de ira o contundencia trata de denigrarse como grosera equivocación.
Les propongo un pequeño juego al que ya jugó Jesús de Nazaret: ¿con qué podríamos comparar a esta generación? (Mt 11:16). ¿Qué otro momento histórico resulta más iluminador, cuál sería tan análogo como para extraer hoy de él mejores enseñanzas?
Entre el alud de reproches que viene recibiendo Vox (y al que un servidor se ha permitido añadir algún que otro granito) existe uno que veo particularmente desatinado. Es el denuesto (más habitual en los últimos días) de que Vox “rompe el consenso”: en torno a las autonomías, acerca de la ley de violencia de género, sobre la fecha del día de Andalucía…
La vida te da sorpresas, pero entre ellas no está que los tiempos cambian y las modas mutan y lo que ayer fue ensalzado hoy podría cosechar denuestos. De manera que, tras el sexenio largo del funcionario Rajoy y unos meses de sanchismo, llegaron las últimas elecciones andaluzas y cual San Nicolás algo anticipado repartió una pedrea de pasmos: la comunidad autónoma más sólidamente socialista daba a los tres partidos de centro y derecha 200.000 votos de ventaja frente al socialismo-podemismo; la división del centro-derecha (que, recordemos, no significa lo mismo que centroderecha), lejos de perjudicar a este espacio político en número de escaños, le daba la mayoría absoluta; y la suma en porcentaje de votos de Partido Popular, Ciudadanos y Vox rozaba con un 49,99 % esa misma mayoría.
¿Cuánta gente cree en la Navidad? Abordemos esta pregunta no como si nos la planteara Walt Disney, sino en su sentido más filosófico: ¿quiénes creen, de veras, en lo que originariamente esta celebra: que Jesús, Hijo de Dios, se encarnó, que nació de María virgen, etcétera?
Miguel Ángel Quintana Paz reflexiona sobre un posible cambio en el panorama político tras las elecciones andaluzas. De esta forma, según su opinión, estos comicios podrían marcar un antes y un después en las dinámicas que movían, hasta ahora, la política española.
Miguel Ángel Quintana Paz reflexiona sobre un posible cambio en el panorama político tras las elecciones andaluzas. De esta forma, según su opinión, estos comicios podrían marcar un antes y un después en las dinámicas que movían, hasta ahora, la política española.
Acertar una predicción política es como ganar a la ruleta: dan ganas de volverlo a intentar. Hará cosa de dos meses predije aquí mismo que al auge de Vox proseguiría de darse las cuatro condiciones que podían auparlo; esas condiciones se dieron y ese auge se produjo el domingo, en Andalucía. De modo que voy a volver a probar.
Un hecho singular acaeció el pasado 14 de octubre en el Pabellón de Cristal madrileño ante un millar largo de asistentes. En primer lugar, lo que los convocaba no era un espectáculo deportivo o artístico, sino un debate. Tengo para mí, desde hace ya años, que una de las principales diferencias entre la cultura anglosajona y la nuestra es que allí los debates apasionan de veras, aquí solo de boquilla.
Se han ofrecido numerosas respuestas a esta pregunta.
Mi postura sobre si incorporar nuevas celebraciones a nuestro calendario apenas ha cambiado desde que tomé una temprana decisión al respecto, allá por mis seis años de edad, ante la entonces palpitante polémica de si instaurar en España los regalos de Papá Noel junto a los más tradicionales de Reyes. Sí, soy partidario de introducir festividades novedosas (¡y sus regalos!), que bastantes afanes acarrea la vida del hombre sobre la tierra y demasiados contados están sus días como para privarlos de uno u otro dulzor. Por tanto, y aunque este artículo puede reputarse como una cierta crítica de Halloween, avanzo ya que mi argumento contra esta fiesta no será misoneísta: tiendo a contemplar las cosas nuevas con simpatía y esta se acrecienta si son festivas.
Mi chiste favorito es danés y afirma que predecir es difícil, sobre todo acerca del futuro. Aun así, las buenas predicciones son señal de que razonamos correctamente: por muy elegante que nos resulte la física newtoniana, hoy no la honraríamos como hacemos si no hubiera coincidido con las observaciones de Flamsteed y cientos de astrónomos subsiguientes.
“¿A qué te dedicas, Miguel Ángel?”. “Soy profesor. De Ética. Por ejemplo, Ética del periodismo”. “Ah, pero ¿los periodistas tienen ética?”. He escuchado el mismo chiste tantas veces. Supongo que todos soportamos monotonías semejantes con nuestro trabajo: a Jordi Hurtado seguro que le han hecho mil chanzas sobre su eterna juventud. Y a fe que tiene especial mérito en su caso: no es fácil aguantar la misma broma doscientos años.
Desde luego, no por los motivos que suelen dar los filósofos para ello. Tras que la última reforma educativa redujera las horas de Filosofía en los institutos, muchos han esgrimido el arma que se supone más filosófica de todas, la argumentación racional, para defenderla. El cuadro ha resultado un tanto lúgubre.
Permítame el lector rogarle que, por unos instantes, se figure la siguiente escena. Un caminante, de no muchas luces, se topa, mientras atraviesa un frondoso bosque, con un río que debe por fuerza franquear si de llegar a su destino se trata. El hombre empero vacila, pues siente miedo de la corriente y no divisa ni aguas arriba ni aguas abajo vado alguno que le facilite el tránsito.
