«Las dictaduras, desengáñense los cándidos, jamás han caído solo con encendidas consignas y presión en las calles».
«A los chavistas del otro lado del Atlántico se les suele considerar muy erróneamente como el último subproducto, si bien algo folclórico, verborreico y tardío, de la vieja tradición intelectual marxista europea»
El socialismo ha avanzado en Venezuela hasta alcanzar la cima de todas sus conquistas: una dictadura corrupta que sobrevive porque somete a su sociedad a un estricto régimen de hambre y terror.
Pedro Sánchez se queja de que PP y Ciudadanos no apoyan las políticas de Estado, pero tendría que preguntarse el presidente si sabe qué es política de Estado. Socialistas y populares, de siempre, han llegado a acuerdos en política de Defensa y de lucha contra el terrorismo, y cuando surgió el desafío independentistas también se pusieron de acuerdo para aplicar el 155, aunque a Rajoy le costó dios y ayuda que lo aceptara Sánchez … pero mucho más le costó que lo aceptara Albert Rivera.
“El que ve el pasado como algo sin sorpresas está condenado a tener un futuro lleno de sorpresas”. La frase es del psicólogo israelí Amos Tversky. Junto a Daniel Kahneman, este estudioso nos ayudó a comprender mejor los sesgos coginitivos del pensamiento. Todos somos propensos a caer en este tipo de trampas. Y es que sobreestimamos nuestra propia capacidad para interpretar la realidad. Entre otras muchas cuestiones, las investigaciones de estos dos sabios nos mostraron que los analistas, ya sean estos historiadores, politólogos o comentaristas deportivos, suelen tomar los datos que encajan mejor en el relato que quieren contar para dar consistencia al mismo.
Varios factores políticos amenazan la estabilidad de la Hispanoesfera, especialmente el populismo, un fenómeno global que se ha propagado con fuerza por el mundo hispano.
Los jefes de la diplomacia de los países de la UE han respondido al estallido popular en Venezuela jugueteando con el lenguaje. Así, lo que en puridad es una revuelta les ha merecido el melifluo calificativo de “crisis institucional”, según la retórica inane (pleonasmo) con que Europa tiende a sellar su mala conciencia. En un vertiginoso eslalon por el lado soleado de la historia, Borrell ha llamado a un debate rápido (oxímoron), al consenso y a la unidad de acción, todo en aras de una salida pacífica al conflicto.
Durante mucho tiempo nombrar Venezuela ha significado la asociación automática con el PP y Cs. Es decir, hacerle el juego a la derecha. Y en nuestro país no hay nada más temible a que te vinculen con ella. Como afirmaba Rufián sobre Juan Guaidó en Twitter, se elige quiénes son los buenos y los malos en función de quiénes están a su lado. ¿Qué importa la honestidad intelectual?
Las próximas horas serán claves e inclinarán la balanza hacia el cambio pacífico o el conflicto violento. Así pues, es estruendosamente bochornoso el silencio del gobierno español de ayer.