Alfonso Grau, 'exnúmero dos' de Rita Barberá, ocultó en EEUU una mordida de casi un millón
Grau, de 83 años, ha sido condenado recientemente por la Audiencia de Valencia a cuatro años y medio de prisión por malversación
Grau, de 83 años, ha sido condenado recientemente por la Audiencia de Valencia a cuatro años y medio de prisión por malversación
La Audiencia de Valencia ha condenado al antiguo ‘número dos’ de Rita Barberá a cuatro años y medio de cárcel
«La UCO bautizó la investigación como ‘Operación Erial’. Así la ginebra y el güisqui corrían por los copones»
Feliciana Bondía ha criticado el lema ‘me gusta la fruta’ acuñado por la presidenta de Madrid para criticar a Sánchez
El filme, que actualmente está en las primeras etapas de desarrollo, entrará en fase de producción durante 2024
La ‘número dos’ de Igualdad dice estar «cansada» de que se castiguen un tipo de cuerpos y otros no
Los socialistas y Compromís rechazan la iniciativa al ser un momento «inoportuno»
Compromís y PSPV dicen que «no es el momento adecuado» y piden esperar a que «se resuelvan los problemas judiciales»
El Pleno aprueba la medida, que aún necesita que el expediente correspondiente se cierre
Además, el Puente de las Flores llevará el nombre de la exregidora
«Es posible que estemos al inicio de la reconstrucción de un pilar del bipartidismo, el PP. Queda por ver qué hace el PSOE en el post-sanchismo»
Pilar Lima ha afirmado que es la segunda lesbiana que se presenta a la alcaldía de Valencia tras la exregidora de la que ha dicho que «era bien mala»
«El feminismo que ha institucionalizado este Gobierno intenta convencer a las mujeres de que sus demandas no tienen cabida en el Estado liberal y democrático»
El juez requiere al exvicealcalde de València que preste una fianza de 2,2 millones por posibles responsabilidades pecunarias
«Mónica Oltra está probando ahora el jarabe democrático que le administraba a Rita Barberá»
«Parece que cuando el Gobierno se ocupa de estas cuestiones lo hace para ocultar que no se está ocupando de otras», ha afirmado el regidor madrileño
El tribunal sostiene que no hay indicios que justifiquen el procesamiento y ve contradicciones en el relato del instructor
José María Corbín y su socio Diego Elum fueron detenidos el pasado martes en el marco de la operación Azud
La Guardia Civil está practicando registros en inmuebles y despachos vinculados a José María Corbín, cuñado de la fallecida exalcaldesa de la ciudad Rita Barberá
Benito Pérez Galdós, “El Garbancero” para sus enemigos debido a su prosa descuidada, recuerda el incidente del “sombrerazo” que protagonizó Cánovas del Castillo en una de las primeras Cortes de la Restauración. En diciembre de 1879, el político malagueño decidió abandonar el hemiciclo ante los rumores de cesarismo y las quejas por preferir el Senado a las Cortes.
Es cierto que la sombra de la corrupción le acechaba desde hacía tiempo. Lejos quedaban ya sus años de esplendor al frente del ayuntamiento de Valencia, consistorio que le fue arrebatado 24 años después por la izquierda en las últimas elecciones. Desde entonces, la ex alcaldesa se prodigaba poco, ni siquiera por el Senado, donde ocupaba un escaño en el grupo mixto tras ser expulsada del PP. El revés de su partido y su imputación en el caso Imelsa habían sumido a Barberá en una profunda depresión, contaron sus más allegados días después de su fallecimiento. Antes de morir, la ex regidora valenciana negó ante el juez cualquier responsabilidad en el supuesto entramado de blanqueo de dinero cometido por su grupo municipal, que consistía en hacer donativos de 1.000 euros para luego devolver al ‘donante’ dos billetes de 500 euros. Barberá se limitó a reconocer que entregó 1.000 euros al partido en concepto de donación pero que nunca le fueron devueltos en dos billetes de 500 euros. Debido a su fallecimiento, el Tribunal Supremo ha dictado un auto de extinción de la responsabilidad penal de Rita Barberá. De este modo, la pieza abierta en el Supremo en relación con el caso Imelsa, que afectaba únicamente a la persona aforada, se extingue. Ahora será la investigación que se sigue en Valencia por el caso Imelsa la única que se desarrolle en relación con el llamado «pitufeo».
