Es imposible «mantener un precio artificialmente bajo» de las gasolinas, cuando el 70% del combustible es consumido por los sectores de mayores ingresos, dijo Miguel Messmacher, subsecretario de Hacienda, en respuesta a las crecientes manifestaciones de lo ciudadanos. Después de asegurar que el Gobierno no dará marcha atrás, precisó que «de hecho, ya entraron en vigor ayer las medidas». «El incremento no se debe a un ajuste en impuestos, se debe realmente a un ajuste en los costos vinculados al precio internacional del petróleo», informó Messmacher a los corresponsales extranjeros.
La subida de los carburantes, del 20,1% para las gasolinas y del 16,5% para el diésel, entró en vigor el lunes como parte de una política de liberalización de precios en el marco de la reforma energética anunciado en 2015 por el presidente Enrique Peña Nieto, con la promesa de que bajarían los combustibles.
Además de los ciudadanos, que se echaron a las calles, los empresarios de la Confederación Patronal Mexicana (Coparmex) también criticaron el aumento por considerarlo «desproporcionado» y porque, añadieron, «atenta directamente contra la economía de los consumidores». Este aumento, el mayor en muchos años, ha desatado protestas en la capital y en numerosas localidades de todo el país. «Estas cosas siempre generan malestar, es muy comprensible y tenemos que salir a explicar porqué se está haciendo. Nos queda claro que es una medida impopular», reconoció Messmacher.