Aunque los medios de comunicación han pasado de puntillas, me ha llamado la atención el bochornoso asunto de la entrega de premios de la Fundación Princesa de Girona la semana pasada. En un ambiente de notable clandestinidad, el Jefe del Estado tuvo que trasladarse a un hotel, en principio, para evitar las protestas de los independentistas. En realidad, el problema era otro: el Ayuntamiento de Gerona había negado a la Fundación cualquier edificio municipal para realizar el evento y, en última instancia, había nombrado a Felipe VI persona non grata como consecuencia de su discurso del 3 de octubre del año pasado, en su papel de defensor de la Constitución.