El ex presidente del Gobierno, que desde hace tiempo ha mantenido importantes divergencias con el actual presidente del Gobierno Mariano Rajoy, a quien él mismo nombró para sucederle al frente del PP, explica que su decisión tiene que ver con la reciente desviculación de la Fundación FAES con el PP, entidad que preside Aznar.
«Esta decisión, junto a otras consideraciones que alargarían innecesariamente estas líneas, significa, también, mi no participación en el próximo congreso del Partido Popular», dice para después anunciar que, por primera vez desde 1979, no va a acudir al próximo congreso del PP previsto para primeros del 2017.»En conclusión, después de haber sido durante 8 años Presidente del Gobierno de España; durante 14 años Presidente Nacional del Partido Popular y durante otros tanto su Presidente de Honor, mantengo mi condición de militante del Partido Popular, adquirida hace casi ya 38 años».Aznar desea lo mejor a Rajoy «en estos momentos «tan importantes y difíciles».
El ex presidente ha sido una de las personas más críticas con Rajoy y con algunas de sus decisiones, que ha manifestado en público creando tensiones y malestar dentro del PP. Entre las últimas declaraciones del ya ex presidente honorífico destaca el reproche a la dirección del partido tras la muerte de la ex alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. «Lamento que haya muerto habiendo sido excluida del partido al que dedicó su vida».
¿Quién dijo que la vida fuera justa? Esta pregunta retórica no sólo dibuja una triste realidad que casi siempre concluye toda discusión en el ámbito del cuñadismo de bar, sino que encierra una gran verdad que acecha a los seres humanos. Una verdad que nos persigue desde la más tierna infancia porque la podemos percibir desde que alumbramos consciencia de nuestras diferencias, aleatoriamente designadas por la naturaleza, por el destino, o quizá por la caprichosa indiferencia del más allá.
La ex alcaldesa de Valencia se sentó en el banquillo el día 21 por un presunto ingreso de 1.000 euros al Partido Popular, que, supuestamente, le habría reintegrado el importe con dos billetes de 500. Pitufeo, le llaman. Antes, había sido repudiada por algunos de sus compañeros de partido, insultada por sus adversarios y ultrajada por la mayoría de los medios de comunicación. ¡Qué digo, mayoría, si no hubo diario ni radio ni televisión que se abstuviera de tratarla como a una leprosa! Barberá murió de un infarto el día 23, y yo me pregunto por la posibilidad de achacar la muerte a su calvario, al escrache general al que estaba siendo siendo sometida desde hacía meses.
Hubo un tiempo en que las mujeres del PP llevaban orgullosamente esa prenda camaleónica que es el traje chaqueta (bien hecho y con falda, a lo Coco Chanel) y con sus azules, verdes, ciruelas y granates ponían pinceladas de color en una vida política repleta de corbatas uniformadas. Luisa Fernanda Rudi, Celia Villalobos, Loyola de Palacio, Teófila Martínez, Mercedes de la Merced, Soledad Becerril, Rita Barbera, Isabel Tocino… Esta última era, a mi parecer, la que marcaba el paso. Hoy sólo está a su altura María Dolores de Cospedal. Ni Cristina Cifuentes –me parece-, ni Ana Pastor, ni Fátima Báñez, ni –sin duda- Soraya, tienen la impertinencia estética necesaria para lucir sin complejos un traje chaqueta. Andrea Levy, que quizás sí la tenga, aún tiene que madurar un poco el porte.
El debate filosófico que siguió a la conquista de América giró en torno a si los enemigos (reales o imaginarios) tenían “alma”. Hace unos días, hablando sobre Colombia, un compañero me dijo que, al ver determinadas actitudes y discursos, era como si cinco siglos después algunos aún se replantearan la pregunta en relación a rivales políticos. Tras mis años en América Latina, siempre he prestado atención especial, en la vida y en el arte, al perdón y a cómo la soledad ontológica del ser humano ante el hecho de la muerte lima aristas y nos reúne.