Tener veinte años y hacer el primer viaje a Italia. Tal era, según Josep Pla, el deseo que rogaría al diablo si este le ofreciera uno último antes de morir. Yo tenía veintiuno y no el diablo, pero sí el programa Erasmus, me concedió un curso para estudiar Filosofía en Roma (también me ofreció pasarlo en Alemania, Francia o Inglaterra, lugares todos ellos donde se parlan lenguas bien apreciables…
Si a uno le gusta mucho debatir (levanto la mano), y por tanto lo hace a veces con gente de ideas más izquierdosas, pero también más derechosas que uno mismo (mantengo la mano levantada), es probable que haya notado cierto fenómeno. Es mucho más frecuente que tu contrincante izquierdista se aparte del tema concreto de debate
Hace días, el actual Gobierno socialista del Reino de España advirtió de una de sus intenciones en educación: instaurar una nueva asignatura “de valores cívicos y éticos”.
Miguel Ángel Quintana Paz reflexiona acerca de la estrategia comunicacional del equipo de Pedro Sánchez que ha sido tan cuestionada en los últimos días.
Miguel Ángel Quintana Paz reflexiona acerca de la estrategia comunicacional del equipo de Pedro Sánchez que ha sido tan cuestionada en los últimos días.
Un amigo me avisó enseguida del artículo de Quintana Paz, por si quería rebatirlo. Se titulaba: “¿Por qué se acelera la decadencia de la Iglesia católica en España?”, así que afilé mis armas ultramontanas. Pero cometí un error fatal, de principiante. Leí el artículo. De modo que ahora, en vez de contradecirlo, lo voy a continuar.
Hay un pasaje de los Ensayos de Michel de Montaigne en que el gran francés se hace eco de un dilema ético (y cristiano) bien peliagudo. Imaginemos, dice nuestro filósofo, que se constriñera a un hombre bueno a optar entre realizar cierto esfuerzo o cometer una maldad. En principio, la tesitura no resultaría demasiado ardua: si es de veras persona bondadosa, no le importará arrostrar ciertas dificultades por mor del bien. Ahora bien, añade Montaigne, la cosa empieza a intrincarse cuando se le da a elegir a ese justo varón entre dos actos malvados. Ahí sí que (cedo la palabra a los Ensayos) “se le coloca ante una espinosa elección. Como le sucedió a Orígenes, a quien pusieron en la alternativa de, o bien adorar un falso ídolo, o bien gozar carnalmente de un horrible etíope que le presentaron. Al parecer, Orígenes optó por lo primero; y obró mal al hacer así, según algunos autores” (como Nicéforo Calixto).
Imaginemos a un conductor que un buen día, tras haberse trasegado varias copas de queimada, se lanza a conducir por una carretera llena de curvas, en medio de las cuales empieza a charlotear por el móvil sin manos libres, mientras duplica con su velocidad el límite legal.
Al igual que sucede con el fútbol o con los mormones, es desatinado hablar del feminismo como si formara una colección coherente de ideas, o de personas. De hecho, no resulta insólito que algunas feministas se opongan virulentamente a otras. Como también les ocurre a los hinchas del Atleti contra los del Real Madrid, o entre unas y otras iglesias mormonas.
Hoy escribiré sobre un niño. Es algo que durante siglos y siglos resultó inusitado: cuesta encontrar en la Antigüedad clásica referencias literarias a los más pequeños. Si te ponías a escribir unas letras, las dedicabas a los dioses, o a hombres egregios cuyas hazañas merecieran ser rememoradas. Un crío es poca cosa.
Los bilbaínos que acudieron a una conferencia de título, en principio, poco atractivo (“La pedagogía social como programa político”), pero impartida nada menos que por el filósofo José Ortega y Gasset, tuvieron allá por 1910 el privilegio de escuchar en primicia una frase que se acabaría convirtiendo en todo un lema para nuestro país. Se trata del célebre “España es el problema y Europa la solución”: una idea que al regeneracionismo de inicios de siglo apasionó, la II República ambicionó, los antifranquistas contemplaron con esperanza y nuestra democracia actual ha elevado casi al rango de dogma.
Es difícil hacer predicciones; especialmente sobre el futuro, como afirmara un viejo chiste danés. Pero quizá figura esta entre las menos complicadas: según pase el tiempo, nuestros conocimientos científicos serán cada vez más amplios y nuestras capacidades tecnológicas mayores. También parece que el nivel educativo de la humanidad sigue y seguirá aumentando (desde el porcentaje de alfabetizados al de universitarios).
De entre los variopintos bichitos que pululan por internet, últimamente los troles concitan atención especial. Se trata de una especie que nos acompaña casi desde los orígenes de la Red: ya en el Usenet de los años 80 (la abuela de las redes sociales actuales) proliferaron, empeñados en soltar asertos ofensivos para desquiciar debates y enfurecer a debatientes. Hoy su genética ha evolucionado y son capaces de acosar, injuriar, amenazar, doxear y calumniar a todo el que se cruce con ellos en la selva internáutica.
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