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Las ondas gravitacionales, el descubrimiento del año 2016

Las ondas gravitacionales, el descubrimiento del año 2016

“Fue una elección bastante fácil. Hubo muchos avances importantes este año, pero la observación de las ondas gravitacionales confirma una predicción centenaria del propio Albert Einstein“, explica Adrian Cho, de la revista Science, a la agencia Efe. Einstein consideraba que los objetos con gran cantidad de masa podrían, al girar, deformar el espacio-tiempo y provocar vibraciones. Además, creía que estas vibraciones serían demasiado minúsculas para ser detectadas, pero esto fue refutado por el LIGO. “La gravedad es tan débil que la radiación gravitacional parecía casi imposible de detectar. Y aun así lo lograron. Como físico, para mí eso es un profundo logro”, añade Cho.
Para lograr este descubrimiento, los científicos utilizaron dos detectores masivos que incluían espejos entre los que rebotaba un láser. Cuatro meses más tarde de la primera observación de las ondas gravitacionales, los científicos volvieron a detectar este fenómeno, aunque esta vez fue mucho más débil.

Científicos investigan cómo copiar al ajolote, un animal capaz de regenerar sus propios órganos

Científicos investigan cómo copiar al ajolote, un animal capaz de regenerar sus propios órganos

El estudio, llevado a cabo por científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y dirigido por Manuel Serrano, busca reprogramar células adultas para que consigan reparar tejidos dañados sin ser extraídas del cuerpo, tal y como sucede en el organismo del ajolote. En una entrevista para El País, Serrano explica que el trabajo trata sobre la reprogramación in vivo usando los genes de Yamanaka, un científico japonés que recibió el premio Nobel en 2012 por descubrir cómo devolver las células humanas al estado primigenio de células madre. «Si las células saben reprogramarse in vitro es porque también lo hacen en cierto modo in vivo», comenta el científico. Aunque la investigación aún se encuentra en su inicios, el objetivo es que las conclusiones consigan crear nuevos medicamentos y tratamientos que imiten el funcionamiento de este curioso animal capaz de «curarse» a sí mismo mediante la regeneración.

Lisboa podría convertirse en un desierto en menos de 100 años

Lisboa podría convertirse en un desierto en menos de 100 años

Los expertos creen que conseguir esta meta es altamente improbable, a pesar de que es lo que se firmó en el acuerdo de la Cumbre de París en 2015. Sin embargo, si conseguimos evitar que las temperaturas crezcan más de dos grados, el crecimiento del desierto se restringiría al norte de África y al sur de España. Esto supondría cambios en la fauna y flora de las áreas afectadas. En cuanto a los seres humanos, probablemente se adaptarían a esta nueva situación, aunque puede ser que la transformación provoque una migración en masa.

Los encargados de este estudio son los investigadores Joel Guiot y Wolfgang Crame, del Centro Nacional para la Investigación de Francia, que han utilizado para llevarlo a cabo modelos climáticos que pueden reconstruir 10.000 años de cambios en los ecosistemas.

El aumento de las temperaturas de la Tierra traerá peores consecuencias que las esperadas

El aumento de las temperaturas de la Tierra traerá peores consecuencias que las esperadas

Investigadores de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, han concluido tras varios estudios que la mayoría de los modelos que tratan de predecir el aumento de las temperaturas inducido por la actividad humana no saben que «la cantidad de dióxido de carbono concentrado podría causar que las nubes se disipen en las zonas cálidas de la Tierra, por lo que los océanos se calentarán mucho más rápido y generarán problemas mayores como el deshielo y la pérdida progresiva de la fauna», han expuesto.

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