El título podría asemejarse a las disertaciones académicas de los congresos universitarios, pero esa sería la última pretensión. Ya se sabe, parafraseando el soneto de Góngora: en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en academicismo. Aunque viniesen de aquellos polvos, el discurso de Unidos Podemos carece del lodo de la academia. En él persiste un tono más publicitario que teórico, más de propaganda que de revista científica. El último ejemplo: el trato con que han tomado la repentina muerte de Rita Barberá.
Conserva el Congreso, en pie, una solemnidad que yo daba por perdida. Ese levantarse de sus señorías es el único acuerdo unánime que queda ya en San Jerónimo. Algo que no tiene que ver con la política, sino con la educación. Casi tanto como el aplauso del 78 del otro día ante el esperpento de Rufián. Ayer los diputados de Unidos Podemos corrieron con el circo al pasillo antes que guardar tan sólo un minuto de silencio… por Rita Barberá.
En mayo de 2015, unos días antes de que se celebrasen las elecciones municipales y autonómicas en España, Emilio Lledó deseaba que aquel domingo regresara por fin la decencia. Recomendaba votar contra el engaño y la falsedad, como venganza contra los prepotentes. Se refería a la política como una tarea “para hombres decentes”, tirando de Aristóteles, y lamentaba que “lo que debería ser la política se ha transformado en estupidez y chulería nauseabunda”.
Especialmente afectado se ha mostrado el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien ha declarado a la salida de la sesión de control que estaba “enormemente apenado». «Se hace muy duro esto”, ha añadido. Entre los más duros, el ministro de Justicia, Miguel Catalá, quien ha dicho que “cada uno tendrá sobre su conciencia las barbaridades que haya dicho sobre Barberá» y su presunta participación en una trama de corrupción por la que estaba siendo investigada y había tenido que declarar ante el Supremo esta misma semana. Muy afectada también Celia Villalobos, que tras criticar a Podemos ha dicho: «Ya se acabó, Rita no va a poder demostrar que fue inocente». Mientras que el vicesecretario general del PP, Fernando Fernández Maíllo, ha comentado que «es un día complicado» y ha criticado «a aquellos a los que no han tenido la dignidad de guardar un minuto de silencio, porque antes que políticos somos personas y lamento que algunos no lo entiendan pero creo que Podemos deberá reflexionar por su actitud miserable».
Desde el PSOE, diputados como Eduardo Madina han comentado que «un minuto de silencio no es un homenaje a la trayectoria política de nadie sino un gesto de respeto hacia la persona fallecida y su familia». Más crítico ha sido José María Barreda, también del PSOE, quien ha dicho que «la actitud de Podemos es la deshumanización de la política; no participar en un minuto de silencio, que es expresar el respeto hacia la persona, la familia y sus compañeros, es un comportamiento innecesario. Políticamente (Rita) no me parece que haya hecho una buena gestión, pero eso es otra cosa». Incluso Compromís, partido valenciano que ha sido muy crítico con Rita Barberá, guardó el minuto de silencio. «Por respeto a esa persona decidimos hacer ese minuto de silencio. No entendemos que fuera una reivindicación de la figura política, sino una muestra de respeto», ha dicho su portavoz, Joan Baldoví.
Qué tendrá la muerte, qué habrá al final del camino, que todo es blanco y prescribe. La muerte de Barberá, así de mañana, en frío, nos ha sido un jarro de realidad que ha dejado en mera travesura y anécdota las trapisonadas presuntas y cantadas de toda una época y de todo un consistorio y toda una genealogía. Porque Barberá siempre ha estado ahí, con sus ‘jefadas’ y con sus cosas. Siempre en el televisor y en la portada, como un elemento de eso que llaman rutina periodística.
Los rostros desencajados de Esperanza Aguirre y Rita Barberá la noche del 24M me recordaron a la Norma Desmond de Sunset Boulevard.
A Rita, la famosa y sin par Rita Barberá, la echan de la alcaldía de Valencia. Prepotente, populista, marrullera, amiga de poderosos, se ha quedado sin alcaldía.
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