Alvar González-Palacios o la fascinación de la elegancia
Uno de los historiadores de las artes decorativas de referencia dibuja en ‘Sólo sombras’ perfiles de moradores de la grandeza: desde los Médici a Hemingway
Uno de los historiadores de las artes decorativas de referencia dibuja en ‘Sólo sombras’ perfiles de moradores de la grandeza: desde los Médici a Hemingway
Cuando estamos iluminados ejercemos una fuerza mayor que cuando estamos a oscuras
Él era hombre. Yo soy mujer. Él vivía en Barcelona, yo vivo en Madrid. A él le apasionaba la ciencia desde niño. A mí me aburría mortalmente. Él estudió física fundamental. Yo me fui por las letras, pero nada de fundamento, no, periodismo, lo más light del mundo. Él leía vorazmente. Yo me negaba a leer. Él llegaba tarde a todas partes, pero cuando digo tarde, es un par de horas tarde, tres horas tarde, cuatro horas tarde, dos días tarde, si es que era capaz de llegar.
Tenemos la fórmula infalible para disfrutar de una jornada de playa junto a tu perro.
Pedir un café en Málaga es sin duda una experiencia única. Nueve son las maneras diferentes de poder hacerlo y todas ellas están relacionadas con la cantidad de café que se desea. Pedir ‘una nube’ o ‘una sombra’ es algo que no se entiende fuera de Malaka, como denominaron los fenicios a esta ciudad. En 1954, Don José Prado Crespo, Pepe para los amigos, dueño, por aquel entonces, del famoso Café Central, situado en la Plaza de la Constitución, cansado de malgastar el café y de preguntar una y otra vez a los clientes cómo querían esta bebida, se decidió a crear un cartel que recogiera los diferentes tipos de cafés que se podían pedir, y así es como a día de hoy, los malagueños pueden solicitar el café en cualquier establecimiento.
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